sábado, 4 de octubre de 2014

De la evolución tecnológica a la revolución educativa



Jordi Martí publicó:"Nos quedamos, como siempre sucede en muchos aspectos, siempre en las primeras líneas de un largo alegato a favor de la introducción de las nuevas tecnologías en contextos educativos. Evolucionamos a golpe de mercadotecnia con productos que, tal vez bien u"

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De la evolución tecnológica a la revolución educativa

by Jordi Martí
Nos quedamos, como siempre sucede en muchos aspectos, siempre en las primeras líneas de un largo alegato a favor de la introducción de las nuevas tecnologías en contextos educativos. Evolucionamos a golpe de mercadotecnia con productos que, tal vez bien usados, pudieran tener su utilidad en las aulas. Perseguimos quimeras anclados en modelos que, como mucho, siguen anclados en la última glaciación. Evolucionamos a golpe de dispositivo pero, seguimos sin dar salida a esa revolución tan necesaria.

Fuente: Wikipedia
Fuente: Wikipedia
La revolución educativa dista mucho de aparecer. Ni tan sólo los francotiradores o mercenarios que pululan por algunos de nuestros centros educativos son capaces de cambiar el modelo. Aún menos los que salieron del aula para vender ese modelo a terceros. Evoluciones -que no revoluciones- tecnológicas vestidas de Prada para que el vestido siga teniendo el mismo talle que en otras épocas. Manteles de flores para cubrir la misma mesa de madera de siempre. Cubiertos de plata para comer el mismo plato realizado de la misma forma que se comía antaño. Platos que sacian pero no alimentan. Infraestructuras basadas en el cubierto y el producto. El comensal, como siempre, a pagar. O, como mucho, a quejarse del amargo menú diario.
Estamos en medio de una involución educativa. Una involución que choca con la evolución tecnológica. Con la comunicación abierta y ubicua. Con la transparencia que, para muchos, ha supuesto el desembarco de las redes sociales en sus vidas. Se comparte con todo el mundo que disponga de conexión a internet el viaje familiar pero se es incapaz de compartir prácticas educativas. Despropósito lo primero y falta de propósito lo segundo. Tecnología a la orden del compartir. Tecnología para seguir trabajando en modelos que priman el esconder lo que sucede en las aulas. Móviles como enemigo a combatir. Móviles como herramienta multiusos que, más allá de algunos que hagan experimentos con ellos, siguen siendo meros ejemplos de un modelo económico obsoleto.
El ser humano evoluciona más bien poco. Más allá del aumento del tamaño de su pulgar quizás deberíamos plantearnos dónde está la revolución de lo anterior. Revolución que no se espera en las aulas. Revolución que, más allá del comer, beber y vivir, sigue siendo algo demasiado alejado de ese mundo educativo donde tantos chavales están sometidos a la factorización de su aprendizaje.
Se pueden escribir libros para vender "redvoluciones educativas". Podemos hablar de claustros en red. Podemos, incluso, llevar a cabo maravillosos trabajos colaborativos que se plasmarán en blogs o se presentarán en diferentes jornadas. Pero, ¿realmente se está llevando a cabo una revolución educativa? ¿Realmente estamos rompiendo esquemas? ¿No será que estamos creando otros diferentes que, al fin y al cabo, pretenden exactamente lo mismo que los anteriores?
Tenemos tecnología por doquier. Tenemos facilidad, en muchas ocasiones, de acceso a la misma. En las aulas hay chavales y docentes que se conectan a diario. A pesar de ello sigue sin haber revolución. Porque, no lo olvidemos, si una revolución consiste en dar una vuelta a todo, en las aulas las estructuras organizativas y de poder siguen siendo las mismas de antaño. No hay revolución educativa. Hay, simplemente, un cambio de herramientas.
Jordi Martí | octubre 4, 2014 en 8:25 am | Etiquetas: reflexiones | Categorías: EDUCACIÓN, NUEVAS TECNOLOGÍAS | URL: http://wp.me/pGAud-4HY
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