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UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 25 Jan 2014 01:28 PM PST
Autor: Vecellio di Gregorio, Tiziano Título: Carlos V en la Batalla de Mühlberg (#P00410 ) Cronología: 1548 Óleo sobre lienzo (335 cm x 283 cm) Escuela Italiana Tiziano completó este magnífico retrato del emperador Carlos V para conmemorar el gran triunfo de Mühlberg. El genial italiano rompe con la iconografía de estos retratos donde los grandes capitanes son presentados con un fondo de ejércitos en lucha y muestra al monarca en su doble condición de caballero cristiano y heredero de la tradición imperial romana. Panofsky dice que es "el primer retrato ecuestre autosuficiente, no alegórico y no ceremonial". Tiziano pintó el cuadro en Augsburgo y aunque la obra pareciera tener un carácter idealizado siguió con rigor las crónicas de la batalla. Así, la crónica de Luis de Ávila y Zúñiga, Comentario de la guerra de Alemania hecha de Carlos V añadida la presa del Duq. de Saxonia en rima española por Don Jerónimo Urrea, Zaragoza, 1551 dice
[...] Iua el Emperador en un cauallo Español castaño oscuro, el cual le auia presentado mosir de Ri cauallero dela orden del Tuson, y su primer camarero, lleuaua vn caparaçon de tercio pelo carmesí con franjas de oro, y unas armas blancas y doradas, y no lleuaua sobre ellas otra cosa, sino la vanda muy ancha de tafetán caresi listada de oro, y vn morrión Tudesco, y vna media hasta casi venablo en las manos."
Carlos va armado como la caballería ligera, con media pica y una pistola de rueda colocada en el arzón delantero de la silla de montar. La armadura se conserva en la Armería Real y fue fabricada por Desiderius Helmschmid (1513-1579) [tengo duda de que sea el verdadero apellido, "Helm" es "yelmo" en alemán y Schmid, un herrero, un obrero metalúrgico. Quizá ese nombre es su profesión, alguien que se dedica a hacer cascos y armaduras y no su apellido]. El emperador porta en su peto una imagen de la Virgen con el Niño y protege la cabeza con un morrión de tres crestas sogueadas.La Batalla de Mühlberg tuvo lugar el 24 de abril de 1547 y en ella se enfrentaron las tropas del emperador con las de la Liga de Esmalcalda. Los príncipes protestantes alemanes habían formado esa coalición y desafiaron el poder imperial. Carlos y su hermano, el archiduque Fernando unieron fuerzas y a ellos se unió el duque protestante Mauricio de Sajonia. El ejército imperial estaba formado por 8.000 veteranos de los Tercios, 16.000 lansquenetes alemanes, 10.000 italianos comandados por Octavio Farnesio y otros 5.000 belgas y flamencos capitaneados por el conde de Buren, Maximiliano de Egmont. En total, 44.000 soldados de infantería a los que hay que añadir otros 7.000 de caballería. La Liga contaba con una fuerza similar comandada por Juan Federico I Elector de Sajonia, y por Felipe el Magnánimo, landgrave de Hesse. Las tropas de la Liga estaban acampadas a la orilla del Elba y tras destruir los puentes pensaban que el caudaloso río les proporcionaba una defensa perfecta. Cristóbal de Mondragón y Otálora de Mercado, nacido en Medina del Campo, y otros diez arcabuceros españoles cruzaron el río "con las espadas en la boca y el agua por encima del pecho" y arrebataron al ejército de la Liga, entre fuego de mosquetes, unas barcas que pretendían destruir. Con ellas y las propias, los ingenieros imperiales montaron con rapidez un puente. Los húsares de Fernando, húngaros, cargaron al grito de "¡España!" porque no les gustaba el de "¡Imperio!" y Carlos llevó los colores carmesí y oro de Borgoña como después lo pintó el Tiziano. Los tercios, enardecidos con la presencia del emperador a la cabeza, se arrojaron por sorpresa sobre el desprevenido ejército protestante que en su intento de huida fue aniquilado. La Liga de Esmalcalda quedó disuelta, sus jefes encarcelados en el castillo de Halle, a Mauricio de Sajonia se le otorgó el cargo de elector y Carlos V salió triunfante y reforzado en su poder imperial. Sin embargo, la alegría no duró mucho ya que los príncipes alemanes se aliaron con Enrique II de Francia en el Tratado de Chambord, al tiempo que los turcos tomaban Trípoli y Mauricio de Sajonia traicionaba la confianza del Emperador y le atacaba en Innsbruck. Carlos tuvo que huir a través de los nevados pasos de los Alpes para encontrar refugio en sus posesiones italianas. Los Habsburgo habían entrado en los registros históricos hacia el año 1020 cuando Werner, obispo de Estrasburgo, y su hermano Radbot construyeron la torre blanca de Habichtsburg ("la ciudad del halcón") sobre el río Reuss. Los descendientes de la familia empezaron a usar el nombre de su solar familiar, su Stammhaus, nombrándose "del Habichtsburg", de Habsberc y finalmente Habsburg. Fueron creciendo y acumulando poder y riqueza mediante matrimonios sensatos, alianzas familiares, fomento del comercio y prudencia. En 1218, el emperador Federico adoptó