Camillo Golgi nació el 7 de Julio de 1843 en Corteno (ahora llamado Corteno Golgi), un pequeño pueblo del noroeste italiano, situado entre dos valles alpinos, en la Brescia. Fue el tercer hijo de Alessandro Golgi, un médico rural. No sabemos prácticamente nada de la niñez ni de la adolescencia de Camillino, como cariñosamente le llamaban sus padres. Tras hacer el bachillerato en Lovere (Bérgamo) decide seguir la profesión paterna y se matricula, con 16 años recién cumplidos, en la prestigiosa Facultad de Medicina y Cirugía de Pavía, donde también había estudiado su padre.
Golgi terminó sus estudios de Medicina en 1865 y, tras cortas experiencias en la cátedra de Dermatología, en el Departamento de cirugía del Hospital de San Mateo y en la lucha contra una epidemia de cólera desatada en el norte de Italia, es contratado por un corto período en la clínica psiquiátrica que dirigía Cesare Lombroso. Aquí publica su primer trabajo “Sobre un caso de pelagra no maníaca”. En 1869 defiende su Tesis de licenciatura (Tesi di Laurea) en la cual postula la necesidad de tener en cuenta los factores somáticos en el estudio de las enfermedades mentales.
A pesar de esta clara influencia de Lombroso, Golgi estaba interesado en la investigación histológica que llevaba a cabo en el laboratorio de Giulio Bizzozero, una persona clave en la vida académica de Golgi. Súbitamente, sin embargo, decide abandonar la carrera científica.
Ha tenido una fuerte discusión con su padre que le recrimina que hace ya siete años que terminó la carrera y le pregunta quién es, nadie, y qué tiene, nada. Sí, ha sido nombrado profesor para impartir un curso sobre microscopía clínica en la Facultad de Medicina, pero es un nombramiento honorario, sin sueldo. Malvive con el salario escaso de asistente de Hospital pero dedica su ilusión y su esfuerzo a perder el tiempo en el laboratorio, sin conseguir —le dice— nada de provecho. Golgi decide acatar las órdenes paternas y “sentar la cabeza”. Desanimado, se va a ver a Bizzozero, desde hace poco su pariente pues Golgi se ha casado con Lina Aletti, su sobrina pero sobre todo es su modelo, su mentor, su mejor amigo. Giulio es más joven que él pero ya ha conseguido fama, prestigio y una posición. Además, es un patriota que ha tomado parte en la expedición de los “Mil” de Garibaldi jugándose la vida a cambio de gloria y es también un excelente investigador que ha conseguido explicar por primera vez los procesos de la respuesta inflamatoria y la función de las plaquetas.
Bizzozero le prohíbe tirar la toalla. Le ha visto trabajar en el laboratorio, sabe de su tesón y su ilusión, con él ha hecho sus primeros trabajos neurohistológicos sobre la estructura normal y patológica de los vasos linfáticos del cerebro. Golgi busca un camino intermedio y prepara una oposición para un puesto que nadie quiere: médico principal del hospital de incurables (Pio Luogo degli Incurabili) de Abbiategrasso, pequeña ciudad cercana a Milán.
Golgi tiene 29 años, y a pesar de la pequeña mejora económica que el nombramiento supone, el panorama es desalentador, el hospital es un edificio destartalado, sin ningún tipo de instalación sanitaria para el cuidado de los pacientes. Sin embargo, encuentra un punto positivo en el artículo 86 del reglamento del hospital donde dice que “es obligación del médico ocuparse de las secciones anatomo-patológicas”. Podrá seguir haciendo estudios histológicos. En este hospital, Golgi pasará tres años, según él mismo recuerda
educado para trabajar con un mínimo de medios, pleno del sagrado fuego de la investigación, comencé pese al aislamiento, mis estudios microscópicos en el laboratorio que construí en la cocina de mi pequeña vivienda.
