Cuentan las malas lenguas que en Andalucía existía un inspector de Educación que defendía a capa y espada la necesidad de seguir aplicando recortes educativos bajo el mantra de que, al aumentar dichos recortes, mejoraba la educación y con ello ganábamos todos. E, incluso, se permitía el lujo de publicarlo en abierto en Twitter para que todo el mundo supiera que, en Inspección educativa, hay personas que tienen muy claro que el enemigo de la mejora educativa es la inversión.
Fuente: Twitter
¿Alguien se imagina al señor
Francisco Javier Fernández en una reunión con padres que, por desgracia, tienen alumnos con dificultades de aprendizaje de diferente tipología, decirles que lo mejor que puede haberse hecho por ellos es eliminar los profesores de apoyo? ¿Alguien cree razonable que, sin entrar en el tema de la necesidad de gestionar mejor los recursos públicos que se destinan al ámbito educativo, afirme tajantemente que "mejoramos todos con menos gasto"? Yo, sinceramente, no creo que el aprendizaje de mis alumnos aumentando ratios, disminuyendo profesores de apoyo o reduciendo el salario de los profesionales que están en el aula, sea beneficioso para ellos. Tampoco veo que para mejorar la desigualdad deba invertirse menos en Educación. Sinceramente, por mucho que me lo afirme alguien que, es superior en escala laboral a mí y se le supone un mayor conocimiento global del sistema educativo, no me lo creo. No, no me lo creo porque no lo veo.
No me sorprende que pueda haber, al igual que sucede en las aulas, inspectores de ideologías heterogéneas. No me sorprende e, incluso, lo encuentro positivo. Lo que ya no me cuadra tanto es la existencia de inspectores que defiendan, dentro de la libertad personal de defender lo que uno crea, afirmaciones como las que se postulan en el anterior tuit por lo que implican. Supongo que a este señor también le parecería bien que, extrapolando datos sesgados e ideológicos de las organizaciones económicas que promueven algunas estadísticas, sea necesario apostar por un modelo formativo según la situación sociocultural de las familias. Sé que estoy haciendo una ligera demagogia y me disculpo por ello.
No es un tuit desafortunado, es lo siguiente. Y no, no tengo ganas de discutir más sobre este tema porque, al igual que a mí se me permite hablar sin cortapisas de mis creencias educativas, también considero necesario que se deje hacerlo a los demás. Eso sí, asumiendo las críticas que, por opinar en uno u otro sentido, cualquiera pueda recibir.
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