-
UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 29 Jun 2014 11:31 PM PDT
de ellas, ser esposas y madres. Dos años más tarde, el 14 de julio 1938, el gobierno fascista de Benito Mussolini publicó el Manifiesto de la Raza, una ley que declaraba que los judíos no pertenecían a la raza italiana, por lo tanto eran despojados de su nacionalidad, perdían sus derechos de ciudadanía, eran expulsados de los puestos que tuvieran en el estado, incluyendo los hospitales o la educación y se les prohibía ejercer una carrera profesional. El objetivo de su investigación era averiguar cómo las neuronas establecían conexiones durante el desarrollo para formar las complicadas redes de circuitos nerviosos y cómo los nervios llegaban hasta los músculos para inervarlos y poderlos dar instrucciones. Para seguir estos axones usó técnicas argénticas basándose en las investigaciones que habían hecho Golgi y Ramón y Cajal sobre la afinidad de las sales de plata por los elementos neurales. La entrada de Italia en la II Guerra Mundial hizo que la familia abandonase Turín para irse a una aldea donde era más difícil que la policía les pudiera seguir la pista y detener pero en 1943 la invasión de Italia por los alemanes les obligó a trasladarse a Florencia, donde vivieron ocultos hasta el final de la guerra. En todos esos traslados Rita llevaba su pequeño laboratorio y seguía trabajando. En su autobiografía dice «si no hubiese sido discriminada o no hubiera sufrido una persecución, nunca habría recibido el premio Nobel». Sus resultados sugerían que tras la excisión de los miembros, las fibras nerviosas de la médula espinal seguían avanzando buscando los músculos que tenían que inervar pero morían como resultado de la ausencia de un factor trófico que guiaba y nutría los nervios. Al poco de terminar la guerra, Viktor Hamburger, que tenía una hipótesis distinta sobre el desarrollo de la inervación neuromuscular le invitó a pasar un semestre en su laboratorio en la Universidad de Washington y hacer experimentos juntos. A comienzos de la década de 1950 empezó a trabajar con un bioquímico llamado Stanley Cohen y consiguieron aislar y describir esa molécula a la que llamaron factor de crecimiento de los nervios o nerve growth factor (NGF). El NGF abrió una nueva puerta en la investigación sobre el crecimiento de las células y el desarrollo de los nervios, también sirvió para entender algunos trastornos del desarrollo cerebral y avanzar en nuestro conocimiento de otras patologías como el cáncer o las enfermedades neurodegenerativas como la de Alzheimer. También abría la puerta a todo un nuevo arsenal de herramientas terapéuticas. En los años siguientes se encontró una gran cantidad de factores de crecimiento, tanto proteínas como hormonas esteroideas, cada uno con funciones especializadas. Por poner un ejemplo el factor de crecimiento epitelial es clave en el cáncer de mama. En los años siguientes, ayudó a crear el Istituto di Neurobiologia e Medicina Molecolare y el Istituto di Biologia Cellulare en Roma del que fue su primera directora. Tras su jubilación de la Universidad de Washington en 1977, se convirtió en profesora visitante y repartió su tiempo entre San Luis y Roma, para vivir con su hermana gemela, pintora como su madre. Era famosa por su elegancia y se diseñaba ella misma su ropa y sus joyas, Italia la nombró senadora vitalicia en 2001. Entre tanto, el NGF tenía vida propia, se vio que reducía la pérdida de células ganglionares de la retina en pacientes con glaucoma e inhibiendo su producción se producía neurodegeneración en ratones, un proceso que llevaba a la muerte neuronal y que se podía revertir añadiendo NGF exógeno. Rita Levi-Montalcini era una mujer comprometida, segura, apasionada, los estúpidos de las camisas negras que intentaron despojarla de su nacionalidad eran unos ignorantes, era italiana hasta la médula, un ejemplo de la mejor Italia. No se jubiló nunca. Cuando ya había sobrepasado los 80, fue la directora del Instituto de la Enciclopedia italiana. Puso en marcha el European Brain Research Institute, un centro de investigación sobre el cerebro cuando tenía 93. En 2009 se le hizo un homenaje en su centenario y en la cena de gala declaró «A mis 100 años tengo una mente que es superior —gracias a la experiencia– que la que tenía a los 20». A los 102, escribió un artículo sobre cómo el NGF podía regular la rotación axial. Murió a los 103 años. Sobre ese momento había comentado: «La única forma es seguir pensando, desinteresarse de uno mismo y ser indiferente a la muerte, porque la muerte no nos golpea a nosotros sino a nuestro cuerpo, y los mensajes que uno deja persisten. Cuando muera, solo morirá mi pequeñísimo cuerpo». Su autobiografía lleva el sugerente título de Elogio de la imperfección pues según ella «La imperfección —y no la perfección— es el resultado final del programa escrito en esa máquina formidablemente compleja que es el cerebro humano». Para leer más:
|
You are subscribed to email updates from UniDiversidad. Observaciones y pensamientos. To stop receiving these emails, you may unsubscribe now. | Email delivery powered by Google |
Google Inc., 20 West Kinzie, Chicago IL USA 60610 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario