UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 22 Jun 2014 01:07 AM PDT
Nació como Norma Jeane Mortenson pero poco después su madre cambió el apellido al suyo, Baker, hizo de modelo bajo los nombres de Jean Norman y Mona Monroe, su idea inicial para nombre artístico fue Jean Adair, firmó en algunos hoteles como Zelda Zonk y en una clínica psiquiátrica como Faye Miller y, finalmente, en 1956 adoptó oficialmente el nombre por el que todos la conocemos, Marilyn Monroe.
Su vida fue desgraciada a pesar del brillo de las revistas y el glamour del celuloide. De su infancia hay una escena que me sobrecoge. Su madre, Gladys Baker, tenía problemas mentales y no disponía de recursos así que dejó a la pequeña Norma Jeane con una familia de acogida, Albert e Ida Bolender de Hawthorne, California. Un día Gladys apareció en casa de los Bolender reclamando que le devolvieran a la niña. Ida, viendo el aspecto desequilibrado de la madre, se negó y entonces Gladys la sacó a empujones al jardín y entró a la carrera de nuevo en la casa cerrando la puerta tras ella. A los pocos minutos reapareció en el umbral arrastrando un macuto militar de Albert Bolender. Dentro había metido a la pequeña. Ida empezó a forcejear con ella y pudo abrir la cremallera y sacar a Norma Jeane que lloraba aterrorizada. Cuando la niña tenía siete años Gladys compró una casa y recuperó a su hija. Desgraciadamente sus problemas mentales no mejoraron y Marylin en la biografía "Mi Historia" recuerda a su madre gritando y riendo cuando la llevaban por la fuerza al Hospital Psiquiátrico de Norwalk. De ahí fue pasando por distintos hogares de acogida donde fue acosada sexualmente y quizá violada por los maridos, hijos y sobrinos de las mujeres que en teoría cuidaban de ella. Se casó a los 16 años en plena II Guerra Mundial y al poco tiempo su marido se enroló en la Marina mercante y ella empezó a trabajar en una fábrica de municiones que participaba en el esfuerzo bélico. Un fotógrafo militar que fue allí a hacer unas fotos para mostrar a los soldados cómo las chicas les apoyaban trabajando le animó a inscribirse como modelo y allí inició una carrera meteórica que la llevaría a convertirse en una gran actriz y en el principal sex symbol del siglo XX. Los problemas que tuvo Marilyn a lo largo de su vida: hipersexualidad, consumo de fármacos, insomnio, dificultades en las relaciones personales, pueden tener que ver con los problemas psiquiátricos de su madre y los distintos abusos que sufrió a lo largo de su vida. Explicó en una ocasión que su artista favorito era Goya y ello porque «conozco a ese hombre muy bien, tenemos los mismos sueños. He tenido esos mismos sueños desde que era una niña», los "Caprichos"del genial pintor aragonés. Leer es una de las hazañas más llamativas del cerebro humano. Somos capaces de identificar una serie de trazos y transformar esas geometrías a una velocidad inaudita en ideas, emociones, memorias y pensamientos. Es algo llamativo porque leer requiere un nivel cognitivo muy profundo y al mismo tiempo es algo muy reciente en nuestra historia evolutiva, hasta hace pocos miles de años las palabras solo entraban en nuestro encéfalo a través de los oídos. Se piensa que nuestro cerebro usó capacidades ya establecidas para esa nueva tarea: así nuestro sistema visual de discriminación y reconocimiento de objetos se usó para la identificación de letras y palabras mientras que nuestra comprensión de sonidos se activó para el procesamiento fonológico de esas palabras, transfiriéndose ambas secuencias, los trazos en el soporte y las palabras como vocablos a un nivel encefálico superior donde se produce la comprensión del contenido de la lectura. El código de la lectura es complejo pues las mismas letras pueden representar sonidos diferentes en función de las letras que las rodean (las dos ces en cacería), e interviene el orden, el contexto, los signos de puntuación y muchas cosas más. Así, nuestro cerebro debe analizar la representación fonológica de letras y las combinaciones de letras y signos y tener una memoria almacenada de esas combinaciones y sus sonidos correspondientes. Parece que distintas zonas cerebrales se encargan de estas cosas, algo que se ha podido comprobar mediante el estudio de lesiones cerebrales. Hay personas que tras un traumatismo o un tumor cerebral no consiguen leer una palabra desconocida o una combinación de letras sin sentido pero sí leen las palabras de uso común. Parece que el lóbulo temporal superior se encarga de la lectura letra a letra, como hacemos cuando somos pequeños o con una palabra que nos cuesta —una fórmula química, por ejemplo— mientras que el lóbulo temporal inferior lee palabras completas de un golpe, lo que hacemos de adultos con los textos normales. Son también interesantes las diferencias entre lenguas: en el español y el alemán, hay una correspondencia muy alta entre letra y sonido, en el inglés es mucho más variado y una misma combinación como las palabras que terminan en –ough se pronuncia de manera totalmente diferente en diferentes palabras (tough — que suena aproximadamente, que no se quejen los filólogos y los anglófilos, taf—, dough —doʊ—, through —zru— y cough —cof)— o en chino donde no se pronuncian fonemas (unidades de sonido) sino morfemas (unidades de significado). Además, el chino es un lenguaje tonal donde el mismo fonema pronunciado en tonos distintos significa cosas diferentes. Así leer en voz alta en chino implica obligatoriamente hacer referencia a representaciones almacenadas en el cerebro sin que se puedan ir sumando los componentes de ese fonema hasta tener la palabra como hacemos los occidentales. Hay tres áreas cerebrales funcionando simultánea y coordinadamente para poder leer:
Aunque se considera que leer es una habilidad que todo el mundo puede tener, hay psicólogos que piensan que leer es quizá lo más difícil que se enseña a los niños en el sistema educativo por lo que no es de extrañar que haya pequeños con dificultades . No hay un consenso total y una minoría de investigadores discuten que exista una dislexia como una discapacidad de la lectura y piensan que distintas personas tienen un nivel lector diferente dentro de un amplio rango de normalidad por lo que, según ellos, deberíamos ser más prudentes a la hora de etiquetarlo como un problema o una discapacidad. Estos investigadores piensan que la lectura se entiende mejor como un talento, un don basado en la neurobiología que no todos reciben en la misma medida. Para ellos sería comparable a la música, donde asumimos con facilidad que hay personas que cerebralmente no tienen talento para la música, decimos que no tienen —tenemos— "oído" y habría personas que no tendrían del mismo modo un talento para los sonidos del lenguaje, lo que les dificultaría conectar con el código alfabético y tener buenos resultados en la lectura. Las diferencias, por lo que se ha visto, están en la sustancia blanca, los haces de axones mielinizados que conectan distintas regiones del sistema nervioso y, en particular, distintas regiones de la corteza cerebral. Estos axones mielinizados serían los cables de conexión entre estas regiones, enviando señales eléctricas —y con ellas información— de unas zonas a otras. Si estos fascículos tienen alguna deficiencia los resultados pueden ser muy evidentes como en las parálisis o más sutiles, como parece suceder en algunas personas que tienen dificultades para leer. En este sentido, se ha visto la presencia en personas con dislexia de anomalías en los fascículos mielinizados que conectan las zonas temporales y las parietales, especialmente en el lado izquierdo y también en el cuerpo calloso, el gran haz de fibras mielinizadas que conecta ambos hemisferios. En particular, la zona más caudal del cuerpo calloso que conecta con la parte del sistema visual encargada de percibir movimientos y controlar los movimientos del ojo, un factor clave para recorrer las líneas de un texto. Estos axones presentan más pérdidas de agua en niños que tienen problemas con la lectura frente al grupo control. Finalmente recordar que hay muchos ejemplos de personas con dificultades para la lectura pero que luego tuvieron un gran éxito "cerebral" y personal, como Albert Einstein. Cuando compartía piso con otra actriz primeriza, Shelley Winters, ganadora de dos óscar, las dos hicieron una lista de los hombres que más atractivos les parecían. En la de Marilyn estaban Einstein y Arthur Miller, quien sería su tercer y último marido por lo que hay que soñar que los «empollones» habríamos tenido alguna posibilidad. Marilyn dio categoría al personaje de la rubia tonta. En Los caballeros las prefieren rubias (1953), película dirigida por Howard Hawks, tiene una actuación memorable