Dentro de unas pocas semanas se va a repetir un macroevento "educativo" en Madrid. En este caso se trata del SIMO en su vertiente más "educativa". Un maravilloso macrostand donde muchas empresas relacionadas con el pastel que supone suministrar determinados productos y servicios van a dedicarse a vender sus maravillas a quienes asistan al mismo. Un macroprostíbulo, nada encubierto, donde lo de menos es qué mejorar en el sistema educativo y más el vender a un "módico precio" soluciones milagrosas para ser usadas en el aula.
¿Es lícito ir a SIMO? ¿Es lícito presentar en esa feria del cambalache educativo experiencias de aula? ¿Es lógico que se
premie a los docentes que acudan a ver a empresas que venden productos escudándose bajo las conferencias que se dan en esa feria con créditos de formación? ¿Qué pinta el Ministerio potenciando la asistencia a lugares donde lo más importante es el merchandising? Sinceramente, no lo entiendo.
Reconozco que puede ser ilusionante para determinados docentes ir a dar una charla o explicar lo que están haciendo en el aula en macroespacios. Reconozco que puede ser interesante ir a dar la brasa a un auditorio interesado en conseguir ideas para cambiar las cosas pero, cuando el espacio y los objetivos del mismo marcan el devenir de un contexto más interesado en regalar bolsas, propaganda y bolígrafos, es que hay algo que no está del todo bien en ese espacio.
Ir a SIMO es ir a una feria. No es ir a aprender. Ni ir a buscar recursos para el aula. Como feria es lícito (confundir lícito con ético es habitual en mis redactados) acudir. Como lugar de peregrinación para buscar el maná es algo que los poco creyentes deberían evitar.
Irse a determinados clubs o whiskerías escudándose bajo la necesidad de encontrar un ambiente para tomarse su bebida en un contexto agradable tiene mucho de cínico. Lo mismo pasa en el ámbito educativo. Justificar la asistencia a eventos que poco tienen que ver con nada educativo (porque, por mucho que haya intereses en ello, vender productos tiene poco de ello) no tiene ningún sentido.
Que sí, que todo el mundo puede ir a SIMO. Que posiblemente yo si estuviera en Madrid esos días iría a dar un vistazo pero sabiendo siempre muy claro qué es lo que me voy a encontrar. Y lo que me voy a encontrar es un lugar de compra y venta de servicios que poco tiene que ver con la Educación en mayúsculas que a algunos tanto nos gusta.
Por cierto, no me gustaría acabar el artículo sin recomendar que, como mínimo si asistís a SIMO, os paséis por las conferencias que darán algunos de vuestros compañeros. Es, quizás. lo único que se salva del espectáculo.
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