miércoles, 2 de abril de 2014

Aula propuesta educativa



Aula propuesta educativa


Posted: 01 Apr 2014 12:37 PM PDT



Posted: 01 Apr 2014 12:34 PM PDT

Los trastornos del aprendizaje escolar

Los trastornos del aprendizaje en las aulas, son en la actualidad más habituales de lo que pudiera pensarse, aunque a veces, tardan años en diagnosticarse, o incluso, llegan a pasar inadvertidos; esta anomalía, produce jóvenes con baja autoestima y dificultades de adaptación laboral. Desde hace años, neurocientíficos de la talla de Kandel o Swartz, entre otros, han especificado claramente que todas estas patologías tienen origen neurobiológico y sus manifestaciones inciden en la vida social y personal. Si esta premisa es desconocida y diagnosticada con parámetros basados sólo en lo emocional, social o conductual, el niño recorrerá un largo y desalentador camino escolar que le depositará en la adolescencia con la etiqueta de un “joven terrible” a quien no le gusta estudiar. En la Argentina, estas pautas modernas no son abonadas por todos los pediatras y neuropediatras, quienes concluyen el camino hacia la supuesta solución, con medicación y la derivación a psicoterapia clínica o a un psicopedagogo para que aborde el problema exclusivamente escolar. Los tiempos han cambiado y es preciso que las diferentes áreas de la neurociencia trabajen en equipo para prestar ayuda verdadera a estos niños y adolescentes que padecen tan sólo alguna disfunción cerebral transitoria o algún trastorno reeducable y pasible de rehabilitación.

El camino es que el médico pediatra y/o el neuropediatra, deriven al paciente a una evaluación neuropsicológica, llevada a cabo por especialistas en Neuropsicología,  para que con el informe exhaustivo y pormenorizado, pueda indicar el tratamiento específico a la patología que presenta el chico, y la medicación en caso que sea necesario.

Es importante tener en cuenta, que estos problemas representan un porcentaje nada despreciable del alumnado de todas las escuelas. Estadísticas realizadas en España, por ejemplo, indican que entre 2 y 10 alumnos de una clase de 25, padecen algún trastorno del aprendizaje. Esto significa un  3% a 8% de la población en edad escolar. Según estos datos, la dislexia, por ejemplo, afecta a entre el 5% y el 15% de los escolares, el TDAH a entre el 3% y el 8%, la discalculia (acalculia o dificultades en el aprendizaje de las matemáticas) a entre un 1% y un 3%, y el trastorno del desarrollo del lenguaje a entre un 2% y un 4%.
Un diagnóstico diferencial, elaborado por profesionales del área de la salud
No hay duda de que hay una base genética o neurobiológica de estos trastornos. Los primeros estudios cognitivos para averiguar si un niño padece alguno de estos problemas, podrían manifestarse en primer año de primaria. Pero el infradiagnóstico aún es elevado y hay más trastornos del aprendizaje sin diagnosticar, que casos conocidos. Cuando esto ocurre, los afectados tienen un alto riesgo de fracaso escolar y, en el caso de los TDAH, de caer en conductas adictivas, así como de sufrir inestabilidad familiar y laboral.
Base neurobiológica
Los conocimientos científicos actuales han revelado que no se trata de niños con Coeficiente Intelectual por debajo de la media para su edad, al contrario, encontramos niños con un CI normal y hasta superior, por lo cual es preciso buscar las causas de por qué no rinden acorde a lo esperado en la escuela, por qué no se esfuerzan y por qué no están motivados. Hoy se sabe que en la mayoría de los casos estas causas son de base genética y neurobiológica. Prueba de ello es que, en una muestra de 2.000 niños, sólo en el 8% no se halló ninguna base neurobiológica al trastorno del aprendizaje que padecían, al 92% restante se le pudo diagnosticar como un trastorno específico.
Según detalla Anna López, neuropsicóloga de la Unidad de Trastornos del Aprendizaje Escolar del mismo hospital, el TDAH se relaciona con una disfunción en el lóbulo frontal, mientras que la dislexia se corresponde con una en el hemisferio izquierdo en su parte posterior, teniendo, según los últimos descubrimientos, una base genética; el trastorno específico del desarrollo del lenguaje con problemas en el hemisferio izquierdo -en las áreas perisilvianas-, la discalculia tiene su base en el lóbulo parietal bilateral y, en el caso del TANV,(Trastorno de aprendizaje no verbal),  aunque no está tan claro, se barajan dos hipótesis: por un lado, que su origen esté en el hemisferio derecho, y por otro, en las áreas posteriores bilaterales.

DEBERES PARA EL SISTEMA EDUCATIVO
 Los niños con TDAH, dislexia u otro trastorno del aprendizaje merecen una atención diferente. La escuela debe adaptarse para poder flexibilizar los diseños curriculares, para atender a la diversidad de alumnos que acuden a sus aulas. Los escolares afectados necesitan que se realicen adecuaciones metodológicas a los procedimientos educativos -y no de contenidos- para evitar  en posteriores casos de fracaso escolar. El sistema imperante hasta ahora, basado en un aula de 25 alumnos, donde todos atienden a la misma materia, con la misma metodología y a la misma hora, es obsoleto y debe superarse para permitir que estos niños completen sus estudios, según la visión de los expertos en educación, Enric Roca y Jordi Carmona.

Para contrarrestar estas dificultades del día a día, los neuropsicólogos proponen tomar de forma fraccionada los exámenes a los niños con TDAH, o asegurarse de que han apuntado bien los deberes que se les han encargado para la casa. Según se afirma, estos niños deberían sentarse en las primeras filas, para que presten más atención, en ellos el refuerzo da mejor resultado que el castigo. En líneas generales, requieren de una supervisión más cercana. En cambio, los afectados por dislexia necesitan estrategias compensatorias para poder aprender los mismos contenidos que sus compañeros. Los neuropsicólogos proponen que no se les haga leer en público, para evitar sentirse en ridículo, que se les reduzca el temario de los estudios, se les ofrezca más tiempo para los exámenes, puesto que les cuesta más leer que al resto, se les dé la posibilidad de examinarse de forma oral en lugar de por vía escrita, ya que deben realizar un gran esfuerzo para escribir, así como aplicar un baremo diferente para evaluar su ortografía.


Debemos adaptar las aulas para conseguir niños felices, que tengan un grupo de referencia, motivados para aprender y para que su trastorno del aprendizaje no sea un obstáculo para su futuro profesional

Posted: 01 Apr 2014 05:02 AM PDT



Los niños frente al ciberbullying, el sexting y el gromming

El acceso a las nuevas tecnologías de los niños se produce cada vez a edades más tempranas y ya no nos extraña ver a niños de entre 10 y 12 años usando el ordenador con mucha soltura, hablando con smartphone y a niños de unos 7-8 años con tablets o ipod. En ocasiones, aunque somos los padres quienes hemos puesto esta tecnología en sus manos no sabemos usarla o, al menos, no llegamos a su nivel de conocimientos, porque como alguien me dijo el otro día, parece que ellos nacen sabiendo.

Los peligros de las redes sociales en Internet para los niños

Ciberbullying

Sin embargo, en su inocencia, muchas veces los niños no son conscientes de los peligros que entraña dar datos personales a través del chat, del correo electrónico o de las redes sociales. Está claro que si les decimos que nunca escriban el nombre de su colegio, la dirección de casa, el lugar donde realizan sus actividades extraescolares, los niños seguramente no lo vayan a hacer a sabiendas, pero hay muchas formas de preguntárselo para que lo acaben escribiendo de manera inocente.

No hablar con desconocidos es una enseñanza que es válida para todos los órdenes de la vida no sólo para la vida real, sino también para la cibervida. No obstante, si por ejemplo los padres no sabemos cómo desconectar el geolocalizador de los smartphones, cada vez que nuestro hijo hable mediante el chat con un amigo, alguien podrá saber dónde se encuentra en ese momento.

