martes, 2 de septiembre de 2014

Y yo que quería empezar en positivo




Jordi Martí publicó:"Nada. No hay manera. Las situaciones educativas me superan. Intentar ser positivo cuando te toca hacer tres horas de viaje para decir hola y comentar cómo ha ido el verano con tus compañeros, recibir un paquete de reuniones improductivas (que se sabe por "

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Y yo que quería empezar en positivo

by Jordi Martí
Nada. No hay manera. Las situaciones educativas me superan. Intentar ser positivo cuando te toca hacer tres horas de viaje para decir hola y comentar cómo ha ido el verano con tus compañeros, recibir un paquete de reuniones improductivas (que se sabe por experiencia de cursos anteriores) y escuchar los maravillosos programas radiofónicos de tertulianos de alto nivel (léase cargos educativos y responsables de editoriales de libros de texto), hacen imposible cualquier optimismo en algo tan bonito como es nuestro trabajo.

Odio la burocracia. Odio a los que se inventan reuniones para justificarse delante de la administración. Odio a los cenutrios que se permiten el lujo, desde poltronas con poder de decisión educativa, de defender al libro de texto como sanctasanctórum del sistema educativo. Odio a las editoriales que defienden su existencia por la necesidad de suministrar manuales de una determinada línea editorial o ideológica. Lo siento. No tengo estómago para tanto. Se puede venir relajado y con las pilas cargadas pero, no hay derecho a un bombardeo contra tus cada vez más paupérrimas neuronas en gestos y opiniones.
Me había prometido este curso verlo todo de color de rosa. Ser un hippy de lo bueno y bonito que es todo lo que hay en nuestro trabajo. De pensar en lo bien que huelen las flores, las aulas, los pupitres. La pena es que no ha colado. No ha colado ni cinco minutos después de levantarme por la mañana sabiendo de mi peregrinación hacia lo inútil.
No puedo hacer apología de lo inútil. Mi tiempo es valioso. Mi tiempo vale dinero que están pagando entre todos los contribuyentes. ¿Realmente es necesario desperdiciarlo de forma tan salvaje? ¿Realmente sirve de algo, por mucho que lo queramos vestir como "trabajo", permanecer impávido viendo pasar las horas?
Que no. Que vengo de pasar unos días en un país civilizado como Alemania donde las tiendas no estaban abiertas ni un minuto de más. Donde el trabajador no pierde el tiempo. Donde las horas de trabajo -por cierto, trabajan bastantes menos que aquí- sirven para trabajar. Que si quiero un café me lo puedo tomar en el bar de al lado y no es necesario irme a la otra punta del globo.
Me encanta volver a ver a mis compañeros de profesión pero no a costa de lo improductivo. Que la gente es más feliz trabajando desde casa o, incluso, pasando ociosa ese tiempo que se dilapida en despropósitos educativos de diferente calado.
Cuesta empezar en positivo cuando el gran problema educativo de fondo es la propia idiosincrasia de un país. Educación como reflejo de la sociedad. La sociedad de lo inútil y lo grotesco. Una sociedad donde el tiempo y las ideas se consideran un valor menor. Una sociedad con muchas cuestiones (no sólo del ámbito educativo) a cambiar.
Por cierto... feliz curso 2014-2015 :)
Jordi Martí | septiembre 1, 2014 en 2:19 pm | Categorías: EDUCACIÓN, General | URL: http://wp.me/pGAud-4B0
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