Desde hace algunas semanas, raro es el día en el que nos obsequian con una camelia, la flor más emblemática de Galicia con presencia en casi todas las casas, jardines y paseos. Ver la
Ruta de la camelia en Turgalicia
Inicialmente las acogíamos con gran alegría, le decíamos que era una camelia y la poníamos en agua. De un tiempo a esta parte, nos dedicamos a mirarlas con más detalle, especialmente porque nuestro alumnado observó que siempre le decíamos que era una camelia aunque entre sí fueran totalmente diferentes. Así acordamos ir nombrándolas; nosotros le pondríamos el nombre, ya que, los verdaderos según la variedad, no nos eran muy fáciles de recordar.
Hasta que hoy las juntamos todas. Una lección de diversidad: hay rasgos comunes entre ellas pero cada una también tiene elementos diferenciadores que las hacen únicas, singulares y hermosas. El color, la forma, número y disposición de los pétalos, la visibilidad de los pistilos... Así se percataron de que no tienen aroma (las variedades con las que trabajamos), pero que ni falta le hace.
Como siempre hay nombres más o menos creativos, pero nosotros seguimos poniéndole nombre a la naturaleza.
Gracias a Sandra del CEIP El Coto que desarrolló un magnífico proyecto sobre las camelias, supimos de poemas, de música y de representaciones pictóricas.
Ahora nuestro alumnado está entusiasmado con la idea de representar plásticamente las camelias, algo nada fácil, para lo que tomaremos como referencia el
“Proyecto camelia” del pintor vigués Alex Vázquez.
Llueve en Santiago
Mi dulce amor
Camelia blanca del aire
Brilla entenebrecida al sol (...)
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