En esta instalación es donde Golgi descubre el método básico de la técnica que lleva su nombre, el método de Golgi, “provando e riprovando” (estas palabras, muchas veces recogidas al recordar el descubrimiento de Golgi, eran realmente el lema de la Escuela biológica de Lazzaro Spallanzani). Golgi relata así ese momento especial de su vida
He ganado la energía que hace unos pocos meses había perdido completamente. Paso largas horas al microscopio. Estoy feliz pues he encontrado una nueva reacción que demuestra hasta a los ciegos la estructura del estroma intersticial de la corteza cerebral. Dejo al nitrato de plata reaccionar con piezas de cerebro endurecidas en dicromato potásico. He obtenido ya magníficos resultados y espero incluso mejorarlos en el futuro.
Con este método, la llamada “reacción negra” se puede observar toda la estructura de las células del sistema nervioso incluyendo el cuerpo celular, el axón y las dendritas ramificadas de las neuronas. La cantidad de información sobre los circuitos neuronales que proporcionaba un mes de trabajo es superior a lo que se ha conseguido en los siglos anteriores.
Las neuronas son diferentes en una zona y otra, sus morfologías permiten clasificarlas con un detalle antes impensable, las dendritas varían en número, longitud, ramificaciones, presencia de espinas, etc., la extensión hacia una zona u otra de sus axones nos permite empezar a vislumbrar los circuitos neuronales, la base de todos los procesos cerebrales. Se ha dicho que la técnica de Golgi produjo en dos décadas suficientes resultados para tener ocupados, ella sola, a todos los neurofisiólogos del mundo durante los siguientes cincuenta años.
La leyenda, frecuente en estos descubrimientos que suponen un avance sorprendente, cuenta que la primera impregnación se produjo al tirar la mujer de la limpieza algunos trozos de tejido nervioso que habían sido fijados en dicromato potásico, en un recipiente que contenía nitrato de plata de desecho. El mérito de Golgi se “reduciría” a haber estudiado lo que aparentemente era un desperdicio, y en haber conseguido relacionar aquellas cristalizaciones negras, no observadas anteriormente, con cuerpos y prolongaciones celulares. Otra historia, quizá menos poética pero probablemente más real, cuenta que el descubrimiento se produjo de forma casual cuando Golgi estaba intentando impregnar con sales de plata las meninges en trozos de tejido cerebral que había sido previamente fijado y endurecido con dicromato potásico. Años antes, Golgi había experimentado el efecto del ácido ósmico, observando como ennegrecía las células y fibras nerviosas.
Sin embargo, dicho compuesto era escaso, y su precio prohibitivo para la economía de Golgi en Abbiategrasso. En 1871, en su trabajo sobre la glía (Opera Omnia, vol. I, pp. 1-14) Golgi escribe que considera el color negro el más útil para los estudios microscópicos. En consecuencia, tenía que buscar un método de “ennegrecimiento” que fuese más barato que el ácido ósmico. De este modo pudo llegar al descubrimiento de la “Reazione nera”. El propio Golgi no quiso aclarar a posteriori como fue este descubrimiento, respondiendo con un trabalenguas “
Ho trovato un metodo, col metodo che io ho trovato“. Pero en cualquier caso, como señaló Cajal, el mejor usuario de la “reacción negra” y con la que fundamentó sus descubrimientos propios, la técnica fue descubierta por Golgi “
favorecido por la casualidad, musa inspiradora de los grandes hallazgos“.
Los primeros frutos de la técnica de impregnación no se hacen esperar. En 1874, Golgi utiliza su método en material patológico, describiendo un caso de corea con síntomas de demencia, enfermedad que hasta entonces se consideraba un problema “funcional”, sin una base anatómica. Paso a paso, Golgi describe variaciones en distintos niveles de organización y magnificación, observando los cambios atróficos generales en el estriado, la degeneración de células ganglionares, y la presencia de varicosidades en axones y dendritas de distintos tipos celulares. Tras su publicación de 1873, Golgi sigue trabajando en su método, y va poniendo en marcha nuevas variantes cambiando la composición de la mezcla fijadora, añadiendo tetróxido de osmio o diferentes aldehídos. Aún así, Golgi tiene errores conceptuales, considera que las dendritas son unas prolongaciones con las que las neuronas se alimentan y piensa que los axones forman una red, una malla profusa con la que el cerebro sería una estructura holística, que funcionaría como un todo.
Sus aportaciones no se restringen a la morfología neuronal. Golgi es un nombre conocido para cualquier estudiante de Biología o Medicina.
