Con motivo del festivo de hoy, ayer conversé con mi alumnado sobre la celebración del
Día internacional del trabajador/a. Como no podía ser de otro modo lo llevamos al terreno del trabajo que desarrollan sus padres y madres y en el que les gustaría trabajar a ellos de mayores. Sin dramas y sin exageraciones hubo tres cosas que llamaron mi atención, no por novedosas pero sí por reiterativas:
1ª Como siempre siguen sin considerar el trabajo que desarrollan en los hogares, generalmente las madres, incluso cuando los padres están en el paro.
2ª Preguntados por sus deseos futuros, más que nunca noté las diferencias de género: de 14 niños, 12 quieren ser policías, 1 médico y 1 veterinario; de 11 niñas, 10 bailarinas, 1 veterinaria. Sé que las respuestas pueden estar condicionadas por lo que dijo la primera, bien sé que esto no tiene nada que ver con lo que será en el futuro, sé que son muy pequeños, pero es lo que dijeron. Incluso forcé la situación insistiendo en si no había ninguna niña que quisiera ser policía o un niño bailarín, lo que provocó su hilaridad.
3ª Sólo entienden el trabajo como fuente de ingresos, como la manera de obtener dinero para dedicarlo a las necesidades básicas y a los caprichos.
Volví para casa pensando que algo estamos haciendo mal. Cierto que sólo tienen 4 o 5 años pero son inteligentes, puede que les falte vocabulario y recursos para expresarse adecuadamente, pero verbalizan aquello que piensan y que viven en sus contextos personales. A decir verdad, la mayor parte de nuestro alumnado pertenece a familias en situación de precariedad, y sus referentes adultos seguro que que no realizan los trabajos que desean, sino aquellos en los que los contratan con horarios que no les permiten disfrutar plenamente de la paternidad/maternidad, y eso los niños/as lo perciben. Razón para que debamos insistir más en que el trabajo es una realización personal.
Puede que esos sean los condicionantes de esas respuestas, pero no me tranquiliza porque, en la clase de mi hermana, con un contexto totalmente diferente -casi contrario-, las contestaciones con respecto a esos tres aspectos fueron las mismas.
La Fundación Adecco lleva varios años realizando el
informe ¿Qué quieres ser de mayor?, para lo cual entrevista a miles de niños/as de entre 4 y 16 años de todo el Estado, preguntando por sus aspiraciones profesionales de futuro, por las claves de la felicidad en el trabajo, por los jefes ideales, etc. En
el IX informe, presentado en agosto de 2013, se dice que los más pequeños son los más conscientes (55,8%) de que las madres desarrollan las tareas domésticas, (esto no quiere decir que lo consideren trabajo). En el
estudio del pasado año, también realizado en Galicia, los niños/as gallegos propusieron como jefes ideales a Cristiano Ronaldo y a Shakira, y sus profesiones futuras en este orden por sexo:
-niños: futbolista, policía, astronauta;
-niñas: profesora, peluquera, actriz.
Creemos que hay conquistas que nosotras damos por consolidadas y sin embargo no es así, por ello hay que insistir en ellas en la clase. Trabajamos los oficios y profesiones –incluso aquellas más exóticas o extrañas-, hablamos de las aportaciones de hombres y mujeres singulares, empleamos un lenguaje no sexista, sin embargo no vamos al fondo, a lo básico en estas edades. Una vez más, constatamos que, a veces, ascendemos tanto que no pisamos la tierra y la realidad.
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