Llevo años intentando entender que pasa con el cerebro en el parto. Mejor dicho: los cerebros. El de la madre y el del bebé. Me impactó mucho ver
este vídeo de la primera Resonancia Magnética realizada intraparto. Aunque el estudio en si me parezca una barbaridad (meter a una parturienta en una máquina de resonancia magnética nuclear) creo que tiene cierta utilidad para visualizar algo que tradicionalmente ha pasado desapercibido: la enorme plasticidad del cerebro conforme desciende por el canal del parto, la intensidad de la fuerza a la que está sometido, la cantidad de fenómenos eléctricos y neuroquímicos que probablemente estén pasando en y durante el parto.
No sólo eso, además está el cerebro de la madre. Conforme hemos investigado más me ha sorprendido constatar que el parto es un evento neurohormonal, único, con un diálogo constante entre dos cerebros, el de la madre y el del bebé. Casi no sabemos nada sobre todo lo que acontece ahí en ese momento absolutamente irrepetible, ni de las consecuencias que puede tener cualquier manipulación.
Ahora, acabamos de publicar el trabajo que hemos hecho conjuntamente con Luis Miguel Garcia Segura y Angeles Arévalo del Instituto Cajal del CSIC en la prestigiosa revista Frontiers in Neuroendocrinology (¡factor de impacto a 5 años>10!). Algo así como mi segunda tesis doctoral, que sintetiza nuestra investigación de los últimos cinco años en torno al nacimiento.
Verlo ahí me emociona más de lo que puedo expresar, y confío que llegue a muchos lugares, ha sido un graníisimo esfuerzo que ahora toca celebrar. En cierto modo es el trabajo que me hubiera gustado leer cuando empecé a interesarme por el tema, hace ya unos cuantos años. Ojalá sirva para concienciar a los profesionales de la atención al parto en la importancia de extremar los cuidados y de intervenir lo mínimo.
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