-
UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 26 Apr 2016 01:48 AM PDT
El 15 de diciembre de 1877 el Portsmouth Times de Portsmouth (Ohio) publicaba en su primera página una carta llegada desde Menton (Francia)
El pasado invierno ocupamos la residencia donde estamos ahora en Menton. A comienzos de febrero oímos, según creímos, el cántico de un canario y pensamos que estaba fuera, en nuestro balcón. Sin embargo pronto descubrimos que el cantor estaba en nuestro salón y era un ratón. En esa época hacía bastante frío y teníamos una pequeña chimenea y el ratón pasaba la mayor parte del día tras el guardafuego, donde le dábamos pequeños trozos de galleta. En unos pocos días estaba bastante domesticado y salía de la chimenea por la tarde y cantaba durante varias horas. A veces trepaba por el chifonier y se subía a un jarrón con flores para beber el agua y entonces se sentaba y cantaba en el borde de la mesa y nos dejaba acercarnos sin dejar de trinar. Uno de sus escondites favoritos era la cesta de la leña y a menudo se sentaba y trinaba en su borde. El 12 de febrero, la última noche del carnaval, tuvimos un montón de amigos en nuestro salón y el ratoncillo cantó de la manera más virtuosa, para delicia y sorpresa de ellos y no parecía en absoluto molesto por sus conversaciones. Por las tardes, corría por la habitación y bajo la puerta yendo al pasillo y a las habitaciones adyacentes, regresando después a la chimenea. Después de entretenernos durante un mes, desapareció y pensamos que cayó en alguna de las trampas que había en otras habitaciones. El ratón era pequeño y tenía grandes orejas que movía mientras cantaba. El canto no era muy diferente del de un canario en mucho de sus trinos y cantaba con tanta belleza como cualquier canario pero tenía más variedad y algunas de sus notas eran más graves, como las de un camachuelo. Una peculiaridad llamativa era una especie de canto doble que hacía de vez en cuando, una aria con un acompañamiento; el aria era intenso y completo, las notas eran graves y al acompañamiento bastante atenuado.
Supongo que si yo hubiera encontrado un animal tan fascinante me habría preocupado de no tener ratoneras por la casa pero los americanos en Francia siempre han hecho muchas cosas raras y si lo dudáis, leer a Henry Miller. En 1925, J.L. Clark descubrió otro ratón cantarín en su casa de Detroit. Clark lo capturó y lo metió en una jaula y al parecer también producía sonidos como si fuera un pájaro. Una músico llamada Martha Grim visitó a Clark y, sorprendentemente, dijo que los tonos del roedor no eran nada puros y se marchó sin más. Está claro que el nivel de exigencia musical para los roedores en Detroit solo era ligeramente inferior al reclamado para los boxeadores. Clark entregó entonces el ratón a unos científicos de la Universidad de Michigan y los investigadores confirmaron que el animal podía cantar y lo cruzaron con ratones normales de laboratorio. Algunas de las crías eran capaces de hacer ciertos cuchicheos pero nada parecido a las melodías del padre. Estas observaciones quedaron registradas en un artículo científico publicado en 1932 y cayeron en el olvido.
Es cierto que tengo este precioso ratón cantante que capturé la mañana del 10 de enero. Canta como un canario. Es un ratón doméstico ordinario, muy pequeño y su diminuto cuerpo parece vibrar con música.
Sus vocalizaciones fueron descritas como un «un suave trino que se eleva en un crescendo, seguido por un salto de dos notas y que va cayendo hasta un diminuendo». Poco después, la prensa de la época indicaba (Western Moving News de 12 de marzo de 1937) que las ambiciones de la Sra. Eddey con su roedor se habían cumplido «Aparentemente satisfecho con el éxito de su audición en la radio el miércoles, Mickey, el ratón cantante de Devonport, mantuvo a su dueña despierta toda la noche con sus cánticos de celebración».A Mickey le salió un competidor americano que, no muy sorprendentemente, fue bautizado como Minnie. Las vocalizaciones fueron inicialmente identificadas como problemas respiratorios de los ratones pero el comportamiento sugería lo contrario: algunos mantenían los cánticos durante horas y otros hacían un potente ejercicio físico al mismo tiempo que cantaban. En realidad, los roedores producen una serie de vocalizaciones sociales, algunas de las cuáles como los sonidos tras el parto y las llamadas de estrés son audibles por los humanos. Otras son ultrasónicas y, por lo tanto, no pueden ser detectadas con nuestros oídos. Hay dos canciones características y claramente identificadas: las crías producen llamadas de desolación cuando sienten frío o cuando están fuera del nido y los machos producen unas canciones específicas cuando hay una hembra cerca o cuando detectan las feromonas de su orina. También se ha visto en dos especies de ratones de la pluvisilva de Costa Rica y Panamá Scotinomys teguina y Scotinomys xerampelinus que los machos usan sus cantos para atraer parejas y expulsar a los rivales de su propia especie pero también para establecer límites geográficos, territorios exclusivos, entre ambas especies. Aquí podemos ver a S. teguina a cámara lenta para que se escuchen mejor sus vocalizaciones marcando el territorio: Podríamos pensar si estos cantos murinos tendrían algo que ver con su relación con los humanos. Matina Kalcounis-Rueppell empezó a estudiar los ruidos de los ratones en el campo. Trabajaba en un pinar rodeado de campos de maíz, tabaco y algodón y, según ella, el lugar es ideal «La pinaza es tranquila. No hay muchos otros animales cantando, como insectos, por el suelo. Los pinares son de los bosques más silenciosos». En esa zona había capturado, marcado y liberado muchos ratones para estudiar su comportamiento. Conocía a muchos de ellos por su nombre o su número y sabía donde vivían, así que fue por la noche con un magnetófono capaz de registrar ultrasonidos y con un sistema de telemetría por radio. Tras pasar allí la noche volvieron al laboratorio y oyeron las grabaciones a baja velocidad, un procedimiento que hace disminuir la frecuencia de los sonidos. Los ratones (Peromyscus californicus), tanto los que estaban libre en la naturaleza como los que vivían en el animalario producían ultrasonidos, aunque los de tipo salvaje tenían ultrasonidos de 2 a 8 kHz más altos de frecuencia media y más variables que los ratones de laboratorio. Los datos que tenemos actualmente indican que hay algunos sonidos que solo son producidos por machos y otros por hembras. En 2015, el grupo de Chabout estudió también las vocalizaciones ultrasónicas indicando que los ratones macho modificaban sus canciones según el contexto social, modificando la sintaxis (secuencias específicas, longitud de la secuencia, composición del repertorio y características espectrales de los sonidos). Los machos emitían sílabas y secuencias más complejas en respuesta a orina fresca de una hembra pero sílabas y secuencias más sencillas cuando ya habían conseguido atraerla y estaban delante de ella. Al parecer cuando han conseguido «atraer a la chica», la partida está ganada y ya se centran en los comportamientos de apareamiento, aquello que los machos de otra especie llamaríamos «ir al grano» aunque parezca una expresión más apropiada para un roedor. Es sorprendente que estas canciones sean innatas y al mismo tiempo varíen tanto en su complejidad según las circunstancias. Aunque hemos aprendido mucho sobre los cantos ultrasónicos nos quedan muchas preguntas ¿por qué surgieron tantos ratones cantarines entre diciembre de 1936 y mayo de 1937? ¿Qué es lo que les hacía cantar a frecuencias audibles al oído humano? ¿Hay más casos más antiguos? ¿Hay ahora ratones cantarines? y si es así ¿dónde puedo conseguir uno? Y seguro que estás deseando escuchar cómo suena el canto de un ratón. Aquí lo tienes en un estudio de la Universidad de Duke Para leer más:
|
You are subscribed to email updates from UniDiversidad. Observaciones y pensamientos. To stop receiving these emails, you may unsubscribe now. | Email delivery powered by Google |
Google Inc., 1600 Amphitheatre Parkway, Mountain View, CA 94043, United States |
No hay comentarios:
Publicar un comentario