UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 30 May 2014 08:38 AM PDT
Ivan Petrovich Pavlov nació el 14 de septiembre 1849 en Ryazan, una ciudad a 196 km al sudeste de Moscú donde su padre era pope, un sacerdote ortodoxo. Se educó en la escuela parroquial y luego en el seminario estando todo en su vida pautado para que siguiera las huellas de su padre en la carrera eclesiástica. Sin embargo, inspirado por las obras de Sechenov, el padre de la Fisiología rusa, Pavlov abandonó el seminario y decidió dedicarse a la Ciencia matriculándose en la carrera de Ciencias Naturales en la Facultad de Física y Matemáticas de Moscú.
Como otros alumnos que llegan tarde a los estudios y, por lo tanto, con más madurez, los abordó con pasión y seriedad y junto con otro estudiante, M.I.Afanasyev, publicó un primer estudio sobre la fisiología de los nervios pancreáticos que tuvo un gran reconocimiento y fue premiado con medalla de oro, un reconocimiento académico significativo en la Rusia imperial. Tras superar con un expediente sobresaliente los estudios de Ciencias Naturales decidió seguir formándose y se matriculó en la Academia de Cirugía médica donde también finalizó sus estudios con medalla de oro. La tesis doctoral de Pavlov, presentada en 1883 se titulaba "Los nervios centrífugos del corazón" y en ella ponía las primeras bases sobre la función trófica del sistema nervioso. Pavlov demostró que existía un patrón básico en la regulación refleja de la actividad del sistema circulatorio y ayudó a establecer la base fisiológica de la integración entre el sistema nervioso y el resto del organismo. En 1880, después de graduarse, viajó a Alemania donde completó su formación con dos de los grandes maestros de fisiología de la época: Karl Ludwig (en Leipzig) donde aprendió la importancia de la observación precisa y cuidadosa; y Rudolf Heidenhain (en Breslau) donde se entrenó en las últimas técnicas de experimentación y cirugía del sistema gastrointestinal. En 1890, Pavlov fue invitado a montar y dirigir un departamento de Fisiología en el Instituto de Medicina Experimental. A lo largo de los 45 años en que fue su director, este centro se convirtió en uno de los de mejor reputación del mundo. Allí tuvo lugar su principal etapa de investigación entre los años 1891 y 1900. Pavlov era una auténtica fuerza de la naturaleza y, por poner un ejemplo, el aborto que sufrió su esposa en su primer embarazo fue achacado a que la tocaba correr para seguir el paso que llevaba el académico. Con la excelente base en cirugía que tenía puso en marcha experimentos "crónicos" donde un amplio uso de fístulas — conexiones anormales entre un órgano, un vaso o el intestino y otra estructura— en animales de experimentación permitía seguir la función secretora de varios órganos bajo unas condiciones relativamente normales. Es decir, Pavlov podía conectar un pequeño tubo en el estómago y podía recoger y estudiar la secreción gástrica. En comparación, la mayor parte de los estudios previos se habían hecho mediante una vivisección "aguda" de los animales, abrir en canal al animal vivo e intentar entender lo que estaba pasando, donde era difícil separar los efectos normales, fisiológicos, de los causados por el propio abordaje experimental. Con su trabajo, Pavlov puso las bases para diferentes avances tanto en la teoría médica como en la práctica clínica. Mediante una serie de elegantes experimentos Pavlov demostró que el sistema nervioso era el centro rector de los procesos digestivos, generando un auténtico salto adelante en la fisiología de la alimentación. También alcanzó fama por sus experimentos sobre el "condicionamiento clásico" en el que mostraba que emparejando un estímulo neutro y condicional (una campana) con un estímulo incondicional (comida) los sujetos de la experimentación (perros) empezaban a salivar con el sonido de la campana aunque no hubiera comida. Este proceso, que se conoce popularmente como reflejo de Pavlov, se denominó la "secreción psíquica". Tras la Revolución de Octubre, un decreto especial del gobierno de los soviets, firmado por el mismo Lenin el 24 de enero de 1921 reconocía los "extraordinarios servicios científicos del académico I.P. Pavlov, que son de un enorme significado para la clase trabajadora de todo el mundo". Asimismo se indicaba que el Partido Comunista y el Gobierno soviético proveerían