Y es que con respecto a la terminología también se está abriendo un debate interesante. Cuando hablamos de vida real para referirnos a la vida física y distinguirla de los contactos en Internet y en las redes sociales, estamos dando pie a confundir a los niños, que integran ambas vidas en su vida real. Por eso, ahora conviene referirse a la vida física y dejar el término vida real para englobar el carácter general de la propia existencia personal.


Entre los peligros que acechan a los niños en Internet ,por ejemplo, llama la atención el ciberbullying o acoso entre menores que en Internet por su carácter global, supone un alcance que puede llegar a generar mucho daños no sólo al menor sino a su familia y amigos. Otro sistema con el que pueden hacerse daño entre iguales es el sexting o intercambio de fotografías o vídeos con contenido erótico entre los propios jóvenes, con las que luego llegan a extorsionarse causando daños psicológicos importantes. Fuera de las fronteras de los amigos, el grooming es otra práctica a través de la cual un adulto se gana la confianza de un menor con un propósito sexual.

Las estrategias de evitación para caer y ser víctima de cualquiera de estas prácticas depende básicamente de la información que padres e hijos manejemos a la hora de navegar por la red y establecer relaciones con otras personas. La prudencia es la prioridad a la hora de proporcionar a los niños una educación para moverse por Internet, aplicando siempre el sentido común. Y desde luego, aunque pensemos que es importante establecer filtros o controles parentales en el ordenador de casa, no debemos olvidar como padres que la comunicación con nuestros hijos es lo más importante, ya que a través del diálogo podemos protegerles más.

Marisol Nuevo.


Posted: 01 Apr 2014 04:56 AM PDT



La inclusión e integración son términos que en muchas ocasiones se utilizan como conceptos iguales que comparten un mismo significado, sobretodo en el ámbito educativo. Inclusión e integración no son palabras sinónimas.

Inclusión e integración representan filosofías totalmente diferentes, aun cuando tienen objetivos aparentemente iguales o significados parecidos.

Si bien es cierto, pasar de la exclusión a la Inclusión supone un proceso largo de cambio y evolución. En medio de esta transición podemos situar la integración. Ahora bien, debemos ir más allá, paso a paso sin olvidar que el último fin siempre es la inclusión.

Inclusión e Integración: 10 diferencias

  • La inclusión NO se centra en la discapacidad o diagnóstico de la persona. Se centra en sus capacidades.
  • La inclusión educativa NO está dirigida a la educación especial, sino a la educación en general.
  • La inclusión NO supone cambios superficiales en el sistema, supone trasformaciones profundas.
  • La inclusión NO se basa en los principios de igualdad y competición se basa en los principios de equidad, cooperación y solidaridad.
  • La inclusión educativa se centra en el aula y NO en el alumno.
  • La inclusión NO intenta acercar a la persona a un modelo de ser, de pensar y de actuar “normalizado”, acepta a cada uno tal y como es, reconociendo a cada persona con sus características individuales.
  • La inclusión NO es dar a todas las personas lo mismo, sino dar a cada uno lo que necesita para poder disfrutar de los mismos derechos.
  • La inclusión NO persigue cambiar o corregir la diferencia de la persona sino enriquecerse de ella.
  • La inclusión educativa NO persigue que el niñ@ se adapte al grupo, persigue eliminar las barreras con las que se encuentra que le impiden participar en el sistema educativo y social.
  • La inclusión NO disfraza las limitaciones, porque ellas son reales.