junto a Jane Russel, la morena que, por cierto, cobró diez veces más que ella. El mismo año rueda Cómo casarse con un millonario (1953) donde Monroe borda ese papel de rubia sexy, cazafortunas y con no muchas luces. Dos años más tarde supera esas magníficas actuaciones en La tentación vive arriba (1955) donde el genio de su director, Billy Wilder, nos dejó escenas inolvidables como el chorro de aire que le levanta la falda tras el paso del metro por debajo de un respiradero o ese otro chorro, erótico en este caso, cuando ella confiesa sin darlo importancia que para luchar contra los calores del verano neoyorquino guarda su ropa interior en la nevera. Billy Wilder también la dirigiría en Con faldas y a lo loco (1959), junto con Tony Curtis y Jack Lemmon, una de las mejores comedias cinematográficas de todos los tiempos. Dicen que Marylin tenía muchas dificultades para aprenderse los guiones y que en esta película la frase «Soy yo, Sugar» requirió ¡60! tomas por los continuos fallos de la actriz. Frente a esa imagen de rubia descerebrada, Marilyn no era así en realidad. Tenía una biblioteca personal de más de 400 libros que se subastaron en Christie's el 28 de octubre de 1999. La lista incluye autores lógicos de su país y su época como Tennessee Williams, Ernest Hemingway, William Styron, F. Scott Fitzgerald, Eugene O'Neill o Jack Kerouac pero también Albert Camus, John Milton, Thomas Mann, Erich Fromm, Alejandro Dumas o Fyodor Dostoievski. Hay numerosas fotografías que muestran a Marylin leyendo y fueron a lo largo de toda su vida sus fotos favoritas. En algunas de ellas es posible leer el título de los libros, el "Ulises" de James Joyce, "Hojas de Hierba" de Walt Whitman, el guión de "Niágara" y también poesía de Heinrich Heine. Muchas veces está tumbada, en la cama, en sofás, en la hierba. Algunas serán poses pero es evidente que le gustaba leer y también escribir. Se ha publicado recientemente Fragmentos formado por textos cortos muy personales, anotaciones en diarios, poemas, escritos en cuadernos o en notas sueltas y muestran una persona sensible, compleja, que hace un ejercicio de introspección para entender quién es ella en realidad y se pregunta por el mundo y la gente que le rodea. La imagen más inmediata al leer esos textos es la diferencia entre la persona pública, la actriz riendo a las cámaras y el ser humano, vulnerable y escondido, emocionalmente frágil que desea ser entendido. Así, los libros se convierten en unos compañeros comprensivos y tranquilos en las noches de insomnio y la poesía es un dique y un ancla frente a la tumultuosa vida emocional en la que se ve envuelta. Su tercer matrimonio con Arthur Miller, el intelectual más famoso de los Estados Unidos, fue una de sus épocas mejores. Se sentía a gusto en el círculo de amigos de él e Isak Dinessen cuenta su impresión de la ya famosa actriz en una comida organizada por el novelista Carson McCullers. Marilyn estuvo feliz, asombrando a todos con su belleza y golpes de ingenio. Dinesen, la inmortal escritora de "Memorias de África", dijo después que le recordó, por su vitalidad e inocencia, a un cachorro de león. Después, Marilyn desarrolló una amistad con Truman Capote y pudo conocer a alguno de sus autores favoritos como el poeta Carl Sandburg y el novelista Saul Bellow. Sin embargo, Miller no vivía aquellas reuniones de la misma manera. Se avergonzaba de ella y escribió en su diario que se sentía "defraudado" con ella. Ella leyó este apunte, se sintió traicionada una vez más y su ya baja autoestima se derrumbó, dos constantes en su vida. La relación de pareja se fue deteriorando, Marylin tuvo un affaire con Yves Montand mientras rodaban y finalmente Miller escribió para ella el guión de The Misfits (Vidas rebeldes) (1961), que dirigiría John Houston y que sería su última película. Marilyn murió el 5 de agosto de 1962, cuando tenía 36 años. Uno de sus poemas:
Por mucho que acaricie tu cuerpo,
nunca llegaré hasta tu alma.
Aunque los que a mí me gustan
son más bien cuerpos desalmados.
En cambio yo,
no os lo vais a creer,
a veces tengo la sensación
de que soy un alma sin cuerpo.
Y otro más:
Soy hermosa por fuera,
pero horrible por dentro.
Por eso me avergüenza
mirarme en el espejo
y en los ojos de los demás.
Temo que me vean
desnuda
toda mocos y llanto.
Tal como soy.
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