El tapón sanitario de los discapacitados
La miseria tiene estas cosas, el gusanillo de la lectura lo tiene que matar uno con publicaciones gratuitas, pero como a mí me gusta pagar lo que leo pues me pillo el DOCV (que como todos los valencianos financio). Leyendo, leyendo llegué a la ley 10/2012 que va de las medidas fiscales que nos depara este 2013. Como quien no quiere la cosa en el preámbulo encontré una frase irrelevante, decía que se modificaba un cacho de un artículo del Estatuto del Discapacitado, Ley 11/2003. Leyendo, leyendo llegué al artículo 160, que textualmente dice:
“Se suprime el párrafo segundo del artículo 16 de la Ley 11/2003”, sin más.
Por curiosidad malsana uno busca el párrafo suprimido y se encuentra con que dice:
“La Generalidad Valenciana garantizará la financiación gratuita para los productos incluidos en la prestación farmacéutica, el catálogo ortoprotésico y ayudas técnicas, a los pacientes menores de 18 años con discapacidad diagnosticada con un grado de minusvalía igual o superior al 33 %, siendo extensible esta prestación a los mayores de 18 años diagnosticadas con un grado de minusvalía igual o superior al 65 %”.
Tres veces tuve que leerlo para enterarme de que el hecho diferencial valenciano, consistente en la gratuidad de los fármacos, productos ortopédicos y ayudas técnicas se ha acabado. Buscando, buscando encontré la justificación oficial de la Generalitat:
“Hasta esa fecha, los pacientes de la Comunitat Valenciana, no debían abonar cantidad alguna por esta prestación salvo una aportación variable impuesta por la Cartera de Servicios Comunes del Sistema Nacional de Salud, que es norma de obligado cumplimiento a nivel estatal”.
Si es norma de obligado cumplimiento a nivel estatal, ¿por qué se ha mantenido durante 10 años la gratuidad? ¿Por qué se han solicitado, tramitado y concedido tarjetas con la exención? Seguro que la gente honorable del Consell lo explica en las Corts. Me da miedo que me pidan el reintegro de lo recibido indebidamente, porque me pillan con la cuenta tiesa después de tanto tasazo. Los reyes este año no han pasado por casa. Y casi estoy por agradecerlo, porque de haberlo hecho seguro que se hubieran llevado algo de años anteriores.
También es mala suerte que una de las poquísimas disposiciones de contenido exigible directo incumpliera las disposiciones de la cartera famosa; porque el Estatuto del Discapacitado es una relación de declaraciones de principios u objetivos a alcanzar por los poderes públicos, generalidades, con escaso o nulo contenido normativo del que deriven facultades u obligaciones, o prohibiciones cuyo cumplimiento pueda ser exigido. Y desde luego, lamentable el que el Consell Juridic Consultiu no lo advirtiera en el preceptivo informe que emitió y mucho menos que los servicios jurídicos y órganos de intervención no lo hayan detectado, porque ahora existe la obligación legal por parte de la Generalitat de exigir a los discapacitados el reintegro de los pagos y prestaciones indebidamente percibidos. Menos mal que creo que la ultima disposición en materia de desahucios nos libra, porque los que no puedan hacer frente al reintegro van a ver de cerca lo que es un embargo.
Aunque la verdad es que el Estatuto salió gafado, se aprobó el 26 de marzo de 2003 en una sesión en la que nada, por lo visto, salió a derechas. Sin ir más lejos en la misma sesión se aprobaba una ley que fijaba como requisito para formar parte de los órganos de dirección de las cajas de ahorros, el
“Ser persona física, de reconocida honorabilidad comercial y profesional”.
El caso es que las cosas son como son y como decía el primer español, este país saldrá de esta situación con un cuchillo entre los dientes y una sonrisa. Resulta imprescindible que todos hagamos un esfuerzo para reducir gasto público y aumentar los ingresos. Y cascaos y funcionarios siempre estamos en la lista de voluntarios.
Yo he estado pegándole muchas vueltas; me causaba sorpresa cuando leía que españoles pretendían solventar su atención sanitaria a base de recoger tapones, aceite usado, rifas, conciertos solidarios,.... y he llegado al convencimiento de que es extrapolable al sistema sanitario. Podrían recaudarse fondos con la venta de tapones y aceite reciclado, instalando contenedores para tal fin en hospitales y centros de salud. ¿Por qué tirar a la basura los miles de tapones de las botellas de agua que se dispensan en las maquinas expendedoras de los hospitales? La sanidad es pionera en el reciclado, concretamente los puntos de recogida de medicamentos caducados están en las farmacias valencianas desde hace mucho. Si el plan Sur se pagó sello a sello, tapón a tapón…
Mi amigo Pepe se ha empeñado en llevar sus pañales usados al Palau de la Generalitat para ver si se los canjean por nuevos o se reciclan, anda viendo si convence a más gente. Me preguntaba el otro día como iba yo a apañarme este año con las medicinas y le dije que ahora un día como y otro me medico, las dos cosas al tiempo no pueden ser.
Valencia, 23 de enero de 2013
Autor: Vicente Valero Sanchís.
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