como ahijado al pequeño Rodolfo de Habsburgo que se convertiría en el fundador de la domus Austriae, la Casa de Austria y el primer emperador Habsburgo al ser elegido el 1 de octubre de 1273. Los Habsburgo dominaron gran parte del mundo desde el siglo XV al XVII y fueron reconocidos como grandes estrategas con una gran capacidad de liderazgo. La dinastía incluye duques y archiduques de Austria desde 1282, emperadores de Austria de 1804 a 1918, reyes de Bohemia y Hungría de 1526 a 1918, emperadores del Sacro Imperio Romano de 1438 a 1806 y reyes de España de 1516 a 1700. Aunque a Carlos le hemos conocido como I de España y V de Alemania, en realidad apenas tenía sangre alemana aunque descendía por línea paterna de los Habsburgo, él se sentía borgoñón, encareciéndole a su hijo Felipe en su testamento que nunca pierda esa zona, "nuestra patria". Carlos tenía sangre portuguesa y española, pero también eslava, lituana, griega e italiana. Sus primeros idiomas fueron el francés y el flamenco, aprendiendo el español a partir de los diecisiete años cuando visitó España por primera vez. Era un holandés y también un Plantagenet, de remotos orígenes celtas. Las familias reales han practicado históricamente los matrimonios consanguíneos. La necesidad de mantener la pureza de la sangre y el deseo de casarse entre iguales llenaron la Vieja Europa de matrimonios entre familiares. Además, los enlaces nupciales entre las casas reales permitían continuar la política de alianzas y solucionar algunos conflictos diplomáticos. La casa de Austria fue especialmente hábil en el uso de los matrimonios como herramienta para la estrategia política. Un dístico elegiaco dice así:
Bella gerant aliī, tū fēlix Austria nūbe/ Nam quae Mars aliīs, dat tibi regna Venus, "
(Deja que los otros hagan la guerra, pero tú, oh feliz Austria, cásate; porque aquellos reinos que Marte da a los demás, a ti te los da Venus)
Los Habsburgo son uno de los escasos ejemplos de una herencia mendeliana de características faciales. El retrato del emperador muestra lo que se conoce como la "mandíbula Habsburgo" característica mandíbula prognata (extendida hacia fuera) y un labio inferior grueso y prominente, el "labio Habsburgo". Otras características faciales típicas de la familia eran una nariz grande y con una prominencia en el centro y una tendencia a un aplanamiento de las áreas malares (la mandíbula superior) Eso mismo podemos observar en la maravillosa galería real que custodia el Museo del Prado, donde los retratos de varios reyes Austria en particular Carlos I, Felipe IV y Carlos II nos muestran su peculiar mandíbula saliente. Aunque se transmitía como un rasgo autosómico dominante, los hombres estaban mucho más afectados que las mujeres. Todo ello se observa con claridad en los retratos y esculturas conservados en pinacotecas y museos. El caso más extremo parece ser el de Carlos II, el Hechizado.El prognatismo puede ser una característica fisonómica de nacimiento como en el caso de los Habsburgo o estar causado por un problema hormonal como el gigantismo o la acromegalia o ser debido a un trastorno genético como el síndrome de Crouzon o el síndrome de Gotz-Gorlin. El prognatismo es una extensión o protrusión de la mandíbula inferior que hace que los dientes superiores e inferiores no coincidan adecuadamente. De esta forma, se genera un desfase entre la superficie de masticación de unos dientes y otros lo que puede generar problemas para hablar, masticar o morder. Se cuenta que en su primer viaje a España, uno de sus súbditos le dijo a Carlos "Cierre Su Majestad la boca, que las moscas de este país son muy insolentes". De él se dice que era incapaz de masticar su comida adecuadamente, que sufría de indigestión por tragar los alimentos casi enteros y que normalmente comía solo por la vergüenza que pasaba si se le caía comida de la boca. EL prognatismo puede no ser visible hasta la adolescencia y se hace más patente con la edad. Los estudios genéticos sugieren que el gen es dominante y los estudios de los Habsburgo muestran una penetración alta pero incompleta. Es decir, el alelo para una mandíbula Habsburgo (H) es dominante frente al alelo para la mandíbula normal (h). Por lo tanto los heterocigotos (Hh) conteniendo un alelo de cada tipo mostrarán una mandíbula Habsburgo. La unión entre dos padres heterocigotos mostrará ¾ partes de hijos con prognatismo y ¼ de hijos con mandíbula normal. Si el padre es homozigótico para la mandíbula Habsburgo (HH) todos sus hijos lo tendrán independientemente de cómo sea el patrón genético del otro progenitor. Si uno de los padres es heterozigótico (Hh) y el otro normal (hh) la descendencia estará repartida con una probabilidad al 50% de tener una mandíbula normal o de tener prognatismo. La mandíbula Habsburgo y el labio Habsburgo se han seguido durante generaciones. En 1421, Zimburga de Masovia una princesa con una mandíbula salientes se casó con el duque Ernesto