miércoles, 14 de octubre de 2015

¿Por qué no funciona NADA en el sistema educativo?




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¿Por qué no funciona NADA en el sistema educativo?

by Jordi Martí
Cada vez lo tengo más claro... el sistema educativo no ha mejorado en los últimos años. Ni antes era tan bueno ni perverso como algunos se piensan, ni ahora tan excelso o malo como algunos se piensan. No es cuestión de leyes educativas, metodologías más o menos "innovadoras" o, quizás, ni tan sólo sea cuestión del propio sistema educativo. Lamentablemente, el cambio por mucho que algunos vislumbren luz a final del túnel, ni se ve ni se siente. No hay cambio por usar tecnología molona, no hay cambio por un par de francotiradores usando ABP, Flipped Classroom, gamificación o, cualquier otra palabreja tan en boga hoy en día en el vodevil educativo. No hay cambio real porque, en definitiva, las individualidades en un colectivo de cientos de miles de docentes, alumnos y padres, hace el mismo efecto que una gota de aceite en un río caudaloso: flota pero, al final, el río sigue corriendo inalterable hacia la misma dirección de siempre.
He probado la mayoría de metodologías habidas y por haber. He experimentado con mis alumnos modelos más o menos flexibles. He intentado dinamitar modelos que, a mi entender no funcionaban, por otros que, supuestamente, parecían ser la solución a todos los problemas y, al final, una pincelada mínima sobre un sistema educativo del que formo parte y cada vez pinto menos. Bueno, pintar siempre se pinta algo pero, más allá de las acciones u omisiones realizadas individualmente y alguna cosilla en pequeño comité... poco.
No creo tampoco -y cada vez menos conociendo algunos percales- en esos centros que venden cosas maravillosas, usos de la tecnología en diferentes grados y, cómo no, proyectos globalizados en los que siempre pringan los últimos docentes en llegar y que, por determinados motivos, son muy cuestionados por los alumnos a los que se mete en dichos berenjenales. A veces, cuando hablas con alumnos que estudian en esos centros donde se han eliminado las paredes, las asignaturas y cualquier atisbo de "lo que se hacía antes", te encuentras con una gran crítica hacia dichos modelos. Sí, a los alumnos tampoco les va un cambio que, en demasiadas ocasiones, es más de luces mediáticas y obviar lo que sucede tras las bambalinas.
Creo que hay mucho docente haciendo individualmente bien las cosas. También estoy convencido de que el buen alumno va a seguir siendo bueno con independencia del método educativo elegido, que el alumno no tan bueno va a adquirir el mismo aprendizaje en clases de un tipo o de otro e, incluso, tengo el pálpito (bueno, porque mentir ya que es lo que observo desde hace años) de que el alumno que se excluía antes a los catorce va a ser excluído ahora a los dieciséis. Sí, salvo excepciones excepcionales que también se daban antes, no hay nada que valide uno u otro sistema educativo o articulado legislativo. Podemos venderlo como queramos pero, por desgracia, no funciona NADA de lo que estamos haciendo para obtener resultados de forma global. Sí, podemos alegar siempre que es falta de tiempo para obtener los frutos de cualquier cambio pero, cuando lo que se vende como novedad e innovación son prácticas decimonónicas rebautizadas que se abolieron en su momento o falsas equidades que no coinciden con las realidades sociales, es que hay mucho a hacer para conseguir ese cambio tan necesario. Cambiar no es cuestión de siglas, ni tan sólo de personas que van haciendo de las suyas buscándose la vida e intentándose adaptar a la realidad de aula que les toca. Cambiar el sistema educativo pasa, a pesar de que muchos crean que no es así, por un cambio social y, curiosamente, el cambio social no lo va a traer un cambio del sistema educativo, porque todos sabemos que el sistema educativo se adapta al contexto social en el que se genera.
No es una reflexión pesimista. Más bien al contrario. Hay muchas personas en la actualidad hablando y haciendo cosas fantásticas en nuestras aulas. Hay padres que se implican. Hay algunos políticos que, por suerte, han empezado a tratar un poco mejor al sistema educativo pero, lo anterior no es óbice para tener que replantearse dónde están las prioridades para la mejora educativa y si realmente estamos haciendo algo significativo para el futuro de nuestra sociedad. Y ahí radica la cuestión.



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