para que Pavlov y sus colaboradores tuvieran todo lo necesario para hacer su investigación, un auténtico cheque en blanco que el Instituto de Medicina experimental supo aprovechar. Pavlov también dirigió su energía a la reforma de las instituciones científicas, convirtiendo los institutos de investigación en los que tuvo que ver en auténticos centros de excelencia y guió y formó a una pléyade de discípulos que continuó su labor y formó una escuela de renombre mundial. Pavlov no debía ser fácil de llevar y estaba más abierto a criticar que a que le criticasen a él. Creía que la ciencia era un método de acercarse a la realidad y no podía tratarse como una ideología, rechazaba la posibilidad de que el comunismo o cualquier otra corriente de pensamiento estuviera en posesión de la verdad, abominaba de que la lucha de clases o las máximas del partido pudieran usarse como alternativa a una verdadera educación superior y se oponía al pensamiento único como lo contrario a la duda y a la experimentación claves en la ciencia. En 1923 Pavlov se atrevió a dar un discurso sobre "El dogmatismo comunista" defendiendo la autonomía de la ciencia. No eran tiempos fáciles: las heridas de la Guerra Civil y la I Guerra Mundial estaban todavía abiertas, la disidencia cada vez era peor vista y se encontraban traidores por todas partes, Lenin estaba irreversiblemente enfermo y la lucha por el poder agitaba el Politburó. Esa conferencia pronunciada ante una audiencia de trabajadores se mantuvo oculta durante décadas lo que junto con el enorme prestigio del científico ruso probablemente permitió que Pavlov no fuese represaliado en los difíciles años que siguieron bajo el régimen de Stalin y continuara adelante con sus investigaciones. Pavlov habló así:
Cuando entres en la ciencia encontrarás que la Ciencia y el dogmatismo son cosas totalmente diferentes. La Ciencia y la libre crítica, esos sí son equivalentes. Pero el dogmatismo no es aceptable y no hace falta poner ejemplos. ¡Cuánto se ha retorcido la verdad! Tomad el ejemplo de la indivisibilidad del átomo. Han pasado años y nada queda de eso. Y la ciencia está llena de ejemplos similares. Y si respetas la ciencia, como es lógico que hagas si estás de verdad familiarizado con ella a pesar de que seas comunista o miembro de las escuelas de trabajadores creadas por los Soviets, entonces reconocerás que el marxismo y el comunismo no son verdades absolutas, que son solo una teoría en la que puede haber parte de verdad, pero en la que quizá no hay nada cierto, entonces mirarás a la vida con libertad, y no como un esclavo.
Había que tener un par para decir esas cosas en público.Con la muerte de Lenin en 1924 y la asunción del poder por Stalin, la situación empeoró. Aún fue a peor tras la II Guerra Mundial cuando se estableció que la Ciencia estaba al servicio del materialismo dialéctico para mediante el conocimiento de los procesos psicológicos y fisiológicos conseguir la reconstrucción del "nuevo hombre" comunista. Pavlov era un creyente en la ciencia y afirmaba que "con la ayuda del omnipotente método científico, la ciencia sacará al hombre de la actual pesadumbre". En realidad, se generó un sistema donde se daba un barniz de ciencia a discriminaciones, abusos totalitarios y la imposición del pensamiento único. En ese período la figura de Pavlov fue opuesta propagandísticamente a la de Freud. Pavlov sería el psiquiatra del poder proletario frente a Freud, el psiquiatra de la burguesía decadente que era además germánico y judío. En los años que siguieron muchas enfermedades mentales fueron tratadas de una forma simplista y reduccionista. La principal terapia era el trabajo que en realidad escondía algo muy parecido a una esclavitud, con una enorme carga, condiciones infrahumanas y ningún tipo de remuneración para quien era considerado un enfermo mental, incluidos muchos disidentes. Volvamos un poco para atrás. El salto en la proyección internacional de Pavlov tuvo lugar en España. En 1903, en el XIV Congreso Médico Internacional celebrado en Madrid, Pavlov presentó una comunicación titulada "La Psicología experimental y la Psicopatología de los animales". En esa ponencia presentaba la definición de reflejos condicionados y de otros tipos y demostraba que un reflejo condicionado era al mismo tiempo un fenómeno mental básico y un fenómeno fisiológico básico. De