Lo siento. Alguien tenía que decirlo. Estoy hasta los mismísimos de la mediatización que se está realizando de los deberes escolares y de la manera como se está pervirtiendo un problema educativo para convertirlo en el único problema que existe actualmente en nuestro sistema educativo.
En los últimos tiempos lo único que aparece en los medios de comunicación son disertaciones y programas rosa sobre deberes escolares. Al ya tan seguido de
Cintora, se añaden artículos amarillistas como el titulado "
España tiene un problema con los deberes escolares" que, por desgracia, impiden ver un bosque educativo mucho más complejo que unas tareas escolares que, siendo muy cuestionables, no son de ninguna forma el meollo de la cuestión.
Me preocupa que se esbocen soluciones sesgadas a problemas que no son los que realmente importan. No son los deberes, es la forma de concebir lo que debe ser la educación. No es la carga horaria excesiva que algunos docentes promulgan con sus hojas y hojas de tareas repetitivas, es un modelo que hace que dichas tareas pierdan todo su sentido -incluso el académico- y se conviertan en un simple hacer por hacer. Bueno, sinceramente, creo que la concepción de los deberes es algo que falla desde el momento en que, por desgracia, alguien pensó que lo mejor que podía hacerse con los chavales era hacerlos pasar por el mismo aro sin tener en cuenta que no hay dos chavales con la misma agilidad para hacerlo y que, las estrategias, nunca serán las mismas para conseguir el mismo fin. Y ahí se acaba la historia de los deberes. Y de su mediatización. Y de los defensores o detractores de su existencia. Tema finito. Sí, por mucho que se hable de los deberes, es un tema acabado y poco importante. Demasiado poco importante en una educación global y personalizada que tiene otros problemas bastante más graves pero menos mediatizables.
Yo he caído en cuestionar abiertamente los deberes y en
resumir en algunos puntos qué deberíamos pretender como docentes si mandamos tareas para casa. A día de hoy creo que ha sido un error ponerme a jugar en un juego que no aporta nada. No, hablar de los deberes y dejar de hablar de otros problemas, no es nada productivo. Ni los
vídeos que provocan la lagrimilla fácil de lo ocupados que están los chavales y de lo mal que lo están pasando por culpa de los deberes. Si al final voy a derivar hacia la postura de mandar deberes a tutiplén por el simple hecho de ir en contra de toda esa fabulación que se está montando sobre el tema. No, no lo haré porque jamás lo he hecho pero... ¿no os dan ganas a algunos?
Creo que hay vida más allá de los deberes. Estoy convencido de que nuestros alumnos tienen otros problemas bastante más acuciantes que la cuestión de los deberes. Que sí, tengo claro que, en ocasiones los deberes generan desigualdades y que, en ocasiones, es tal la carga fuera del horario lectivo de nuestros alumnos que hace que las tareas sean totalmente contraproducentes. Que los niños son niños y deben tener tiempo pero, ¿realmente alguien se cree que la culpa de todo, como parece que se esté vendiendo actualmente, es de los deberes escolares? ¿Nadie se plantea que la culpa puede ser debida a una falsa equidad instalada en nuestro sistema educativo falto de personalización -sí, los deberes al por mayor son un ejemplo-, a unas ratios imposibles de gestionar, a los libros de texto homogeneizadores de un falso aprendizaje o, incluso, a un sistema de agrupamientos por edades fisiológicas de los chavales? El debate sobre los deberes puede ser interesante para aquellos que quieran quedarse con el espectáculo pero, sinceramente, para algunos lo realmente interesante sería hablar de las cosas que realmente importan. Y hay cosas mucho más importantes que los deberes. Quizás no vendan tanto y su solución sea mucho más compleja pero, a años luz de los deberes escolares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario