jueves, 30 de enero de 2014

Mujeres en la historia



Mujeres en la historia


Posted: 29 Jan 2014 03:30 PM PST
Son muchos los casos de mujeres cuya obra, ya sea literaria, científica o artística se ha visto oscurecida o incluso plagiada por hombres de la manera más vil posible. Oliva Sabuco fue una mujer digna del calificativo de filósofa, pensadora, humanista y doctora. Pero, a pesar de que en vida fue reconocida por sus coetáneos, pronto sus ideas fueron adoptadas por otros como propias y siglos después se le llegó a negar su talento. Oliva Sabuco fue una adelantada de su tiempo pero su condición de mujer impidió colarse en la lista de los grandes de la historia.


La hija del boticario
Oliva Sabuco de Nantes Barrera nació el 2 de diciembre de 1562 en la localidad albaceteña de Alcaraz. Por alguna razón desconocida, Oliva recibió los apellidos de sus dos madrinas, Bernardina de Nantes y Bárbarra Barrera y no la de sus padres, el boticario Miguel Sabuco y Francisca de Cozar. Oliva esta en la mitad de una larga lista de hijos, ocho en concreto, de los cuales no todos llegaron a la edad adulta. 

Oliva nació en el seno de una familia acomodada. Su padre, además de boticario, fue durante largo tiempo, Procurador Síndico de la ciudad. Es muy probable, aunque no está documentado, que Oliva recibiera su primera educación en el colegio para niñas de las madres dominicas en su ciudad natal. Pero posteriormente, rodeada de un buen número de intelectuales que se relacionaban con su familia, Oliva tuvo la posibilidad de aprender medicina, botánica y ciencias naturales de la mano de su padre. Su padrino, el doctor Alonso de Heredia también fue clave en su educación, así como su hermano mayor que había ido a la universidad para ser boticario como su padre. La educación de Oliva la completaron otros eruditos amigos de la familia que le enseñaron latín.

Una educación más que excepcional para una joven del siglo XVI que supo aprovechar con gran inteligencia y talento.

Un libro polémico
Todo aquel conocimiento unido a una magnífica capacidad intelectual dieron sus frutos en forma de libro. En 1587 Oliva Sabuco publicaba una obra que puede ser calificada de enciclopédica: Nueva filosofía de la naturaleza del hombre, no conocida ni alcanzada de los grandes filósofos antiguos; la cual mejora la vida y la salud humana

En su magna obra, Oliva aborda temas tan modernos como la medicina psicosomática y se adelanta a otros sabios como Descartes o Servet, mientras no duda en cuestionar a los grandes hombres del pasado como Aristóteles o Galeno. Como pensadora fue también una adelantada a su tiempo al abordar cuestiones tan modernas como la libertad del individuo, la dignidad humana o el pacifismo.

La Nueva filosofía, formada por cinco tratados, tuvo tal éxito que al año siguiente ya se había hecho una segunda edición a la que le siguieron siete reediciones hasta 1734, algo poco común en aquellos tiempos. La obra de Oliva traspasó fronteras llegando a Europa y América, lugares demasiado lejanos para una mujer que no pudo defenderse ante las escandalosas copias de sus ideas que la historia terminó atribuyendo a otros. Hombres, claro está.

Oliva Sabuco aun tendría su sufrir un nuevo golpe a su obra muchos siglos después. Cuando a principios del siglo XX se descubrió un supuesto testamento de su padre en el que parecía apropiarse de la autoría de la obra de su hija, se inició un encendido debate entre los defensores de uno y de otra. 

De la vida personal de Oliva se sabe que se casó en 1580 con Acacio de Buedo pero en ningún documento se deja constancia ni de su posible maternidad ni tan siquiera de la fecha de su fallecimiento, la cual algunos estudiosos sitúan en el año 1622. 

 Si quieres leer sobre ella

Mujeres pensadoras. Místicas, científicas y heterodoxasVicenta Mª Márquez







Oliva Sabuco: filosofía y salud
Eduardo Ruiz Jaren 
Posted: 29 Jan 2014 08:18 AM PST
En los años 30, cuando Hollywood aún estaba asentando los cimientos de la que sería la mayor fábrica de sueños, habían muchas actrices ante las cámaras, pero sólo una mujer despuntó detrás de ellas. Dorothy Arzner quería ser médico, pero cuando entró en contacto con la meca del cine, supo que su vida iba a ir por otros derroteros. Dorothy no fue sólo la única mujer directora de aquellos años sino que lo hizo con gran talento.


Dorothy Arzner nació en San Francisco el 3 de enero de 1897 pero pasó su infancia en Los Angeles donde su padre regentaba un bar donde iban muy asiduamente las estrellas de Hollywood. Dorothy, después de terminar sus estudios en el instituto, se matriculó en la Universidad del Sur de California en la facultad de medicina. Cuando estalló la Primera Guerra Mundial dejó temporalmente sus estudios para servir en el Cuerpo de Ambulancias. Al terminar la guerra Dorothy tenía intención de retomar sus estudios de medicina pero una visita a unos estudios de cine le hicieron cambiar radicalmente de opinión. Pero Dorothy no se sintió atraída por el mundo de la interpretación sino que pensó en hacerse directora de cine, algo nada usual en una mujer. 

Dorothy tuvo la suerte de iniciar su camino en Hollywood de la mano del hermano de Cecil B. DeMille, el director de cine William C. DeMille. Primero trabajó como secretaria del departamento de guiones de la Famous Players-Lasky para pronto convertirse en escenógrafa y guionista. Su primer trabajo como editora, en 1922, fue en el clásico Blood and Sand. Sus siguientes trabajos le dieron a Dorothy el prestigio necesario para que la Paramount confiara en ella para dirigir su primera película. Fue en 1927, con el film Fashions for Women. La película fue un éxito de taquilla y muy bien recibida por la crítica. Aquel mismo año, la nueva directora Dorothy Arzner dirigiría dos películas más. 



Durante los años treinta, Dorothy dirigió un gran número de películas, primero con la Paramount para después dirigir de manera independiente. En sus películas empezaron a aparecer actrices que con el tiempo se convertirían en estrellas de Hollywood, como Katharin Hepburn. 

Muchas de sus películas tenían como trasfondo mensajes en favor de las mujeres y en defensa de un lesbianismo poco común públicamente en aquellos primeros decenios del siglo XX. Dorothy tuvo varios romances con distintas mujeres y mantuvo una relación estable con la bailarina y coreógrafa Marion Morgan con la que convivió desde los años treinta hasta su muerte.

Sin una razón aparente, Dorothy Arzner dejó de dirigir películas en 1943 para centrarse en la dirección de anuncios televisivos o películas de entretenimiento para el ejército, que realizó durante la Segunda Guerra Mundial. Durante un tiempo fue también profesora de cine en la Universidad de California donde tuvo a alumnos de la talla de Francis Ford Coppola.

Dorothy Arzner fallecía el 1 de octubre de 1979 en La Quinta, California. Su carrera como directora recibió muchos reconocimientos, entre ellos, una estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.
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