de Hierro, uno de los Habsburgo. Para entonces ya había habido numerosos matrimonios entre las familias nobiliarias europeas. Zimburga tenía sangre portuguesa, española, austriaca y borgoñona, prácticamente la misma procedencia que sería mayoritaria en la herencia genética de Carlos. Su hijo mayor el emperador Federico III tenía una fuerte mandíbula pero una barbilla normal pero su hijo Maximiliano, el emperador que reino de 1468 a 1519, tenia una clara deformación mandibular. El intenso entrecruzamiento familiar (tres esposas de las cuatro que tuvo Felipe II eran prima carnal, tía y sobrina suya) hizo que el rasgo genético reapareciera con fuerza desde el emperador Carlos hasta el final de la Casa de Austria. Más aún, en algunos casos, se casaron dos personas afectadas de prognatismo como en la boda entre María de Austria y su primo Maximiliano II, donde sus ocho hijos fueron prognatos y en el conjunto familiar los más afectados fueron Leopoldo I de Austria y Carlos II de España, dos casos donde el grado de consanguinidad era especialmente alto. Los padres de Carlos II eran tío y sobrina y los dos tenían prognatismo por lo que es posible que pasaran una carga genética a su desventurado hijo que generase una mandíbula especialmente deforme que le impedía hablar o comer con normalidad. Los Habsburgo tenían otros problemas de salud incluyendo asma, gota, hidropesía, epilepsia y melancolía, algo que ahora sería una depresión nerviosa crónica (Maximiliano I, padre de Felipe el Hermoso y abuelo de Carlos V y quien le consiguió la elección como emperador estuvo obsesionado con la muerte y viajó los últimos cinco años de su vida acompañado de su ataúd). Rubbrecht considerada que su nuera y madre de Carlos, Juana la Loca estaba afectada de cierto prognatismo pero es algo que no se ve con claridad en los retratos de la reina Juana. La mandíbula de los Habsburgo es un ejemplo típico de maloclusión, un mal alineamiento de los dientes o un problema en la forma en la que los dientes superiores e inferiores encajan entre sí. La mayoría de las personas tenemos algún grado de maloclusión pero no es tan grave como en los reyes Austria y puede no necesitar tratamiento o arreglarse con una ortodoncia. Este tratamiento evita el riesgo de pérdida de piezas dentarias y ayuda a aliviar de tensiones anómalas a la articulación temporomandibular. El prognatismo es del tipo que se denomina maloclusión esquelética de clase III e iba asociado en los Habsburgo a unos párpados inferiores ligeramente evertidos, aplanamiento malar, un labio inferior saliente y engrosado y una nariz prominente y con caballete. Ocasionalmente se ha visto una grave sinostosis de todas las suturas craneales y algunos historiadores piensan que Carlos I estaba afectado de este problema. Ante un posible prognatismo, el médico normalmente encarga un estudio radiográfico de los huesos de la cara y los dientes, un análisis bioquímico para ver los niveles hormonales y descartar un problema endocrino y redacta una historia clínica para determinar los antecedentes familiares y la situación del paciente (posibles dificultades para masticar o para hablar, otros problemas médicos subyacentes…) Tras realizar un molde dental, un odontólogo podrá determinar si se puede solucionar mediante ortodoncia o es necesario un abordaje quirúrgico por un cirujano maxilofacial. Después del tratamiento se suele ver una clara mejoría en el perfil dentoesquelético, en el cierre de los contactos dentales, en la función de la articulación temporomandibular y en la supresión de dolores. A menudo se ven, tras la cirugía, alteraciones compensatorias en las áreas musculares de la faringe, el suprahioides y el infrahioides. Es frecuente que se produzcan cambios óseos tras la recolocación del la mandíbula para corregir el prognatismo pero su importancia y patrones son variables y no necesariamente empeoran la situación de la persona operada. Por último, la mayoría de las personas operadas para corregir su prognatismo declaran que el tratamiento, la cirugía y el tratamiento ortodóntico, había cubierto todas sus expectativas y mejorado su calidad de vida, algo que seguro hubiera deseado también el emperador Carlos. Finalmente, es curioso que los Habsburgo no parecían tener ningún interés en esconder su prognatismo. Muchas de las monedas y medallas de estos soberanos, donde podría haberse utilizado un símbolo del país o haber mostrado a los reyes de frente donde el prognatismo quedaría mucho más disimulado presentan retratos de perfil con mandíbulas inferiores que parecen aún más prognatas que en los propios retratos. Es posible que se enfrentaran a ello en vez de tratando de esconderlo haciendo ostentación de su peculiar fisonomía, algo que les conectaría con sus gloriosos antepasados y les diferenciaría —como la leyenda sobre la sangre azul– del resto de los mortales. Para leer más:
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