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UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 14 Jan 2015 05:04 AM PST
En uno de esos barracones, el 27, ciento cincuenta prisioneros estaban formados de pie detrás de los guardias alemanes, sentados en la primera fila. Los hombres que subieron al estrado construido en el barracón eran cuatro prisioneros, indistinguibles de los demás con sus zuecos de madera y sus chaquetas del ejército checoslovaco, si no fuera porque cargaban con instrumentos musicales: Etienne Pasquier, chelo —la leyenda dice que al instrumento solo le quedaban tres cuerdas—, Jean Le Boularie, violín, Henri Akoka, que había conservado su clarinete por todas las peripecias de la guerra, y en un piano vertical cuyas teclas se encasquillaban, el compositor, Messiaen. Messiaen llevaba meses bajo guardia armada y sus compañeros de barracón se habían repartido sus tareas para que aquel frágil miope al que apodaban «el Mozart francés» escribiera esa composición a la que tituló El Cuarteto para el Final de los tiempos. El canto de los pájaros es una de las obras más bellas nacidas de las neuronas de un animal. Fuera de los trópicos, en Europa, Asia y América, el canto es tarea de los machos mientras que en los desiertos de Australia y África y en las zonas tropicales ambos sexos cantan por igual. La explicación propuesta es que las difíciles condiciones climáticas de las zonas áridas africanas y australianas hacen que los pájaros tengan que aparearse con rapidez en cualquier momento en que el clima sea favorable y los duetos facilitan esas sincronías en los deseos de apareamiento de machos y hembras. Los cantos de distintas especies de pájaros varían entre sí y son normalmente típicos y específicos. Los pájaros aprenden los cantos de individuos mayores de su misma especie aunque se puede conseguir experimentalmente que aprendan la melodía de una especie distinta. Si un ave se cría en una incubadora, sin contacto con sus padres, también canta, pero la melodía es distinta y con mucha menor complejidad. Aunque se piense que el canto es igual para todos los pájaros de la misma especie, en realidad los progenitores pueden distinguir las llamadas de sus pollos y los polluelos aprenden algunos detalles del canto de sus padres, variaciones que se mantienen durante generaciones hasta formar auténticos dialectos. Los pájaros van modificando su vocalización hasta que lo que oyen coincide con un modelo memorizado, un proceso que suele requerir unas semanas. El aprendizaje del canto empieza con una fase, que se asimila al balbuceo de un bebé, que se domina la subcanción («subsong»), en el que el pollo emite sonidos muy variables y de baja amplitud en un contexto donde no hay comunicación y parece estar dormitando. La adquisición y producción de los trinos es posible gracias a un grupo de núcleos cerebrales y sus conexiones que se conocen como el sistema del canto. Las estructuras cerebrales implicadas en el canto son diferentes entre machos y hembras en aquellas especies donde solo el macho canta. Las diferencias afectan al tamaño de los núcleos encefálicos implicados —que pueden ser de tres a seis veces más grandes en los machos— al número de neuronas presentes en cada núcleo y al número de conexiones entre las neuronas. Normalmente, al hablar de las vocalizaciones de las aves se distingue entre canto y llamada. Una llamada es una señal de atención y tiene un significado concreto. Se ha visto, por ejemplo, que la llamada de alarma distingue si el peligro viene del aire (un ave rapaz, por ejemplo) o de tierra (un zorro, p.e.) porque la estrategia de defensa debe ser diferente. Los cantos son vocalizaciones mucho más elaboradas y en general están diciendo a los pájaros del mismo sexo «éste es mi territorio» y a los de sexo contrario «¡Eh!, mírame». Los centros cerebrales del canto también son un ejemplo asombroso de la capacidad plástica del cerebro. Messiaen, Pasquier y Akoka habían coincidido en las trincheras de Verdún. Messiaen era un ornitólogo apasionado y había pedido a Pasquier, su oficial, hacerse cargo de la primera guardia del día, con el fin de poder escuchar a los pájaros al amanecer. A lo largo de toda su vida, por todos los países por los que viajó, Messiean transcribió al pentagrama los cantos de las aves de cada región. Los cantos de pájaros aparecen en muchas obras de Messiaen, incluso en algunas de las primeras como La Nativité, Quatuor y Vingt regards. En 1952, le solicitaron una pieza para flauta para que fuese interpretada en los exámenes de acceso al Conservatorio y compuso Le merle noir, para flauta y piano, basada en el canto del mirlo. Su Catalogue d'Oiseaux es un conjunto de siete libros de solos de piano basados en el canto de los pájaros mientras que su pieza orquestal Réveil des Oiseaux está compuesta en su práctica totalidad de cantos de pájaros. Recordando años más tarde el concierto en el campo de concentración Messiaen decía «Nunca antes me han escuchado con tanta atención y con tanta comprensión». Para leer más:
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