Felicidad Loscertales, con muchos años a sus espaldas como educadora, profesora universitaria, motor de cambio social y comunicadora con brío, afirma en este artículo publicado en la
Revista Aularia que educar no es tarea personal de docentes, ni de papá y mamá, ni de las instituciones religiosas o políticas, sino de todos y de ninguno en particular. Educar es comprometer al cuerpo social en pleno para que, desde la más reducida célula familiar hasta la sociedad más ampliamente considerada, y hablando ya en primera persona, “todos nos hagamos cargo”
Se trata, en suma, de comprender que educar es una tarea tan amplia y compleja que no puede estar en manos de una sola instancia social… ni de varias de ellas. Esto es lo que reza el aforismo que se ha podido escuchar a José Antonio Marina: “Para educar a un niño hace falta la tribu entera”.
Un personaje de Gilbert Cesbron al que preguntan "de qué es profesor" Contesta con una lógica abrumadora: -de alumnos, como todos los profesores. Una simple frase que refleja la más profunda comprensión del verdadero concepto de lo que es ser profesor y saber cuál es el principal objetivo de su comunicación.
Nunca será suficiente la importancia que se conceda a la comunicación positiva y equilibrada en el mundo académico. Porque muy frecuentemente la falta de estos imprescindibles contactos humanos provocan sentimientos de "extrañeza" o de "soledad en medio de los otros" y la inseguridad que de ahí se deriva es la causa de graves problemas. Por eso es necesario que la relación entre profesor y alumno se produzca fluida y sin tensiones de forma que sea posible que cada uno ocupe un puesto y desempeñe un rol que, aun siendo realista, le permita una autovaloración positiva y agradable.
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