UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 22 Jun 2014 01:07 AM PDT
Su vida fue desgraciada a pesar del brillo de las revistas y el glamour del celuloide. De su infancia hay una escena que me sobrecoge. Su madre, Gladys Baker, tenía problemas mentales y no disponía de recursos así que dejó a la pequeña Norma Jeane con una familia de acogida, Albert e Ida Bolender de Hawthorne, California. Un día Gladys apareció en casa de los Bolender reclamando que le devolvieran a la niña. Ida, viendo el aspecto desequilibrado de la madre, se negó y entonces Gladys la sacó a empujones al jardín y entró a la carrera de nuevo en la casa cerrando la puerta tras ella. A los pocos minutos reapareció en el umbral arrastrando un macuto militar de Albert Bolender. Dentro había metido a la pequeña. Ida empezó a forcejear con ella y pudo abrir la cremallera y sacar a Norma Jeane que lloraba aterrorizada. Cuando la niña tenía siete años Gladys compró una casa y recuperó a su hija. Leer es una de las hazañas más llamativas del cerebro humano. Somos capaces de identificar una serie de trazos y transformar esas geometrías a una velocidad inaudita en ideas, emociones, memorias y pensamientos. Es algo llamativo porque leer requiere un nivel cognitivo muy profundo y al mismo tiempo es algo muy reciente en nuestra historia evolutiva, hasta hace pocos miles de años las palabras solo entraban en nuestro encéfalo a través de los oídos. Se piensa que nuestro cerebro usó capacidades ya establecidas para esa nueva tarea: así nuestro sistema visual de discriminación y reconocimiento de objetos se usó para la identificación de letras y palabras mientras que nuestra comprensión de sonidos se activó para el procesamiento fonológico de esas palabras, transfiriéndose ambas secuencias, los trazos en el soporte y las palabras como vocablos a un nivel encefálico superior donde se produce la comprensión del contenido de la lectura. El código de la lectura es complejo pues las mismas letras pueden representar sonidos diferentes en función de las letras que las rodean (las dos ces en cacería), e interviene el orden, el contexto, los signos de puntuación y muchas cosas más. Así, nuestro cerebro debe analizar la representación fonológica de letras y las combinaciones de letras y signos y tener una memoria almacenada de esas combinaciones y sus sonidos correspondientes. Parece que distintas zonas cerebrales se encargan de estas cosas, algo que se ha podido comprobar mediante el estudio de lesiones cerebrales. Hay personas que tras un traumatismo o un tumor cerebral no consiguen leer una palabra desconocida o una combinación de letras sin sentido pero sí leen las palabras de uso común. Parece que el lóbulo temporal superior se encarga de la lectura letra a letra, como hacemos cuando somos pequeños o con una palabra que nos cuesta —una fórmula química, por ejemplo— mientras que el lóbulo temporal inferior lee palabras completas de un golpe, lo que hacemos de adultos con los textos normales. Son también interesantes las diferencias entre lenguas: en el español y el alemán, hay una correspondencia muy alta entre letra y sonido, Hay tres áreas cerebrales funcionando simultánea y coordinadamente para poder leer:
Aunque se considera que leer es una habilidad que todo el mundo puede tener, hay psicólogos que piensan que leer es quizá lo más difícil que se enseña a los niños en el sistema educativo por lo que no es de extrañar que haya pequeños con dificultades . No hay un consenso total y una minoría de investigadores discuten que exista una dislexia como una discapacidad de la lectura y piensan que distintas personas tienen un nivel lector diferente dentro de un amplio rango de normalidad por lo que, según ellos, deberíamos ser más prudentes a la hora de etiquetarlo como un problema o una discapacidad. Estos investigadores piensan que la lectura se entiende mejor como un talento, un don basado en la neurobiología que no todos reciben en la misma medida. Para ellos sería comparable a la música, donde asumimos con facilidad que hay personas que cerebralmente no tienen talento para la música, decimos que no tienen —tenemos— "oído" y habría personas que no tendrían del mismo modo un talento para los sonidos del lenguaje, lo que les dificultaría conectar con el código alfabético y tener buenos resultados en la lectura. Las diferencias, por lo que se ha visto, están en la sustancia blanca, los haces de axones mielinizados que conectan distintas regiones del sistema nervioso y, en particular, distintas regiones de la corteza cerebral. Estos axones mielinizados serían los cables de conexión entre estas regiones, enviando señales eléctricas —y con ellas información— de unas zonas a otras. Si estos fascículos tienen alguna deficiencia los resultados pueden ser muy evidentes como en las parálisis o más sutiles, como parece suceder en algunas personas que tienen dificultades para leer. En este sentido, se ha visto la presencia en personas con dislexia de anomalías en los fascículos mielinizados que conectan las zonas temporales y las parietales, especialmente en el lado izquierdo y también en el cuerpo calloso, el gran haz de fibras mielinizadas que conecta ambos hemisferios. En particular, la zona más caudal del cuerpo calloso que conecta con la parte del sistema visual encargada de percibir movimientos y controlar los movimientos del ojo, un factor clave para recorrer las líneas de un texto. Estos axones presentan más pérdidas de agua en niños que tienen problemas con la lectura frente al grupo control. Finalmente recordar que hay muchos ejemplos de personas con dificultades para la lectura pero que luego tuvieron un gran éxito "cerebral" y personal, como Albert Einstein. Cuando compartía piso con otra actriz primeriza, Shelley Winters, ganadora de dos óscar, las dos hicieron una lista de los hombres que más atractivos les parecían. En la de Marilyn estaban Einstein y Arthur Miller, quien sería su tercer y último marido por lo que hay que soñar que los «empollones» habríamos tenido alguna posibilidad. Frente a esa imagen de rubia descerebrada, Marilyn no era así en realidad. Tenía una biblioteca personal de más de 400 libros que se subastaron en Christie's el 28 de octubre de 1999. La lista incluye autores lógicos de su país y su época como Tennessee Williams, Ernest Hemingway, William Styron, F. Scott Fitzgerald, Eugene O'Neill o Jack Kerouac pero también Albert Camus, John Milton, Thomas Mann, Erich Fromm, Alejandro Dumas o Fyodor Dostoievski. Hay numerosas fotografías que muestran a Marylin leyendo y fueron a lo largo de toda su vida sus fotos favoritas. Su tercer matrimonio con Arthur Miller, el intelectual más famoso de los Estados Unidos, fue una de sus épocas mejores.
Por mucho que acaricie tu cuerpo,
nunca llegaré hasta tu alma.
Aunque los que a mí me gustan
son más bien cuerpos desalmados.
En cambio yo,
no os lo vais a creer,
a veces tengo la sensación
de que soy un alma sin cuerpo.
Y otro más:
Soy hermosa por fuera,
pero horrible por dentro.
Por eso me avergüenza
mirarme en el espejo
y en los ojos de los demás.
Temo que me vean
desnuda
toda mocos y llanto.
Tal como soy.
Para leer más:
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