Gabriele Münter fue una de las pocas pintoras que formó parte del movimiento expresionista alemán. Ligada profesional y emocionalmente con el pintor Kandinsky, Münter pintó a lo largo de su vida evolucionando en su técnica y viéndose influenciada por distintos artistas del momento. Pero además de por su carrera artística, la pintora pasó a la historia por haber escondido durante la Segunda Guerra Mundial una gran colección de cuadros de Kandinsky y otros pintores que formaron parte del movimiento artístico conocido como Blaue Reiter. Gracias a esto, el expresionismo alemán, perseguido por el nazismo por considerarse un arte depravado, pudo sobrevivir al conflicto bélico.
Gabriele Münter nació el 19 de febrero de 1877 en Berlín en el seno de una familia acomodada.. Desde bien pequeña, Gabriele recibió el apoyo de su familia en lo referente a sus inclinaciones artísticas. La primera formación la recibió de manos de profesores privados hasta que, con diez años, pudo ingresar en la escuela de arte femenina de Düsseldorf, Malschule für Damen. Un año después, y hasta 1901, viajó por los Estados Unidos acompañada de su hermana. Hacía tiempo que habían perdido a su padre y poco más de dos años a su madre.
De vuelta a Alemania y tras pasar por una escuela de arte femenina, decidió ingresar en la escuela Phalanx de Munich. Allí fue donde conoció a Vasily Kandinsky, uno de los fundadores de la academia. Además de ser su alumna, Gabriele se convirtió en amante del pintor a pesar de que él no se divorció de su mujer hasta 1911. Gabriele y Vasily tuvieron un idilio en el que compartieron su pasión artística viajando por distintos lugares de Europa y el norte de África.
En uno de aquellos viajes, en el París de principios de siglo, entró en contacto con otras corrientes artísticas como el fauvismo y su estilo fue evolucionando hacia una identidad propia marcada por colores planos y muy delimitados.
De vuelta a Múnich, en 1909, Gabrielle compró una casa en Murnau am Staffelsee que se convertiría en un punto de encuentro para los artistas vanguardistas del momento. Su contribución al mundo del arte continuó participando en la creación de la Nueva Unión de Artistas de Múnich.
Pero la Primera Guerra Mundial fue un punto de inflexión en la vida de Gabrielle. No sólo tuvo que abandonar Alemania sino que se alejó sentimentalmente de Kandinsky, quien terminó rompiendo con ella en 1917 para casarse con otra mujer poco después.
Gabrielle pasó un periodo en soledad y con muy poca producción pictórica. Sufrió constantes depresiones hasta que en 1927, de vuelta a Múnich, conoció a un historiador de arte llamado Johannes Eichner que le devolvió la estabilidad sentimental y la inspiración artística.
De nuevo su vida se vio alterada con la llegada del nazismo y su prohibición expresa a ella y otros pintores de exponer su obra. Retirada de manera forzada de la vida pública, Gabrielle continuó pintando hasta su muerte y viviendo el arte con pasión. Durante la Segunda Guerra Mundial fue escondiendo todos los lienzos que pudo del grupo del Blaue Reiter, entre ellos su antiguo amor, Kandinsky. Al finalizar la guerra, había conseguido salvar más de ochenta pinturas que terminó donándolas a la ciudad de Múnich.
El 19 de mayo de 1962 Gabriele Münter fallecía en su hogar de Murnau am Staffelsee, el que fuera centro del arte expresionista durante sus años gloriosos. A pesar de que la obra de Gabriele estuvo siempre eclipsada por la de Kandinsky y otros grandes pintores de su tiempo, poco a poco ha ido recuperando el lugar que se merece en el mundo del arte.
Su obra
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