UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 28 Mar 2016 05:34 AM PDT
Un objetivo fundamental de todos los grupos de investigación trabajando en autismo es disponer de marcadores tempranos. El motivo es claro: cuanto más pronto se pueda llegar a un diagnóstico, más apoyo se puede prestar a ese niño y mejor serán sus resultados en el futuro.
Un factor de riesgo en el autismo es nacer prematuro o nacer con poco peso pero hasta el momento no se había hecho un estudio a gran escala del desarrollo cerebral de en niños prematuros extremos utilizando técnicas de neuroimagen. Un grupo del Instituto Carolino de Estocolmo ha estudiado el desarrollo cerebral de prematuros extremos, aquellos nacidos antes de la semana 27 de gestación, antes del tercer trimestre. La medicina moderna ha conseguido salvar la vida a la mayoría de estos niños pero tienen un alto riesgo de presentar daño cerebral, trastorno de déficit de atención con hiperactividad, problemas en el aprendizaje y autismo. Aunque la causa de estos problemas no se conozca con exactitud, esos niños prematuros están expuestos a numerosos factores de estrés durante un período crítico en la formación del cerebro y parece posible que esos efectos ambientales alteren el normal desarrollo del sistema nervioso. Los investigadores seleccionaron 111 niños que habían nacido antes de la semana 27 en el condado de Estocolmo (Suecia). Con autorización de los padres, se estudió el desarrollo de los cerebros de 97 bebés usando resonancia magnética y a los seis años y medio se comprobó, en 84 de ellos, si tenían autismo. El resultado fue llamativo: el 27,4 % de los niños prematuros tenían un TEA mientras que la proporción en niños nacidos a término es el 1 %. El grupo con TEA (= 23) había tenido una mayor frecuencia de complicaciones neonatales que los niños sin TEA (n= 61), incluyendo necesidad de operaciones quirúrgicas. Aunque las edades de gestación eran similares, los niños con TEA tenían menor peso corporal y menor circunferencia cefálica en el nacimiento, al llegar a término y a los 6,5 años. También el 64 % de los niños con TEA tenían discapacidad intelectual (CI<70) mientras que ninguno en el grupo sin TEA. 33 niños (11 con TEA y 22 sin TEA) tenían imágenes de resonancia magnética de alta calidad y no tenían ninguna señal de lesiones cerebrales focales, hemorragias intraventriculares, leucomalacia periventricular, dilatación de los ventrículos o anomalías en la sustancia blanca. Los niños con TEA de ese subgrupo tenían un volumen reducido de sustancia gris. Una zona marcada era el giro angular izquierdo, una región de asociación que interviene en las funciones complejas del lenguaje. También se vio una reducción en el cuerpo calloso, lo que sugiere un problema en la comunicación interhemisférica. Las diferencias en las regiones temporal, occipital, ínsular y límbica del cerebro, se pueden correlacionar con los cambios en el comportamiento de los niños con autismo, tales como las dificultades en la interacción social o la integración de estímulos sensoriales, viscerales, autonómicos y hedónicos, pero mucho antes de que presenten ningún síntoma de autismo. También se han visto alteraciones en la red de la integración de la saliencia, un concepto psicológico que se basa en querer lograr un estímulo de recompensa y que intervienen en la atención y el estado de alerta. El estudio muestra que los escáneres con resonancia magnética de los niños prematuros extremos, diagnosticados posteriormente con TEA a los 6,5 años muestra alteraciones estructurales cerebrales. Siempre hay dudas si los niños nacen antes de tiempo o con bajo peso corporal porque tienen otras condiciones que los predisponen a tener autismo. Es también importante reseñar que estos casos se refieren a partos únicos, en los partos múltiples, donde es más común nacer antes de tiempo o con bajo peso, no hay relación con el autismo. El equipo investigador piensa que hay algo ambiental que genera esos síntomas de autismo y que los factores ambientales por un lado y la genética por otro, confluiría Los investigadores concluyen que el lugar donde el cerebro se desarrolla bien es en el útero y que si ese ambiente cambia demasiado pronto por un nacimiento prematuro, se pueden generar alteraciones en las redes neuronales. Parece imprescindible que investiguemos cómo estimular el desarrollo cerebral de estos niños prematuros extremos y como protegerlos del estrés, con el objeto de reducir el riesgo de desarrollar un TEA. Para leer más:
|
No hay comentarios:
Publicar un comentario