Una de las actividades más satisfactorias para el alumnado de infantil es el modelado, de la que huelga hablar de sus beneficios -en cuanto al fomento de la creatividad, de la destreza manual o de la adquisición del concepto de volumen-, y a pesar de todo, se practica poco. La falta de espacios idóneos o contar con grupos tan numerosos son algunos de los motivos de esta carencia. Nosotras, este curso, dado que tenemos niños/as de cinco años, de que disponemos de un pequeño rincón en el centro, y también porque contamos con una compañera de apoyo con la que hacemos desdoble del grupo -para así trabajar 12-13 niños/as en dos sesiones semanales en dos días sucesivos-, decidimos dedicarle un poco más de atención.
Comenzamos ya en el mes de septiembre, así en un primero intento modelamos con pasta blanca empleando la técnica del ahuecado. En esta ocasión, aprovechando las conchas que aún nos traían de la playa, quisimos hacer un recuerdo del verano. Tras el tiempo de secado -hasta que coge dureza suficiente y pierde la humedad- le dimos una capa de barniz para que así lo puedan emplear para guardar sus "tesoros".
Tras el éxito de esta primera pieza, y con la mala conciencia de no dejar total libertad creativa, volvimos a modelar pasta blanca, pero en esta ocasión con tema libre. Para nuestra sorpresa, y después de algunos frustrados intentos iniciales, los niños/as pedían nuestra ayuda o copiaban lo hecho por los compañeros. Posiblemente, en un primero momento hay que dar pautas para conocer las técnicas y luego dejar la creatividad. En cualquiera caso, todos y todas quedaron bastante contentos de sus obras, que ganaron mucha presencia con el soporte y con un toque de color.
En la tercera ocasión empleamos arcilla, así pudieron apreciar las diferencias de color, de textura y de mayor rapidez de secado. De esta vez hicimos impresiones de hojas de árboles, escribiendo su nombre con un palillo. Dejamos secar, y a lo largo de los días veían como, por efecto del secado de la arcilla y de la misma hoja, ambas se iban desprendiendo. Antes de sacarla dimos una capa de color.
En el cuarto taller, modelamos con pasta de papel –más húmeda, más caliente y más ligera-. Para apurar el secado y evitar roturas, hicimos pequeñas figuritas al estilo de las de San Andrés de Teixido, a medio camino entre animales fantásticos y elementos reales. Dado su reducido tamaño, y de cara a su exposición, las montamos sobre tableros como escenas en volumen.
Para la quinta sesión elaboramos pasta de sal, y ante el temor de que secasen o de que se fragmentaran con facilidad, decidimos hacer unos medallones en los que incrustamos granos de maíz, garbanzos, arroz, habas, lentejas o sésamo. Lo presentamos también sobre chapa a modo de collage.
En la clase de 4 años también hicimos algún trabajo como este "Souvenir do verán", con pasta de papel y elementos de la playa.
Ahora tenemos montada una exposición con las obras a fin de que pueda ser vista por los compañeros y compañeras, así como por las familias.
Puede que hasta que vuelva el calor no hagamos más modelado, pues la falta de un horno o de una zona de secado dificultaría mucho, pero dejamos pendiente la experimentación con otras pastas como por ejemplo la de arena.
Mientras tanto, aprovecharemos para darle a conocer algunas muestras de la cerámica de Galicia y de otros lugares del mundo, conocidas por su belleza, utilidad o historia.
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