OTRA∃DUCACION |
Posted: 08 Apr 2015 05:11 AM PDT
Rosa María Torres
Hoy sabemos contundentemente que esto no es así. Desde muy pequeños, los niños empiezan a preguntarse y explicarse muchas cosas sobre el lenguaje escrito, sobre qué es leer y qué es escribir. Numerosas investigaciones han venido por décadas revelando que esos novatos que llegan al pre-escolar y a la escuela, dados por analfabetos, son auténticos sabios - plenos de saberes, de certezas, de hipótesis, de preguntas - sin haber pisado jamás un aula de clase. ¿Cómo es posible? Por el sencillo hecho de que los niños poseen esa cualidad fundamental que es la clave de todo aprendizaje: la curiosidad. Pero, además, por el afortunado hecho de que la escuela no es la única que enseña: niños y adultos aprendemos desde que nacemos hasta que morimos, en el contacto con el medio, en las relaciones con los demás, en y de la propia experiencia. La sociedad actual nos inunda de escritura: en el hogar, en la calle, en los medios, en internet. No obstante, el grado de exposición al lenguaje escrito sigue siendo muy desigual para los niños que viven en zonas rurales y para los que viven en centros urbanos, así como para los niños que provienen de hogares pobres respecto de aquellos que provienen de hogares acomodados, con padres educados, rodeados de libros, de situaciones y estímulos para leer y escribir. De hecho, los niños que viven en zonas rurales y apartadas, así como los niños indígenas, hablantes de otras lenguas, parten de una situación desventajosa en cuanto a las condiciones de aprendizaje de la lectura y la escritura. ¿Qué sabe un niño pequeño sobre el lenguaje escrito antes de entrar a la escuela? Entre otras cosas: ▸ Sabe que lo escrito está ahí para leerse y que tiene relación con lo hablado. (Por ejemplo: puede agarrar un libro -no importa si patas arriba- y 'leer' en voz alta algo que hace sentido, y con la entonación apropiada). ▸ Sabe que lo escrito dice algo, sirve para comunicar, nombra o se refiere al o a los objetos representados. (Por ejemplo: puede 'leer' lo que dice en rótulos, carteles, etiquetas de productos, etc: "Ahí dice BOTELLA", "Ahí dice ARBOL", "Ahí dice "CUIDADO QUE EL PERRO MUERDE", etc.). ▸ Sabe diferenciar números y letras así como dibujos y letras. Puede diferenciar cuáles se leen y cuáles solo se miran, cuáles se escriben y cuáles se dibujan. ▸ Sabe reconocer e incluso imitar las formas de las letras de su idioma (un niño ecuatoriano 'escribe' imitando las letras de nuestro alfabeto, un niño chino 'escribe' imitando signos que se parecen a la escritura china). ▸ Se ha formado sus propias ideas acerca de qué puede leerse y qué no. La mayoría de niños concluye que algo "sirve para leer" cuando reúne tres condiciones: tener letras (no números ni dibujos), tener una cantidad mínima de letras (una palabra con menos de 3 letras "no sirve para leer"), y que no haya letras repetidas. (Por ejemplo: la palabra OSO "no sirve para leer"). ▸ Sabe que se lee y escribe de izquierda a derecha (un niño árabe sabe que en su idioma la dirección es de derecha a izquierda). ▸ Sabe distinguir un texto que corresponde a un periódico o a un cuento. Es decir, sabe que hay géneros y estilos diferentes de escritura, y que cada uno de ellos va en un lugar específico. (Por ejemplo: si se le lee "Había una vez...", dice: "Eso está sacado de un cuento". Si se le lee una noticia de un accidente, dice: "Eso está sacado de un periódico"). Si usted es padre o madre de familia y tiene hijos pequeños, observe atentamente, pruebe, compruebe. Si usted es maestro o maestra de niños, anímese a explorar lo que saben acerca del lenguaje sus pequeños sabios y dese la oportunidad de revisar, junto con ellos, sus creencias, enfoques y métodos de enseñanza de la lectura y la escritura. * Los ejemplos que damos aquí están tomados y/o inspirados en las investigaciones y publicaciones de Emilia Ferreiro. Textos relacionados en OTRA∃DUCACION Sobre Lectura y Escritura ▸ On Reading and Writing |
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