UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 30 Nov 2015 11:17 PM PST
A Juan Ignacio Pérez, cuyo interesante artículo en Naukas (http://zoologik.naukas.com/2015/11/19/neuronas-gigantes/) me " a escrib"picóir este.
La transmisión nerviosa permite entender cómo la información de los órganos sensoriales (ojo, nariz, oído, gusto, piel, etc.) llega al cerebro y cómo las órdenes del cerebro llegan a los
músculos y las glándulas, en ambos casos a través de los nervios. Cada nervio está formado por miles de axones y la velocidad de la transmisión nerviosa en cada uno de ellos depende de su diámetro, a mayor grosor mayor velocidad, y de la presencia de mielina o no, con mielina la conducción es más rápida. La mielina es una sustancia grasa, actúa como el recubrimiento de plástico de un cable en segmentos sucesivos y permite la conducción saltatoria, la electricidad se mueve a lo largo del axón a saltos, de espacio entre segmentos a espacio entre segmentos, con lo que la propagación de la señal es muy veloz.
En el sistema nervioso central de los vertebrados la mielina es común pero algunos invertebrados no tienen mielina y utilizan axones enormes, los llamados axones gigantes.
Todas las células tienen una diferencia de voltaje entre su interior y su exterior, que es lo que se denomina potencial de membrana. En una célula animal típica es de–70 mV, que quiere decir que el interior es negativo frente al exterior (hay menos iones positivos dentro) con una diferencia de potencial en torno a un quinceavo de voltio. En la mayoría de las células esa diferencia es constante, pero algunas, en particular las neuronas y las células musculares, son excitables; es decir, pueden sufrir cambios bruscos en ese potencial que se transmite, por la membrana, formando lo que se llama un potencial de acción.
by Ramsey & Muspratt, bromide print, 1936
Alan Lloyd Hodgkin nació cerca de Oxford pero se educó en Cambridge. Era nieto y sobrino de famosos historiadores y dudó si dedicarse a la historia o a la ciencia pero le gustaba mucho la historia natural y al final se matriculó en biología y en química. De estudiante inició algunos experimentos en los nervios de la rana y uno de sus profesores, el zoólogo Carl Pantin, le dijo que aprendiera tanta física y matemáticas como pudiera. Se convirtió en un fellow del Trinity College, uno de los principales colegios mayores de Cambridge donde le tocaba compartir mesa con algunos de los grandes del siglo XX como J. J. Thomson, Rutherford, Aston, Eddington, Hopkins, G. H. Hardy y Adrian. En el laboratorio de Fisiología aprendió teoría de cables y a utilizar aparatos eléctricos como amplificadores, algo que sería clave en su investigación. Su tesis cayó en manos de Herbert Spencer Gasser, premio Nobel en 1944, que le invitó a realizar una estancia en su laboratorio en el Instituto Rockefeller de Nueva York. Durante esos dos años pasó varias semanas en el famoso laboratorio de biología marina de Woods Hole y allí le enseñaron a extraer el axón gigante del calamar.
Andrew Huxley, por su parte, era nieto de Thomas Huxley, el llamado bulldog de Darwin y hermanastro del etólogo Julian Huxley y del novelista Aldous Huxley. De niño le encantaba la mecánica y cuando tenía catorce años sus padres le regalaron un torno que usó entonces para hacer portavelas de madera y que años más tarde emplearía para construir aparatos para sus experimentos. Se formó en la Universidad de Cambridge y en principio iba para ingeniero pero luego eligió una asignatura optativa de Fisiología y le encantó y decidió dedicarse a ella, pues para él era «la ingeniería mecánica de las cosas vivas».
La idea original de Hodgkin era medir las corrientes eléctricas en neuronas pero una célula individual era demasiado pequeña para las técnicas de electrofisiología disponibles en esa época. Después probó en nervio ciático de la rana, pero la presencia simultánea de los miles de axones que forman el nervio hacía que los movimientos de cargas fueran muy difíciles de discriminar. La solución fue el axón gigante del calamar.
En el verano de 1939 Hodgkin invitó a Huxley a trabajar con él en el Laboratorio de Biología Marina de Plymouth donde empezaron su trabajo con el calamar. Sin embargo, la invasión de Polonia por la Alemania nazi ese septiembre acabó con sus planes pues los dos tuvieron que dejar la investigación para encargarse de colaborar en la derrota de Hitler. Huxley trabajó durante la guerra en artillería antiaérea y Hodgkin en el desarrollo del radar y de visores nocturnos para los aviadores. El trabajo durante la guerra mejoró considerablemente las excelentes dotes matemáticas de Huxley, lo que fue la base para su éxito posterior al plantear las ecuaciones que explicaban la conductividad eléctrica de los nervios. Tras la guerra, los dos científicos se volvieron a juntar en 1946 y retornaron a sus calamares y a sus clases en Cambridge. Recibieron el apoyo de lord Adrian que consiguió que les rebajaran la docencia para que tuvieran más tiempo para investigar y les consiguió financiación de la Fundación Rockefeller para su laboratorio. Fueron publicando distintos artículos que culminaron en cinco artículos publicados en 1952 donde establecieron el modelo sobre los mecanismos iónicos que subyacían a la iniciación y propagación de los potenciales de acción. Eso les valió el premio Nobel en 1963.
La célula tiene mucho potasio y poco sodio en su interior, mientras que por fuera de su membrana hay lo contrario, mucho sodio y poco potasio.
En aquella época no había ningún aparato capaz de detectar los canales iónicos así que desarrollaron una serie de ecuaciones teóricas para comprobar después si las leyes de las física permitían predecir los cambios de voltaje que registraban en sus experimentos. Huxley era un genio de las matemáticas y sus resultados teóricos encajaban con las medidas que Hodgkin obtenía en el calamar, algo que sugería que estaban en lo cierto.
El trabajo de Huxley y Hodgkin permitió explicar cómo funciona la anestesia, algo que era un auténtico enigma en la Neurociencia de su época: algunos anestésicos bloquean los movimientos de los iones con lo que la información dolorosa no llega hasta las zonas superiores del cerebro, no nos enteramos del dolor. La conducción por los nervios de electricidad fue también la base para las prótesis biónicas, aparatos que se mueven con impulsos eléctricos y permiten una cierta recuperación de la funcionalidad de una extremidad perdida. También posibilitó la identificación de algunas enfermedades genéticas llamadas canalopatías, que surgen por culpa de un defecto en los canales iónicos. Eric R. Kandel, premio Nobel en 2000, dijo que el trabajo de Hodgkin y Huxley«hizo por la biología celular de las neuronas lo que la estructura del ADN hizo por el resto de la biología».
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