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UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 27 Jan 2014 02:32 PM PST
constancia y la suerte. Tras su larga y viajera etapa de estudios, Hipócrates funda y dirige la Escuela de Medicina local en Cos. Importa las enseñanzas de sabios como Herodicos de Selymbre, Gorgias el Sofista, y el propio Demócrito de Abdera. Tras la muerte de su padre, Además de lo que le han enseñado sus maestros, Hipócrates va adquiriendo una importante formación práctica. Hipócrates y los que se han llamado médicos hipocráticos, el conjunto de autores presumiblemente coautores de las teorías atribuidas a él, tenían poco conocimiento de la función del cuerpo humano, sano o enfermo. Sin embargo, su obra significa un enorme salto hacia delante. Sobre todo, Hipócrates rechaza las causas sobrenaturales de las enfermedades y busca explicaciones lógicas y naturales a través de la observación y manteniendo un seguimiento y un registro del estudio de los casos donde anotaba regularmente y de manera precisa muchos síntomas, incluyendo la complexión, el pulso, la fiebre, el dolor, los movimientos y la excreción.
Juro por Apolo, médico, por Esculapio, Higía y Panacea y pongo por testigos a todos los dioses y diosas, de que he de observar el siguiente juramento, que me obligo a cumplir en cuanto ofrezco, poniendo en tal empeño todas mis fuerzas y mi inteligencia.
Hipócrates configura al médico como un profesional, caracterizado por una disciplina y una forma de actuar respetuosa y rigurosa. En Sobre el médico, otra de las obras del Corpus Hippocraticum, recomienda que los médicos siempre vayan bien aseados y sean honestos, tranquilos, comprensivos y serios. Algunos de sus aforismos más famosos son “”Si no puedes hacer el bien, por lo menos no hagas daño.” “Que tu medicina sea tu alimento, y el alimento tu medicina.” “Aquellos que tienen un exceso de peso mueren antes que los flacos” También sugería “un poco de ejercicio… y caminar… no comer hasta hartarse”. Aunque no se conocía apenas nada sobre las enfermedades infecciosas señalaba que “en las heridas hay miasmas que causan enfermedad si entran al cuerpo”. Parece que usaba para los dolores un extracto de un árbol que él llamaba salicasia por extraerlo del sauce (Salyx) la misma fuente de donde nosotros fabricábamos la aspirina. Finalmente indicaba algo que sin duda suscribo: “El médico debe incluir sabiduría en la medicina y medicina en la sabiduría.” Su fama fue tal que llegó a ser considerado un semidios, descendiente directo de Esculapio o Asclepio por vía materna y de Hércules, por línea paterna. A esa fama contribuyó sin duda su gran longevidad. Hipócrates murió a las afueras de Larissa cuando contaba según unas fuentes 90 años y según otras, 104.Tributaré a mi maestro de Medicina el mismo respeto que a mis padres, compartiré él mis bienes, y si lo necesitara, le socorreré. Consideraré a sus hijos como si fueran mis hermanos y, si quieren aprender la ciencia médica, se la enseñaré desinteresadamente y sin ningún género de recompensa. Instruiré con preceptos, lecciones orales y demás modos de enseñanza a mis hijos, a los de mi maestro y a los discípulos que se me unan bajo el convenio y juramento que determine la ley médica, y a nadie más. Aplicaré los tratamientos de los enfermos de la manera que les sea más provechosa según mis facultades y a mi entender, evitando todo mal y toda injusticia. No accederé a pretensiones que busquen la administración de venenos, ni sugeriré a nadie cosa semejante; me abstendré de aplicar a las mujeres pesarios abortivos. Pasaré mi vida y ejerceré mi profesión con inocencia y pureza. No ejecutaré la cirugía, dejando tal operación a los que se dedican a practicarla.En cualquier casa donde entre, no llevaré otro objetivo que el bien de los enfermos; me libraré de cometer voluntariamente faltas injuriosas o acciones corruptoras y evitaré sobre todo la seducción de mujeres u hombres, libres o esclavos. Guardaré secreto sobre lo que oiga y vea en la sociedad por razón de mi ejercicio y que no sea indispensable divulgar, sea o no del dominio de mi profesión, considerando como un deber el ser discreto en tales casos. Mantendré en secreto todo lo que pudiera ser vergonzoso si lo supiera la gente. Si observo con fidelidad este juramento, séame concedido gozar felizmente mi vida y mi profesión, honrado siempre entre los hombres; si lo quebranto y soy perjuro, caiga sobre mí la suerte contraria.
Los hombres deben saber que del cerebro y solo de él vienen las alegrías, las delicias, el placer, la risa y también, el sufrimiento, el dolor y los lamentos.
Hipócrates y su yerno Polibio parecen ser los autores de la teoría de los humores, que se mantendría vigente durante siglos. Dicha teoría consiste en la interacción de los “cuatro humores”: Sangre, Bilis Amarilla, Bilis Negra y Flema que corresponden respectivamente a los cuatro elementos: Aire, Fuego, Tierra y Agua. Cada humor esta relacionado con dos de las cuatro cualidades: Cálido, Húmedo, Seco y Frío. A su vez, la predominancia de uno de los cuatro humores marcaría cuatro tipos distintos de hombres, cuatro modelos de comportamiento: Sanguíneo, Colérico, Bilioso y Flemático. Y por él, adquirimos sabiduría y conocimiento, y vemos y oímos y sabemos lo que está bien y lo que está mal, lo que es dulce y lo que es amargo. Y por el mismo órgano nos volvemos locos y deliramos y el miedo y los terrores nos asaltan. Es el máximo poder en el hombre. Es nuestro intérprete de aquellas cosas que están en el aire Es llamativo que al mismo tiempo que se iba estableciendo la teoría de los elementos fundamentales, Alcmeón realizó unas de las primeras disecciones de las que tenemos noticias, describió los nervios ópticos y propuso que el cerebro era el órgano central de los sentidos y del pensamiento. Conectando toda esa información, los médicos hipocráticos consideraban que el cerebro era la fuente de la flema
Si las rutas para el paso de la flema desde el cerebro se bloquean, la descarga entra en los vasos sanguíneas, esto causa afonía, atragantamiento, espuma en la boca. Todos estos síntomas se producen cuando la flema fría se descarga en la sangre, que es caliente, congelando de esta forma la sangre y obstruyendo su flujo.
Con respecto a la enfermedad mental, en el Corpus Hippocraticum hay muchas referencias a problemas del movimiento, incluyendo varios tipos de parálisis y ataques. Algunos pueden encontrase en el tratado titulado “Sobre las lesiones de la cabeza”, donde se asocian correctamente lesiones en un lado de la cabeza con convulsiones en el lado opuesto del cuerpo. Conociendo que tras el daño en la cabeza se producen esas convulsiones y parálisis, el escritor advierte contra la manipulación del cerebro. Hay también referencias ocasionales a la pérdida del habla. Un paciente había perdido la voz junto con un parálisis del lado derecho del cuerpo, lo que actualmente sabemos que sucede tras una lesión en el hemisferio cerebral izquierdo. Otra parte importante es el estudio de la epilepsia, la llamada “enfermedad sagrada”. Otra leyenda atribuye a Hipócrates el descubrimiento de enfermedades que no tenían una base orgánica sino un trasfondo mental, lo que ahora llamamos enfermedades psicosomáticas. Entre ellas destaca la curación de Perdicas, rey de Macedonia. Según se cuenta, Hipócrates dedujo que la enfermedad de Perdicas era un problema debido a que se sentía atraído por Phila, una concubina de su padre. Su diagnóstico propició la curación del enfermo.Para leer más:
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