Algún día dejaremos de hablar de educación para la igualdad de género, educación para niños/as con necesidades educativas especiales, educación para colectivos en riesgo de exclusión social…y entonces, simplemente hablaremos de EDUCACIÓN.
FUENTE:http://www.dobleequipovalencia.com/

Posted: 01 Apr 2014 04:57 AM PDT

I JORNADAS UNIVERSITARIAS SOBRE EL TRASTORNO
El alumno con TDAH dedica más esfuerzo y tiempo, con peores resultados
El neuropsicólogo José Gamo defiende que el maestro tiene que ser un entrenador del cerebro, no un transmisor de información unidireccional
Sandra Melgarejo. Madrid
La inmadurez en el lóbulo frontal asociada al TDAH hace que los escolares con este trastorno tengan dificultades con su memoria a corto plazo, con el inicio de tareas y con la autorregulación emocional, así como para inhibir pensamientos, autocontrolarse y establecer metas. Todo esto dificulta su vida académica, pero ¿qué se puede hacer con los alumnos con TDAH en los Centros Educativos? José Ramón Gamo, especialista en Neuropsicólogía infantil y director pedagógico del Centro de Atención a la Diversidad Educativa (CADE), ha tratado de responder a esta pregunta durante su intervención en las Primeras Jornadas Universitarias sobre TDAH organizadas por la Universidad Francisco de Vitoria de Madrid.
En su opinión, en el sistema educativo actual “hay herramientas, pero hay que transformarlas porque son metodologías del siglo XX”. Por ejemplo, ha recomendado “cambiar el soporte de transmisión de la información: más audiovisual y menos lectura”. “Nos cargamos a chicos porque usamos métodos del siglo XIX, cuando tienen cerebros perfectamente preparados para el siglo XXI”. Gamo ha asegurado que no conoce a ningún escolar con TDAH vago y que lo que sucede es que tienen “problemas de perseverancia, de voluntad, de inicio de tareas y de supervisión del tiempo, y no mantienen en el cerebro la recompensa demorada”. “El alumno con TDAH es el que más esfuerzo y tiempo invierte, con el peor resultado y con muchas críticas. Puede tardar media hora en concentrarse con el triple de esfuerzo, lo que conlleva una bajada de glucosa que causa fatiga”, ha explicado.
Así que, “si los estudiantes con TDAH tienen problemas de organización, planificación e impulsividad, ¿por qué se les ponen trabas como los exámenes?”, ha preguntado Gamo. Como es la forma de evaluación más común, ha dado una serie de indicaciones para adaptar los exámenes a los alumnos con TDAH. Por ejemplo, hacer un examen secuenciado, es decir, que el profesor lea con el alumno las preguntas, establezca una secuencia y controle el tiempo marcha atrás para que el cerebro esté en alerta. “Los estudios revelan que esto mejora la nota entre 1,5 y 2 puntos”, ha afirmado.
Otra opción es hacer exámenes sin límite de tiempo u orales, en los que el profesor evalúe si el alumno ha interiorizado la información y la ha convertido en “un aprendizaje significativo que permite la adquisición de nuevas competencias”. “La información está en red, ya no tiene valor, lo importante son las competencias”, ha comentado.
Además, ha aconsejado que no haya carga de deberes: “la cargabilidad no mejora ni afianza el aprendizaje. El cerebro aprende haciendo, así que lo mejor es prolongar el aprendizaje en el tiempo -el cerebro tarda seis meses en afianzar el aprendizaje-. La cargabilidad no tiene valor ninguno y les quita tiempo de ocio. Estas miserias mecánicas no valen para nada”.
Gamo ha defendido que “los educadores no pueden dar la espalda al conocimiento científico. Un maestro tiene que saber cuáles son las funciones superiores del cerebro y entrenarlas en base al neurodesarrollo: gnosias, praxias, lenguaje y función ejecutiva. En la escuela moderna, el maestro es un entrenador del cerebro, no un transmisor de información unidireccional”. En este sentido, ha abogado por la realización en las escuelas de “tareas ecológicas con implicación emocional”, para que los estudiantes “sean capaces de ser emprendedores, de resolver problemas reales y no tengan miedo al fracaso”.
El especialista en Neuropsicólogía infantil ha lamentado que se “critique, penalice y castigue la expresión de los síntomas del TDAH”, y ha recordado que, si no se tratan, “los chavales con TDAH pierden competencia cognitiva por falta de entrenamiento neurocognitivo, lo mismo que ocurre cuando se aprende un idioma y no se utiliza”.