Ello es debido a que una de las estructuras principales de la célula lleva su nombre: el aparato de Golgi. En 1898 describe por primera vez en el cerebelo de la lechuza, este orgánulo formado por sáculos apilados que pueden estar interconectados con otros grupos de sáculos, y que ahora sabemos que tiene una importancia fundamental en los procesos metabólicos celulares. El órgano músculotendinoso también lleva el nombre de Golgi. También estudia el parásito de la malaria y demuestra la existencia de una sucesión de formas (ciclo de Golgi) y su relación con los episodios de fiebres maláricas. Estos resultados permitieron ajustar las medicaciones al ciclo de los parásitos —las formas juveniles del parásito eran las más sensibles a la quinina— y ayudaron a salvar miles de vidas.
La fama de Golgi como científico va creciendo en esos años. Albert von Kölliker, suizo de nacimiento y catedrático de Anatomía en Würzburg (Alemania) quien consideraba su mejor descubrimiento al propio Cajal, inicia con Golgi una amistad que, a pesar de las diferencias de edad y carácter, durará toda la vida.
Kölliker señala repetidas veces a Golgi que sus publicaciones han aparecido en revistas médicas italianas que nadie lee en Europa, y decide organizar la traducción de su obra principal “
Sulla fine anatomia degli organi centrali del sistema nervoso” (1886), que es en realidad una recopilación de sus primeros trabajos con una presentación sistemática de los resultados obtenidos.
La generosidad de los científicos germanoparlantes queda de manifiesto en el Congreso Anatómico que se celebra en Pavía donde Gustav Retzius, presidente de la Sociedad Alemana pronuncia las siguientes palabras:
… ya en nuestro tiempo, en uno de los capítulos más importantes y difíciles de nuestra ciencia, la exploración del órgano de la Psique, del Sistema Nervioso, hay un maestro que encendió una antorcha que lo ilumina. Y este maestro, Camillo Golgi, está aquí delante de nosotros. Con el método descubierto por él y sus discípulos se consiguieron unos de los descubrimientos más importantes de la Ciencia, que pertenecen a los grandes éxitos de los que la Anatomía de nuestro tiempo puede sentirse orgullosa.
Golgi fue nombrado senador vitalicio en 1900 y tomó parte activa en la vida pública y en la administración universitaria, especialmente en Pavía. No intervino en polémicas políticas pero se preocupó especialmente por la lucha contra la malaria, presentando proyectos de higiene social y mejora de las condiciones de salud de las clases más desfavorecidas, por el reordenamiento de la organización universitaria, y por una mejor protección de los inválidos de guerra. Fue Decano de la Facultad de Medicina y Rector de la Universidad.
Golgi recibió numerosos reconocimientos y en 1906 recibió, junto con Santiago Ramón y Cajal, el Premio Nobel de Medicina, “en reconocimiento a sus trabajos sobre la estructura del sistema nervioso”.
En la concesión del premio Nobel a Golgi, a quien consideraba junto con Cajal, “
Princeps microtomorum” (el primero o el príncipe de los microtomos), fue crucial el apoyo incondicional de Kölliker. Kölliker le pide a Golgi una copia de sus trabajos, pues al no poderlos conseguir, ha enviado los que él tenía a Estocolmo, para apoyar su candidatura. Kölliker murió unos meses antes de la concesión del premio a su “caro amico”, quien a su vez había escrito a Kölliker en 1901 que para él era un premio mayor “
el que usted, el gran Kölliker, el hombre más sabio de nuestra época, pensara en mí en este sentido“. Un ejemplo de la época donde los científicos eran llamados sabios, donde la ciencia no tenía un idioma común, donde la competitividad en el laboratorio y la pelea por la primacía científica no estaba reñidas con la generosidad, el respeto y la amistad. Golgi murió el 21 de enero de 1926 en Pavía, contaba 82 años.
Para leer más:
- Alonso JR (1994) Los métodos de Golgi. Ed. Universidad de Salamanca, Salamanca.
- Mazzarello P (1999) The hidden structure. A scientific biography of Camillo Golgi. Oxford University Press, Oxford.
No hay comentarios:
Publicar un comentario