Creo que empieza a llegar el momento de dejar de hablar acerca de las habilidades de nuestros alumnos en el siglo XXI. El mundo educativo ha cambiado muchísimo menos de lo que los autores más mediáticos, ponentes de diferente pellejo y, cómo no, desembarco tecnológico permite hacerlo. Bueno, más bien en ocasiones, la falsa modernidad educativa y lo más "innovador" que se está realizando en los centros educativos o con determinado grupo de alumnos es un déjà vue de prácticas educativas que se realizaron de forma experimental a mediados de los años 20 siendo un auténtico fracaso. No, no hay evolución. El modelo industrial del que tanto se habla sigue siendo el mismo modelo actual. Sí, hemos cambiado el modelo de industria pero, a la hora de la verdad, entrar en un aula de los cuarenta, cincuenta, ochenta o dos mil dieciséis, poco tiene de diferente.
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Hoy en día lo más innovador en el ámbito educativo es la búsqueda de la comunión del ser con la naturaleza o el uso del último cachivache tecnológico, la realización de proyectos o, incluso, la necesidad de dotar de libertad a nuestros alumnos para que aprendan cuándo y dónde quieran. Sí, escuelas libertarias basadas en postulados anarquistas donde, curiosamente, van los hijos del capital más pudiente, son el no va más de la modernidad. Nada, volvemos a estar girando en una rueda donde, por desgracia, siempre se vuelve al origen cada cierto tiempo.
Lo clásico se entiende como positivo, la falsa modernidad se compra fácilmente y, por desgracia, al final lo único que hacemos es, más allá de experimentos que ya se han experimentado para los que, en lugar de usar un ábaco usamos un dispositivo móvil, es seguir con las tradiciones enquistadas. No digo que sea malo ya que tampoco nos ha ido tan mal a algunos pero, ¿realmente debemos seguir planteando la educación como un beneficio personal o social? Porque, si jugamos a lo primero, con independencia del sistema educativo o de la metodología que se utilice, ya me encargo yo de afirmar que el aprendizaje de los alumnos va a tener más que ver con el contexto en el que vive que con cualquier cosa que hagamos en el aula.
¿Alguien cree que hoy en día los alumnos usan menos el libro de texto que lo que lo hacíamos nosotros? ¿Alguien cree que el uso de un iPad o un equipo conectado a internet para acceder al material digital de una determinada asignatura es diferente que hacer los ejercicios en una libreta? ¿Alguien cree, sinceramente, que el uso de una PDI es más efectivo para conocer las partes de un animal que una visita a una granja o un simple póster? Bueno, más guay no puedo discutirlo.
El aprendizaje de idiomas tampoco ha variado. Gramática, listenings y exposiciones orales repartidas a partes iguales. Eso sí, ahora proyectando en la pizarra lo de "fill the gaps" para hacerlo todo mucho más interactivo pero, ¿alguien cree que del radiocassete a los equipos multimedia de algunas aulas va una diferencia apreciable en cuanto a las posibilidades reales que se están ofertando a los alumnos? Yo, sinceramente, no veo diferencias entre el método Vaughan o el Planeta-Agostini de toda la vida para aprender idiomas. Y, en las aulas sigue pasando lo mismo.
No, no hay más que mirar los pupitres. Otrora más bajitos (sí, los españoles hemos experimentado un crecimiento desde el Petit Suisse) pero con la misma distribución que la actual. Tarimas que siguen reponiéndose con asiduidad -especialmente en aquellos centros que, los padres eligen por su supuesto "nivel académico"-. Juntas de Evaluación donde, en lugar de cantar notas, sí que han evolucionado para sacar unas impresiones del programa de la administración de turno y, finalmente, reproducción del sistema de entrega de calificaciones trimestrales y finales. Realmente, ¿alguien cree que entrar en un aula de los 80 o en cualquiera de las nuestras el lunes haría que alguien se diera cuenta, más allá de algún cacharro dispuesto en las aulas, que han pasado cerca de treinta años? ¿Alguien cree que, al finalizar una clase si se dejara la pizarra sin borrar o el proyector sin apagar, alguien pensaría que ha avanzado el sistema educativo igual que la medicina? Porque, sinceramente, algunos cada vez que entramos en nuestros centros nos encontramos lo mismo. Bueno, lo mismo, no. Ahora se ha cambiado la cafetera manual por una bonita máquina de café de alguna empresa o por una de esas Nesspressos tan poco higiénicas que, por no se sabe qué motivo, han poblado las salas de profesores de nuestro país.
¿Es malo estar atrapado en el tiempo? No, lo malo es creer el mantra tan manido de la escuela del siglo XXI que, más allá de para vender libros, uno no entiende muy bien su sentido.
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