UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 26 Mar 2015 04:25 AM PDT
Es algo muy común: profesionales muy bien preparados, exitosos y en buenos puestos, que dudan de su habilidad, de su capacidad, de merecer el lugar que tienen. Y a pesar de que todas las personas a su alrededor y todos los datos objetivos dicen lo contrario, piensan que son un fraude, que son menos inteligentes y menos competentes de lo que los demás les consideran, que ocupan un lugar que no es el suyo, que son unos impostores.
Las personas con este trastorno, el síndrome del impostor, piensan que han alcanzado un buen nivel profesional engañando a otros sobre su verdadera valía, su inteligencia y su capacidad. Viven con el miedo a ser descubiertos, a ser expuestos como falsarios intelectuales o laborales. Este miedo les causa estrés y ansiedad. Es también una profecía autocumplible puesto que estos sentimientos de falta de adecuación pueden hacer que no alcancen el nivel de excelencia en el desempeño de sus funciones que podrían lograr y, en cierta manera, fallen a sus compañeros o no alcancen sus expectativas. Los hombres y mujeres con síndrome del impostor tienen sentimientos y pensamientos del tipo «soy un fraude», «mis compañeros o mis profesores se van a dar cuenta de que no pertenezco a esta lugar», «entré aquí por chiripa». Esta incertidumbre puede ser un rasgo de la personalidad —es inseguro—, un efecto secundario de la formación —presión por los compañeros, ganas de agradar a un profesor y luego pensar que la nota es porque le caemos bien y no por haber hecho un buen examen— o una parte normal del desarrollo profesional —al terminar la carrera todos pensamos que no sabemos hacer nada y sea lo que sea el siguiente escalón que alcanzamos pensaremos que no lo merecemos. Hay tres grupos o tres enfoques:
El síndrome del impostor no es tan leve como pueda parecer: las personas afectadas tienen altos niveles de depresión, de ansiedad y problemas para aceptarse a sí mismos. Además, afecta a un número alto de personas: en un estudio, un 30% de los estudiantes universitarios tenían sentimientos de impostor y un 28% puntuaban en los niveles clínicos de estrés. El principal predictor para un problema de estrés entre los estudiantes de Medicina era si estaban afectados de este fenómeno. El síndrome del impostor es también un problema frecuente en aquellas situaciones laborales en las que se juntan generalistas con especialistas. Por ejemplo, un estudio se centraba en los médicos que estaban haciendo la especialidad de medicina de familia. Estos jóvenes licenciados hacen una rotación por distintos servicios hospitalarios donde todos sus colegas tienen una formación muy específica y, los de más edad, llevan años trabajando en el tema. Es muy común que se sientan impostores, que ellos no saben nada frente a aquellos compañeros que dominan su tema. Las personas afectadas de síndrome del impostar no son capaces de internalizar sus éxitos, esos logros no hacen cambiar la opinión de sí mismos y no alivian ese sentimiento de estar fuera de lugar, de no dar la talla. Al mismo tiempo pueden magnificar los fracasos y temen el éxito por la responsabilidad y visibilidad que acarrea. La presión constante por alcanzar los objetivos unido al riesgo que conlleva hace que no disfruten los éxitos. Al mismo tiempo, el miedo a ser «destapado» hace que trabajen aún más intensamente, con lo cual aumentan los éxitos, con lo cual el impostor siente que su supuesta valía aún es más exagerada. Un círculo nada virtuoso. Para medir este trastorno se ha desarrollado una encuesta, la escala de impostor de Clance, que permite valorar estos pensamientos y sentimientos y ver si alcanzan niveles patológicos. Debes puntuar estas preguntas de la siguiente manera: No es cierto en absoluto (1); raramente (2); a veces (3); a menudo (4); es muy cierto (5). Puedes hacer la encuesta en esta dirección.
Si estamos de acuerdo en que el síndrome del impostor es un problema real, que afecta de forma particular a nuestros mejores estudiantes y que su efecto puede ser dañino deberíamos pensar cómo actuar. Entre las medidas podrían estar:
Para leer más:
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