UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 29 Oct 2013 03:37 PM PDT
Dexter es un asesino. Dexter es uno de esos justicieros tan queridos en la cultura popular americana. Borra de la faz de la Tierra a aquellos asesinos que han conseguido escapar al sistema judicial y al estado de Derecho y lo hace, supuestamente, sin causar ningún daño a la gente honesta y decente. El talento de los guionistas nos hace condonar su paternalismo criminal y nos pretende hacer creer que nunca hay daños colaterales, que su código hace que la gente buena y decente no pueda acabar siendo su víctima. Dexter tiene también un mensaje oculto y peligroso: las instituciones no funcionan, ni la policía, ni los juzgados, ni las prisiones, ni los hospitales psiquiátricos, ni la escuela pública… así que al menos esta Dexter. El mensaje es peligroso y terrible porque lo que subsiste debajo es una cierta justificación de sus actividades criminales, como si lo que hace fuera menos peligroso para la sociedad que su omisión. Cerca de un 1% del total de la población y casi un 25% de los presos condenados por delitos graves muestran rasgos de psicopatía: ausencia de empatía, comportamiento antisocial, encanto superficial e inteligencia, ausencia de delirios y otros signos de pensamiento irracional, ausencia de nerviosismo o de otras manifestaciones neuróticas, continuas mentiras y falta de sinceridad, falta de remordimiento sobre los daños causados, búsqueda de una recompensa personal inmediata, relaciones afectivas superficiales, falta de sinceridad, personalidad manipuladora, gran confianza en sí mismo, juicio pobre y dificultad para aprender de la experiencia, crueldad y un pobre control de los impulsos y los instintos. Estas personas afectadas por una psicopatía cometen un porcentaje desproporcionadamente alto de delitos crueles y violentos y tienen una alta reincidencia. Incluso el perfil de esos delitos es diferente: por ejemplo, la mayoría de los homicidios cometidos por psicópatas son instrumentales —buscando un objetivo— en vez de reactivos —realizados en respuesta a una agresión previa o una situación límite— que son mucho más frecuentes en la población normotípica. En los manuales de diagnóstico (DSM-V) la psicopatía se incluye dentro del llamado Trastorno de Personalidad Tipo Antisocial / Psicopático y se define según las siguientes características: Insensibilidad, agresividad, manipulación, hostilidad, falsedad, narcisismo, irresponsabilidad, temeridad e impulsividad. Este trastorno es enormemente popular en el cine y la televisión con repertorio de personajes que abominan de los códigos de conducta de nuestra sociedad. Un grupo de investigadores realizó un estudio con 121 presos de instituciones penitenciarias de Estados Unidos a los que clasificaron en grupos con psicopatía alta, moderada o baja. Les pidieron que imaginasen a otra persona sintiendo dolor y también les enseñaron videos de víctimas de agresiones e imágenes de personas con expresión de sufrimiento al mismo tiempo que monitorizaban su actividad cerebral usando técnicas de neuroimagen. En esos casos, los sujetos no mostraban activación de las áreas cerebrales relacionadas con la empatía sino que, de forma sorprendente, el inicio de la actividad cerebral tras esas imágenes de padecimiento se producía en zonas relacionadas con el placer. Sería como si sus circuitos cerebrales estuvieran deformados o las conexiones fueran erróneas y fueran incapaces de sentir compasión ante el sufrimiento ajeno y, por el contrario, se activaran los circuitos de recompensa. Algunos piensan que esas personas deberían calificarse como discapacitados emocionales, puesto que les falta una función mental que es innata en las demás personas y que sería un factor fundamental en las relaciones interpersonales en una especie social como la nuestra. La amígdala, por su parte, que muestra menor actividad en los psicópatas que en los controles, participa en el seguimiento de los comportamientos en marcha, en la estimación de las consecuencias de nuestros actos y en incorporar el aprendizaje emocional a la hora de tomar decisiones fundamentadas en principios morales. Los animales sienten animadversión hacia Dexter. Parece que cuando tenía siete años, se dedicaba a matar a los perros y gatos de su barrio, por lo que no es de extrañar, si los animales pudieran saber eso, que no le tuvieran mucha simpatía. Para leer más:
|
You are subscribed to email updates from UniDiversidad. Observaciones y pensamientos. To stop receiving these emails, you may unsubscribe now. | Email delivery powered by Google |
Google Inc., 20 West Kinzie, Chicago IL USA 60610 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario