UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 16 Jun 2014 10:23 AM PDT
Una obra importante fue su autobiografía titulada Recuerdos de mi vida organizada en dos tomos. Reglas y consejos sobre la investigación biológica (1899) es un manual pedagógico para los que quieren dedicar su vida a la ciencia, incluyendo consejos sobre cómo elegir esposa. El punto de partida fue su discurso de ingreso en la Real Academia de Ciencias en 1897 y se nota el impacto causado por la pérdida de Cuba el año siguiente, un lugar donde Cajal había pasado un período crucial de su vida y la preocupación por el retraso científico que sufría España. Charlas de café (1922) es un recorrido personal de opiniones y observaciones descrito por el propio Cajal como "una colección de fantasías, divagaciones, comentarios y juicios, ora serios, ora jocosos, provocados […] por la candente y estimulante atmósfera del café", un conjunto de ideas y anécdotas seleccionadas en décadas de tertulias, cafés y casinos. Pero don Santiago tiene una interesantísima obra como escritor de divulgación científica o como él lo llamaba de "popularización histológica", una labor con la que Cajal educa y comparte su pasión por el conocimiento, por la estructura microscópica de los seres vivos y por el mundo natural. En estos tiempos nuestros, donde pocos periódicos tienen páginas dedicadas a la ciencia o donde algunos responsables de las parrillas parecen pensar que un programa de televisión sobre biología solo puede ser un león comiéndose una gacela, que alguien como Cajal entendiera y practicara la divulgación científica debería ser un mensaje para la comunidad universitaria, la población educada y los responsables culturales y un mensaje de ánimo para ese grupo de autores, instituciones y lectores que valoran que la ciencia es cultura y consideran como Santiago Ramón y Cajal que la divulgación no se opone a la investigación sino que la apoya y complementa. Las maravillas de la Histología (1883) son un conjunto de artículos que hablan "sobre el encanto inefable del mundo, casi ignoto, de células y microbios", ese universo maravilloso que se encuentra fuera del poder normal de nuestra vista, accesible tan solo con el microscopio. Ramón y Cajal habla de los batidos rítmicos de los cilios de los epitelios de la laringe y la tráquea con un estilo entre lo poético y lo cursi: "pestañas vibrátiles que, por virtud de secretos impulsos, ondean, cual campo de espigas al soplo de brisa invernal". También habla de los movimientos ameboideos de los leucocitos, la geometría de las fibras musculares esqueléticas, las células glandulares, la célula nerviosa o el espermatozoide, describiendo su movimiento en su característico estilo: "el incansable latigueo del zoospermo, corriendo desalentado hacia el óvulo, imán de sus amores." Además, Cajal no se conforma con relatar lo que él ha visto a través del ocular sino que quiere llevar al lector a experimentar, a observar él mismo esos sorprendentes fenómenos de la vida microscópica
Venid con nosotros al laboratorio del micrógrafo. Allí, sobre la platina del microscopio, desgarrad el pétalo de una flor, sin consideración a su hermosura ni a su aroma […] Examinad ahora una gota de saliva, un poco del epitelio que recubre vuestra lengua, una gota de vuestra sangre, el moho de las materias orgánicas en descomposición…
Una auténtica propuesta de "aprender haciendo".Cuentos de vacaciones es otro conjunto de relatos donde la ciencia es mostrada como la base de un mundo nuevo, como la principal herramienta de progreso, donde se integra en un ámbito extravagante y burlesco junto con aspectos sociales y humanísticos. Por poner un ejemplo, el primero de ellos es "A secreto agravio, secreta venganza" un título prestado por Calderón de la Barca. El protagonista es Max von Forschung (Forschung en alemán significa investigación) un bacteriólogo con algún parecido al sabio loco que descubre un microbio cada seis meses pero también sospecha que su joven esposa, Emma Sanderson, norteamericana, le engaña con su ayudante. Tras asegurarse de sus cuernos conectando un sismógrafo a la chaise longue donde se expansiona la joven pareja, una idea cómica y genial, el doctor Von Forschung infecta con un preparado de bacilo de la tuberculosis las etiquetas que pega el muchacho con la lengua así que además de contagiar a la pareja adúltera, consigue resultados para publicar un artículo sobre la transmisión de la enfermedad en una revista científica, una astuta maniobra académica que todos los investigadores actuales podemos comprender y aplaudir, puestos a cometer un crimen, aprovecha todo lo que puedas. Arrepentida Emma tras la muerte de su joven amante, el matrimonio se reconcilia y Max inventa la senilina, que envejece el aspecto físico y hará a su joven y bella esposa menos atractiva, consolidando su tranquilidad marital. Su obra podría ser aún mayor. En su autobiografía, Cajal cuenta que extravió un manuscrito escrito entre 1871 y 1873 con un relato de ciencia-ficción escrito e ilustrado por él.
Mayor influencia todavía ejercieron en mis gustos las novelas científicas de Julio Verne, muy en boga por entonces. Fue tanta, que, a imitación de las obras De la tierra a la luna, Cinco semanas en globo, La vuelta al mundo en ochenta días, etc., escribí voluminosa novela biológica, de carácter didáctico, en que se narraban las dramáticas peripecias de cierto viajero que, arribado, no se sabe cómo, al planeta Júpiter, topaba con animales monstruosos, diez mil veces mayores que el hombre, aunque de estructura esencialmente idéntica. En parangón con aquellos colosos de la vida, nuestro explorador tenía la talla de un microbio: era, por tanto, invisible.
Siento haber perdido este librito, porque acaso hubiese podido convertirse, a la luz de las nuevas revelaciones de la histología y bacteriología, en obra de amena vulgarización científica. Extraviose sin duda durante mis viajes de médico militar.
Es imposible no relacionar este relato con el Viaje Alucinante, la novela y guión de Isaac Asimov, que Richard Fleischer llevaría al cine en 1966 y que es una de las historias más populares de la ciencia-ficción, escrita más de ochenta años después de la obra perdida de don Santiago.Aunque la calidad de Cajal como escritor es discutible —Pío Baroja en cuyo tribunal de tesis participó Cajal abominaba de su escritura—fue elegido académico de número de la Real Academia Española en 1905, para el sillón I, pero no tomó posesión. La excusa aducida es que no tenía el tiempo necesario para preparar un buen discurso, algo difícil de creer pues pasaron casi treinta años entre su elección y su fallecimiento. Otro motivo posible es su enfado con la Academia por haber llamado "réproba" y negado el ingreso a Dª Emilia Pardo Bazán, algo que consideraba D. Santiago una tremenda injusticia pues en su opinión valía más como escritora que la mayoría de los académicos electos, un gesto de gallardía ante el machismo de la época. Para leer más:
|
You are subscribed to email updates from UniDiversidad. Observaciones y pensamientos. To stop receiving these emails, you may unsubscribe now. | Email delivery powered by Google |
Google Inc., 20 West Kinzie, Chicago IL USA 60610 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario