viernes, 23 de enero de 2015

el ventano



el ventano



Posted: 23 Jan 2015 12:42 AM PST


Amy Murray, educadora en un centro escolar de Canadá, escribió hace unas semanas una carta dirigida a unos hipotéticos padres que se preguntan si su peque recibe la suficiente atención en el colegio. La presencia en clase de alguien 'especial' es la causa de sus preocupaciones. Este el texto.






"Lo sé. Usted está preocupado. Cada día, su hijo llega a casa con una historia sobre 'aquel' niño. El que siempre está golpeando, empujando, pellizcando, rasguñando y quizás incluso mordiendo a otros niños. La que siempre tiene que caminar de la mano conmigo en el pasillo. La que tiene un lugar especial en la alfombra y el que a veces se sienta en una silla en vez de hacerlo en el suelo.


El que tuvo que dejar el conjunto de bloques de juguete, ya que no son para lanzarlos. La que escaló la reja del patio de juegos exactamente cuando le decía que se detuviera. El que derramó la leche de su compañera al suelo, en un ataque de ira, a propósito y mientras yo la estaba mirando. Y luego, cuando le pedí que limpiara, usó todo el rollo de papel del dispensador, a propósito y mientras yo estaba mirando. La que dijo 'esa' palabra en la clase de gimnasia...

Usted está preocupada de que 'aquella' niña esté restando valor a la experiencia de aprendizaje de su hijo. Usted está preocupado de que consuma mucho de mi tiempo y energía, y que su hija no tenga su parte justa. Usted está preocupada de que ella vaya a realmente lastimar a alguien algún día. Usted está preocupado de que ese 'alguien' pudiese ser su hijo. Usted está preocupada de que su hija vaya a empezar a recurrir a la agresividad para obtener lo que quiere. Usted está preocupado de que su hijo vaya a retrasar su desarrollo académico, ya que puede que yo no me dé cuenta de que esté luchando por sostener el lápiz. Lo sé.

Su hijo, este año, en este curso, a esta edad, no es 'aquel' niño. Su hija no es perfecta, pero en general sigue las reglas. Es capaz de compartir los juguetes pacíficamente. Ella no arroja los muebles. Su hijo levanta la mano para hablar. Trabaja cuando es el momento de trabajar, y juega cuando es el momento de jugar. Se puede confiar en que irá directamente al baño y regresará directamente, sin realizar travesuras. Lo sé.

Lo sé, y yo también estoy preocupada. Como ve, me preocupo todo el tiempo. De TODOS ellos. Me preocupo de que su hijo sostenga el lápiz, y de los sonidos de las letras de otra niña, y de la timidez de aquel pequeño, y del tupper siempre vacío de aquel otro. Me preocupa que el abrigo de Gavin no sea lo suficientemente cálido y que el papá de Talitha le grite por escribir la letra B al revés. La mayoría de mis viajes en el coche y de mis duchas en casa se llenan con esas preocupaciones.

Pero yo sé que usted quiere hablar sobre 'aquella' niña. Porque la letra B al revés de Talitha no le va a
dejar un ojo morado a su hijo. Yo también quiero hablar sobre 'aquel' niño, pero hay muchas cosas que a usted no le puedo decir.

No le puedo decir que ella fue adoptada desde un orfanato a los 18 meses de edad. No le puedo decir que está en una dieta de eliminación debido a posibles alergias a alimentos, y por lo tanto tiene hambre todo el tiempo. No le puedo decir que sus padres están en medio de un terrible divorcio y que ha estado viviendo con su abuela. No le puedo decir que me estoy comenzando a preocupar ya que la abuela consume alcohol.

No le puedo decir que su medicamento para el asma le hace estar agitado. No le puedo decir que su mamá es una madre soltera, por lo que la niña está en la escuela desde antes de la apertura hasta después del cierre, y no le puedo decir que el viaje entre su casa y la escuela requiere 40 minutos, por está durmiendo menos que la mayoría de los adultos. No puedo decirle que ella ha sido testigo de violencia de género.

Está bien, dice usted. Usted entiende que no puedo compartir información personal o familiar. Usted sólo quiere saber qué estoy haciendo sobre el comportamiento de 'aquel' niño. Me gustaría decirle. Pero no puedo.

No puedo decirle que recibe servicios de habla-lenguaje. Que una evaluación mostró un severo retraso de lenguaje, y que la terapeuta cree que la agresión está conectada a la frustración de ser incapaz de comunicarse.

No le puedo decir que me reúno con sus padres todas las semanas, y que ambos lloran en casi todas esas reuniones. No puedo decirle que 'aquel' niño y yo tenemos un gesto secreto con las manos para hacerme saber cuándo necesita sentarse solo por un rato.

No puedo decirle que ella pasa el recreo acurrucada en mi regazo, porque "escuchar su corazón me
hace sentir mejor, profesora". No puedo decirle que he estado siguiendo meticulosamente sus incidentes agresivos durante tres meses, y que ha bajado de cinco diarios a cinco a la semana.

No puedo decirle que la secretaria de la escuela ha acordado que puedo enviarlo a la oficina a
'ayudar' cuando me dé cuenta que necesita un cambio de escenario. No puedo decirle que me he puesto de pie en una reunión del personal y, con lágrimas en mis ojos, he suplicado a mis colegas a que pongan atención extra en ella, que sean amables con ella incluso cuando se sientan frustrados cuando ella golpee a alguien de nuevo...

La cosa es que hay tantas cosas que no puedo decirle acerca de ese niño. No puedo siquiera
decirle las cosas buenas. No puedo decirle de que su trabajo de curso es regar las plantas, y que lloró con angustia cuando una de las plantas murió en las vacaciones de invierno. No puedo decirle que le da un beso de despedida a su hermana pequeña todas las mañanas, y le susurra "tú eres mi sol".

No puedo decirle que sabe de tormentas más que la mayoría de los meteorólogos. No puedo decirle que en muchas ocasiones se ofrece a ayudar a sacar punta a los lápices durante el recreo. No puedo decirle que acaricia el cabello de su mejor amigo en el recreo. No puedo decirle que, cuando un compañero está llorando, se acerca con sus pañuelos favoritos comprados en la tienda de la esquina.

La cosa es que sólo puedo hablarle sobre su hijo. Lo que puedo decirle es lo siguiente: si alguna vez, en algún momento, su hijo, o cualquiera de sus hijos, se convierten en 'aquel' niño...

No compartiré sus asuntos privados familiares con otros padres del curso. Me comunicaré frecuentemente con usted, de manera clara y amable. Me aseguraré de que haya pañuelos a mano en todas nuestras reuniones, y si me lo permite, le tomaré la mano cuando usted llore.

Voy a abogar para que su hija y familia reciban servicios especiales de la mayor calidad, y cooperaré
con aquellos profesionales en la medida de lo posible. Me aseguraré de que su niño reciba amor y atención extras cuando más lo necesite.
Seré la voz de su hija en nuestra comunidad escolar. Seguiré buscando y encontrando, sin importar lo que pase, las cosas buenas, sorprendentes, especiales y maravillosas de su niña. Le recordaré a él y a usted esas cosas sorprendentes, especiales y maravillosas, una y otra vez...

Y cuando otro padre se me acerque, con preocupaciones sobre su hijo, le diré todo esto, una vez más.

Con mucho amor"


Fuente: 'washingtonpost.com/blogs/answer-sheet/wp/2014/11/14/teacher-to-parents-about-that-kid-the-one-who-hits-disrupts-and-influences-your-kid/'


















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