Houston, tenemos un grave problema... Las infografías se han adueñado del ámbito educativo. Y, además, lo han hecho gracias a la aparición de numerosas herramientas molonas (
Piktochart,
Canva, etc.) que permiten la creación de las mismas con una facilidad pasmosa. Entonces, ¿cuál es el problema?
El problema fundamental es el uso que estamos dando a las infografías. Las infografías son sólo la presentación gráfica de unos determinados resultados. O, yendo más lejos, uno actualmente usa infografías para representar, de forma muy esquemática y visualmente atractiva, cualquier tipo de información que pueda considerarse relevante. ¿Entonces? ¿Qué hay de malo en usarlas?
Pues lo de siempre. Reducción al mínimo conceptual de una determinada información para ser presentada de la forma más edulcorada e inteligible posible dejándose por el camino todos los matices. Sí, cuando uno ve una infografía que acompaña a un texto, prescinde del mismo y se dedica a disfrutar de esa maravillosa y reducida visión que, siempre sesgadamente -por adecuación de la subjetividad del que la realiza-, dota de valor a determinados datos e informaciones. Datos que, por desgracia, en demasiadas ocasiones son del todo menos reales. Resumir y volver a resumir unos datos/estudios/informaciones para evitar el esfuerzo de acudir a las fuentes de los mismos está actuando en contra de lo que debería ser el espíritu crítico. Quedarse con lo superficial es muy cómodo y, por desgracia, las infografías tal y como se están usando tienden a reducir a muestras gráficamente muy bien estructuradas, algo a lo que debería prestarse una mayor atención.
El aprendizaje es incómodo. Por mucho que queramos facilitarlo, siempre va a haber una connotación que exige el conocimiento de unos determinados datos. No es sólo el dato que nos venden, es saber analizar de dónde aparece el mismo y qué estrategias/técnicas se han usado para fabricarlo. Los datos son, por desgracia, excesivamente fáciles de falsificar y quedarse, como hace habitualmente el personal con la infografía, es destruir cualquier posibilidad de cuestionarlo. Ponga un gráfico interesante y a nivel técnico bien diseñado para el público y, espere ver la reacción ante la banalidad de lo que se representa. Porque la infografía no deja de ser información banal. Información insustancial que lo único que permite es expresar máximas. Y, en un contexto como el educativo, lo que tiene menor sentido es la máxima frente a todos los matices que pueden expresar los datos.
No, no hay un buen diseño de las infografías tal y como creen en
Ojulearning. No deberían ser tampoco
algo que venga para quedarse. Me da la sensación que los resúmenes gráficos consumidos alegremente hacen un flaco favor a nuestros alumnos y, es por ello que quizás deberíamos desterrar a las infografías -más allá de las realizadas por los propios alumnos como estrategia de síntesis de determinados contenidos- del ámbito educativo. ¿Por qué? Porque facilita para gran cantidad de alumnos, por desgracia, el quedarse con lo superficial.
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