Jordi Martí publicó:"En este caso no tengo claro quién se halla detrás de las sesenta y nueve (sí, son sesenta y nueve) hojas publicadas bajo el título "Hacia un nuevo modelo de profesionalidad docente para el siglo XXI". Después de nuestro inclito Marina con su propuesta de "
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En este caso no tengo claro quién se halla detrás de las sesenta y nueve (sí, son sesenta y nueve) hojas publicadas bajo el título " Hacia un nuevo modelo de profesionalidad docente para el siglo XXI". Después de nuestro inclito Marina con su propuesta de Libro Blanco, el PSOE ha decidido hacer un adelantamiento por la derecha para publicar su idea acerca de cómo mejorar la profesionalidad docente. Debo reconocer que es una lectura interesante, más aún porque, hay algunos detalles que, a mí limitada interpretación, entran en el meollo del problema. Eso sí, lamentablemente, hay algunas cuestiones "controvertidas" que, por desgracia, siempre pueden estar sujetas a interpretación. Y la mía, como profesor de Secundaria, va a ser muy diferente que la de los maestros de Infantil o Primaria y, cómo no, a su vez, muy diferente de la de muchos de mis compañeros. Sí, las opiniones son libres y, por suerte, no son nunca únicas.
En primer lugar me gustaría felicitar al PSOE por la estructuración del documento. No es malo felicitar a alguien pero, en este caso, me gustaría saber quiénes hay tras el redactado. Un documento anónimo deja en el aire algo tan importante, en el caso de hablar de la función docente, como la cantidad de docentes en activo que hay tras el redactado, de qué nivel educativo o si, por ejemplo, tan sólo han contado con personas alejadas del aula. Saber quién hay detrás de la propuesta resultaría muy interesante porque, por mucho que se diga que hay aportes de muchos, me gustaría saber quiénes son los "muchos".
Resulta muy interesante el marco de la propuesta porque, en lugar de empezar por la evaluación del profesorado (tal y como propone Marina en la propuesta encargada por el PP), incorporan la necesidad de reformular la profesión docente para "satisfacer expectativas de la sociedad". Algo más básico y necesario que el jugar a premiar o a castigar a docentes y centros. Si los docentes y el sistema educativo en su conjunto saben ver cuáles son las expectativas -qué se espera de ellos- de la sociedad y se establecen vías para satisfacerlas, podría ser un buen documento de partida.
El problema al que nos enfrentamos no es como reconocer y premiar a los mejores profesores, ni tampoco cómo premiar a aquellos centros cuyo alumnado obtiene los mejores resultados, sino como definir las bases materiales y culturales de una nueva profesión para que pueda satisfacer las altas expectativas que la sociedad ha puesto en la educación de las actuales y futuras generaciones.
Otra cuestión también importante es que, donde se pretenden centrar los esfuerzos es en la formación inicial del profesorado. Una formación, hoy en día totalmente deficitaria para cubrir las necesidades de los docentes (tanto de Infantil, Primaria o Secundaria en todas sus etapas -Infantil, Primaria, ESO, Bachillerato, FP, EOI, Ciclos Formativos de grado medio y superior, Formación de Personas Adultas y FP Básica) e inexistencia, por ahora, de una evaluación práctica en condiciones de las estrategias docentes que usan una vez se aterriza, por primera vez, en un aula.
Ahora, lamentablemente, va a ser cuando voy a expresar mi gran pero a todo el documento... el famoso MIR y las titulaciones de acceso a la docencia. Sí, por desgracia, algo tan habitual como es el maltrato continuo al profesorado de Secundaria bajo el mantra de "no estamos preparados pedagógicamente" entra en el escenario de la propuesta. No creo que las especialidades -o la especialización- impida que un docente sea mejor o peor. No creo que mi orientación académica (una ingeniería) me impida ser peor docente que, por ejemplo, una nueva orientación académica basada en la reducción (como plantea el documento posteriormente) destinada exclusivamente a la docencia en ESO y etapas postobligatorias.
Finalmente hay que destacar dos cuestiones que obstaculizan actualmente la calidad de la profesionalidad del profesorado de secundaria. La primera es la constatación de la divergencia entre el currículo actual para la educación secundaria y las vigentes especialidades docentes.
