Por Navidad una amiga nos regaló un libro del que, hasta el momento, ya modificamos dos veces nuestra opinión. Inicialmente nos desconcertó cuando nos dijeron que se trataba de una continuación de “El Principito” hecha por un escritor argentino, país en el que había sido un éxito de ventas (traducido a más de 20 idiomas que incluso cuenta
con una web en la que se pueden leer los dos primeros capítulos). Quedamos cavilando porque darle continuidad a una obra universal tan singular tiene que ser bien una osadía o una valentía, pero en cualquiera caso, quien lo haga tiene que tener mucha seguridad para aguantar las críticas, ya que, así como tiene la publicidad garantizada, también generará expectativas no bajas, con lo cual la probabilidad de no estar a la altura es un riesgo gratuito a correr.
Sea como fuere, leímos la edición en gallego publicada por Galaxia, “
A volta do Xove Príncipe”, y nos pasó lo mismo que cuando vemos el
remake de una película antigua, o como cuando tras la lectura de una obra extraordinaria de un autor -por esto de continuar en la onda- cogemos otra (menor) del mismo y ya no nos impacta como la anterior. Nos pasó como cuando en el cine tratan de desvelarnos aspectos ocultos de la vida cotidiana de personajes históricos, sin los que perfectamente podríamos vivir y seguir manteniendo aquella imagen idealizada que teníamos. Nos pasó como cuando nos cuentan la “verdadera historia” de alguien que conocemos de otro modo, o como cuando tratan versionar la personajes literarios, trayéndoles a los tiempos actuales, a pesar de que nosotras hubiésemos preferido que siguieran en el limbo del pasado.
Lo finalizamos y lo dejamos.
Buscamos críticas en internet y encontramos desde las que van de la denuncia por la usurpación de los valores que el Principito representaba, hasta los que la consideran una digna continuación, pasando por los que lo etiquetan como libro de autoayuda (¿cuál no lo es?). Hay mucha polémica, suponemos que en parte debido a que el libro no es malo, de lo contrario se zanjaría la controversia con una mala crítica.
Ahora, quisimos leerlo de nuevo. A decir verdad no creemos que sea un libro que traspase el tiempo al lado de “El Principito”, logrando que quien recomiende el primero haga lo mismo con este segundo, pero también es cierto que bien merece una o dos oportunidades.
Así como hay quien considera casi un “sacrilegio”lo que hizo G.Roemmers, nosotras, en cambio, compartimos el pensamiento del autor cuando le manifiesta al Joven Príncipe: “Critiqué la mediocridad de los que, al ver que se enciende una chispa de creatividad, se apresuran a apagarla como si fueran bomberos, en vez de permitir que el fuego crezca y llegue a ser algo transformador.”
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