La gente puede ver las características físicas, los retos de desarrollo, las posibles complicaciones médicas, pero nadie se imagina la fortaleza, la enseñanzas y la fe que hay detrás de cada una de estas experiencias.
Nadie que no lo viva comprende que llega el día en que no cambiarías por nada del mundo esos ojitos rasgados, esas manitos de dedos cortos, y cada una de las características que lo hacen único y perfecto siendo tu hijo.
Nadie sabe que detrás de la frustración y los temores de ver que el tiempo pasa y todavía no se nivelan en su desarrollo, o que las palabras aún faltan o no son todavía suficientemente claras, hay una fuerza mayor que te enseña a celebrar todo esfuerzo, a festejar cada avance por grande o por pequeño, a hacer a un lado el prejuicio comparado con lo típico, para aprender que los regalos más grandes y los premios más importantes llegan de diferentes maneras y en diferentes tiempos
Nadie piensa que dentro de su complejidad, nuestras vidas pueden ser más simples y sencillas que las de muchos. No es que no tengamos expectativas, es que la situación nos enseña a aceptar, a entender y encontrar la magia en situaciones cotidianas que para otros pasarían desapercibidas.
Nunca se acaba la esperanza, y hasta en los días más difíciles y las situaciones más conflictivas, siempre se las ingenian para hacernos sonreír. Sus vidas son un constante recordatorio de que todos podemos, si nos empeñamos por hacer nuestro mejor esfuerzo. Que poder es un logro sin comparación. Que la habilidad no tiene parámetros ni límites.
Pocos comprenden que ante el diagnóstico médico de retraso o deficiencia, los padres aprendemos a ver la dicha del avance y de los logros. No importan las cosas que no han aprendido o que no han conseguido lograr aún, en cambio nos motiva y fortalece comprobar que aunque sea de un modo más lento, cada día
algo nuevo se aprende. Cuando los escuchas hablar, cuando los ves caminar, cuando los ves caerse y levantarse.. tu mente no piensa en la discapacidad, tu mente como padre piensa en la capacidad!
Es difícil explicar con palabras lo que solo se entiende con el corazón, es difícil cambiar los prejuicios para transformarlos en oportunidades de evolución y aprendizaje, pero la mejor manera de educar, de concientizar, de cambiar poco a poco el mundo, es celebrar, celebrar la diversidad, el amor, la alegría; la magia que nos regalan nuestros hijos sin importar su condición, cuando estamos dispuestos a ser los mejores padres del mundo: Los que aman sin comparación, los que aceptan sin complejos, los que se sienten agradecidos y bendecidos por ese amor perfecto.
"Dedicado a los dos que amo, y que cada día iluminan mi vida, me hacen un mejor ser humano, y llena mi vida de amor, inspiración y felicidad. Sería injusto no sentirme la madre más bendecida del mundo gracias a ellos"
Eliana Tardio
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