Pues sí, ya veis que en unas pocas líneas he entrado en el meollo del asunto. En las dos propuestas "estrella" del PSOE para la mejora de la profesionalización educativa. Una primera destinada a modificar los planes de estudio para el acceso a Magisterio mediante determinadas pruebas de cultura general y una mayor exigencia a nivel de calificaciones de quienes quieren optar a esa salida profesional y la eliminación del profesorado de Secundaria tal como lo entendemos actualmente. Sí, la idea es crear un grado B, ligeramente diferente de Magisterio, con igual carga horaria -cuatro años-, un máster de especialización en un área de conocimiento para los maestros y otro de especialización didáctica para el profesorado de Secundaria para acabar con una habilitación (una prueba) que permita hacer formación remunerada en centros educativos.
Fuente: PSOE
Ahora vienen mis "dudas" razonables... ¿dos perfiles de formación inicial para dar clases en la ESO? Sí, por lo visto en la propuesta, un estudiante de Magisterio podrá dar clases en toda la ESO en igualdad de posibilidades con un estudiante de esa nueva graduación universitaria para profesor de Secundaria (se insinúa pero no se plasma documentalmente el temario de esa nueva carrera). Dos vías de acceso para trabajar en los mismos cursos. Tan sólo una pregunta, ¿no estamos complicando la docencia en una determinada etapa educativa con esa doble vía? Sí, ahora cualquiera con un título universitario y un máster que no sirve de nada (hablo del actual que sustituyó al CAP) puede dar clase en toda Secundaria (que incluye la ESO). ¿Cómo se va a conjugar esto con la eliminación de la posibilidad de acceso desde una carrera X a la docencia? ¿Es de recibo eliminar la posibilidad de contar con licenciados en Historia, Matemáticas o cualquier otro título universitario para el acceso a la docencia? Porque, por lo que se plantea en el plan, al acabar el Bachillerato o la FP de grado superior, un alumno debe tener muy claro su futuro como docente. ¿Hasta qué punto debemos prescindir de los docentes no vocacionales que, al final, pueden ser mejores profesionales que los primeros? No lo veo claro.
Y, finalmente, unas pinceladas, acerca de la formación continua del profesorado una vez ya se ha incorporado a la docencia y su promoción.
Fuente: PSOE
Un cuadro que habla de algunas cosas interesantes...
- Posibilidad que un docente que haya superado la vía A (destinado a la docencia en Infantil, Primaria y ESO) pueda pasar a la vía B (ESO y Secundaria postobligatoria) y, como novedad, la posibilidad que un docente que hay superado la vía B (destinado a la docencia en ESO y Secundaria postobligatoria) pueda dar clases en Infantil y Primaria. A día de hoy un profesor de Secundaria no puede opositar a Primaria y, en cambio, con este nuevo modelo se difuminan completamente las líneas entre Primaria y Secundaria. Eso sí, me parece curioso que, por desgracia, la permeabilidad entre el profesorado de la vía B y la Universidad no se plantee en ningún momento. La presión de la Universidades sigue siendo mucha.
- Promoción interna a determinados cargos educativos (entre ellos la supervisión educativa). Se redefine el concepto de inspección educativa para reconvertirlo en supervisión educativa. Algo que falta por desarrollar.
En definitiva, una propuesta bien elaborada, muy marcada ideológicamente por las Facultades de Magisterio (sí, de un plumazo se encargan de la formación de todos los futuros docentes -tanto de Infantil, Primaria y Secundaria-) y que, por desgracia, deja como siempre al profesorado de Secundaria en el limbo de los justos. Nunca he sido defensor de mi estatus ni he creído que por ser un titulado universitario superior sea mejor -ni peor- dando clase que uno que viene de Magisterio pero, siempre me chirría que los sindicatos educativos y las decisiones de algunos partidos políticos vayan siempre en contra de esos "pobres" que entramos en docencia creyendo que era una profesión y no un acto de fe (o vocación).
Una propuesta inicial que puede establecer un marco de trabajo interesante aunque, como he dicho antes, quedan muchos flecos que tratar.
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