José Ramón Gamo en las Primeras Jornadas Universitarias sobre TDAH.


Posted: 01 Apr 2014 04:47 AM PDT

6 consejos para ayudar a tus hijos a manejar el estrés

Del mismo modo que los adultos, los niños también tienen dificultades con el estrés. Un exceso de tareas, los conflictos en sus familias y los problemas con los compañeros suelen ser los factores de estrés que abruman a los más pequeños.

Por supuesto, una cierta cantidad de estrés es normal. Es habitual sentirse estresado por comenzar la escuela o ante la perspectiva de un examen importante. La clave para ayudar a los niños a manejar el estrés tiene que ver con enseñarles a resolver sus problemas, planificar y saber cuándo decir no a las diversas actividades y compromisos.

He aquí algunos consejos para ayudar a tus hijos a manejar el estrés con éxito.

1. Controlar la sobreactividad.

Uno de los mayores factores de estrés para los niños es el exceso de actividades. Hoy se espera que los niños presten atención y trabajen en la escuela durante siete horas, sobresalgan en las actividades extracurriculares, vuelvan a casa, terminen la tarea y vayan a la cama para volver a hacerlo todo de nuevo al día siguiente. Pero ¿dónde está el tiempo de inactividad?

Los niños necesitan ese tiempo de inactividad. Sus cerebros y cuerpos necesitan descansar, y ellos no pueden darse cuenta de esto por sí mismos. Así que saber si tu hijo tiene un exceso de actividades es importante al objeto de asegurarte de que en su agenda hay suficiente tiempo de inactividad.

2. Dedicar un tiempo para jugar.

Es importante realizar actividades en las que no exista la presión o la competencia. Los niños más pequeños suelen hacer esto de forma natural. Pero los niños de más edad pueden olvidar simplemente cómo jugar. Combinar el juego con la actividad física es también fundamental para el bienestar.

3. Hacer del sueño una prioridad.

El sueño es vital para todo, desde reducir el estrés hasta impulsar el estado de ánimo o mejorar el rendimiento escolar. Si tu hijo no está durmiendo lo suficiente puede ser otra señal de alerta de que está demasiado atareado. Una vez más, reducir los compromisos suele ayudar. También es útil hacer hincapié en la importancia del sueño y en la creación de un entorno que lo facilite.

4. Enseña a tus hijos a escuchar sus cuerpos.

Enseña a tus hijos a comprender su propio cuerpo y la fisiología del estrés. Anímalos a escuchar lo que sus cuerpos están diciendo. Si bien es normal que el estómago de un niño se sienta nervioso en el primer día de escuela, salir de clase por un dolor de estómago o despertarse varias veces con un dolor de cabeza es un signo de que hay demasiadas cosas.

5. Maneja tu propio estrés.

El estrés es muy contagioso. Cuando los padres están estresados, los niños también se estresan. Si estás viviendo en un ambiente poco estructurado tu hijo lo notará de inmediato. Es importante servir de modelo a tus hijos para que lleguen a afrontar con eficacia el estrés.

6. Prepara a tus hijos para hacer frente a los errores.

Una gran parte del estrés infantil proviene del miedo a cometer errores. Hay que recordarles que no se espera de ellos que lo hagan todo bien. Además, si bien es cierto que tomar buenas decisiones es una habilidad importante, es tal vez más importante aprender a recuperarse de una mala decisión.

Es fácil estresar a nuestros hijos por no ayudarles a entender que meter la pata es parte del proceso. Es necesario ayudar al niño a entender los pasos a seguir después de una mala decisión.

Hemos querido completar este post ofreciendo para su descarga un interesante trabajo de Laura B. Oros y Gisela K. Vogel titulado “Eventos que generan estrés en la infancia: diferencias por sexo y edad” que se propone como objetivo conocer los estresores más frecuentes en la infancia y su relación con variables intrínsecas como edad y sexo


 FUENTE:
http://psicopedia.org/

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