eso deducía que el estudio de los reflejos condicionados abría un camino para el conocimiento de los mecanismos cerebrales, de las formas de respuesta más avanzadas a los cambios externos e internos que afectaban a hombres o a animales y que ello hacía posible un estudio objetivo de la actividad psíquica. Un año más tarde le era concedido el premio Nobel. Todos tenemos la imagen de Pavlov y sus perros salivando al oír una campanilla pero como él mismo indicó en el discurso de aceptación del premio Nobel no era el primero que observaba la estimulación por parte del sistema nervioso tanto de glándulas salivares como de las glándulas gástricas. El autor que tiene esa primacía fue William Beaumont (1785-1853), un cirujano militar asignado a Fort Mackinac, una fortificación situada en los estrechos que comunican los lagos Michigan y Hurón. A este cirujano le llevaron el 6 de junio de 1822 un trampero canadiense de la Compañía Americana de Pieles, Alexis St. Martin (1803-1886), que había recibido accidentalmente un tiro en a corta distancia que le dañó gravemente las costillas y el estómago. Beaumont le curó las heridas de la perdigonada pero pensó que moriría pocos días después. A pesar de esos malos augurios, St. Martin sobrevivió sesenta y cuatro años más pero con una fístula en el estómago que nunca se cerró lo que hizo que tuviera que dejar su trabajo en la American Fur Company. Como no hay mal que por bien no venga, Beaumont empleó a St. Martin con un contrato que indicaba que el médico podía estudiar el estómago del trampero y que éste tenía que acompañarle en sus viajes, recibiendo a cambio 147 dólares al año. Beaumont empezó a investigar con su flamante empleado, una relación que continuó con algunos paréntesis durante décadas. Muchos de estos experimentos los realizaba Beaumont atando un trozo de comida a un bramante y metiéndolo en el estómago de St. Martin. Cada pocas horas, Beaumont sacaba el pedazo de comida y examinaba su grado de digestión. También extraía y analizaba muestras de los jugos gástricos de St. Martin y probaba con ellos a disolver comida en pequeños recipientes. El resultado fue darse cuenta de que la digestión no era un proceso básicamente mecánico, una trituración, como se creía hasta entonces sino que se trataba de un proceso fundamentalmente químico. A lo largo de los años Beaumont puso en marcha toda una serie de experimentos que iban desde la observación de una digestión normal a modificar las condiciones para determinar los efectos de la temperatura, el ejercicio o incluso las emociones. Beaumont publicó sus resultados en 1838 en la obra titulada "Experimentos y observaciones sobre el jugo gástrico y la Fisiología de la Digestión" donde escribió que las secreciones de St. Martin aumentaban cuando pensaba en su comida favorita, algo que es un claro antecedente de la campanilla del camarada Pavlov y la secreción psíquica. Beaumont era militar y hay también un famoso militar apellidado Pavlov, que nada tiene que ver con el fisiólogo. El sargento Yákov Pavlov recibió la orden de tomar y defender un edificio de apartamentos de cuatro pisos en la batalla de Stalingrado. Consiguió hacerse con la casa aunque solo quedaron él y cuatro de sus hombres. En el sótano encontraron un grupo de civiles y militares heridos, a los que armaron con los fusiles de los alemanes muertos y recibieron la orden 227 de Stalin: "no retroceder ni un paso". Demolieron los tabiques del sótano y uno de los pisos para poderse mover con rapidez y recibieron armas antitanque, morteros y algunos hombres. Durante casi dos meses, del 27 de septiembre al 25 de noviembre de 1942, el pequeño grupo aguantó varios ataques diarios de batallones alemanes que intentaban tomar lo que era conocido como "la casa de Pavlov". Vasily Chuikov, el general que comandó las fuerzas soviéticas en Stalingrado, comentaba en sorna que los alemanes habían perdido más hombres intentado hacerse con esa casa en ruinas que los que cayeron para tomar París. Yákov Pavlov ingresó tras la guerra en un monasterio donde probablemente cualquier ruido fuerte como el de una campana no le diera ganas de salivar sino de buscar refugio y agarrar su kalashnikov, así son los reflejos condicionados. Este artículo fue originalmente publicado en Journal of Feelsynapsis Para leer más:
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