ATENDIENDO NECESIDADES: Atención Temprana, Logopedia y Discapacidad
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- ¿Qué significa "integración e inclusión"?
- Niños desobedientes
- Puzzles y Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad
- TDA sin hiperactividad
Posted: 16 Jan 2013 09:35 PM PST
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Posted: 16 Jan 2013 09:25 PM PST
Los adultos somos los encargados de enseñar a los más pequeños lo que pueden y no pueden hacer. Nuestra labor es ponerles límites y normas que contribuyan a su bienestar.
En este proceso es normal que los niños y niñas experimenten y pongan a prueba nuestra autoridad, es algo lógico ya que están formando su identidad y personalidad. Están probando hasta donde pueden llegar y cuál será la consecuencia de sus actos. La desobediencia es por tanto algo común en las diferentes etapas del desarrollo del niño.
Por eso es importante entender la situación y mantener la calma, aunque estos comportamientos puedan llegar a desesperarnos. Poner unos límites y normas claras que harán en primer lugar que el niño se sienta seguro y que poco a poco aprendan a ser responsables de sus actos. Nos tendremos que enfrentar a varias discusiones hasta que consigamos que los niños se comporten como esperamos.
¿QUÉ TIPO DE CONDUCTAS ENTENDEMOS POR DESOBEDIENTES?
Veamos algunos ejemplos de conductas que queremos modificar
¿CÓMO ACTUAR ANTE LA DESOBEDIENCIA DE LOS NIÑOS?
Siempre dile lo que ha hecho bien o mal y lo que tiene que hacer, para que lo relacione con la consecuencia.
Con niños y niñas más mayores razona con ellos, explícales las normas. Deja que se equivoquen y que comprueben las consecuencias de sus actos (cuando no recoja, no lo hagas tu, si no hace sus deberes, no le ayudes a última hora, etc.). Ayúdales a decidir y a tener confianza.
Por último es importante tener en cuenta que en ocasiones la desobediencia es debida a otros factores, como un déficit de atención, hiperactividad, etc. Presta atención a estas características:
En estos casos, acude a un especialista.
Celia Rodríguez para el portal Educativo Educapeques
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Posted: 16 Jan 2013 10:12 AM PST
El puzzle o rompecabezas, un recurso educativo para niños con TDAH
Es un juego que ofrece múltiples ventajas educativas ya que desarrolla la paciencia y la voluntad. Desarrolla el sentido de la observación, el interés por los detalles, la cualidad de dominio de sí mismo, al mismo tiempo que cierta lógica. Mejora la capacidad de análisis y síntesis, coordinación, visión espacial, motricidad, el pensamiento lógico y la creatividad.
Jugar con rompecabezas ejercita la mente de los niños, desarrolla sus capacidades cognitivas que le serán necesarias para leer, escribir, resolver problemas y coordinar sus pensamientos y acciones.
Aunque en principio es concebido como un juego solitario, lo deberíamos utilizar como un juego para compartir en familia, o con otros chiquillos.
Sentarse junto al niño, enseñarle estrategias búsqueda, de observación; compartir con él un momento de ocio, intercambiar palabras de ánimo y afectos; ofrecerle estrategias para superar los momentos de frustración, calmarlo, guiarlo; contribuye a que el niño aprenda a manejar su impulsividad.
Los puzzles, sin duda, es una herramienta muy apreciada por sus aspectos motivadores y formativos. Se sabe que es un juego inductor de tranquilidad.
Es necesario escoger aquellos que estén adaptados a la edad y las capacidades del niño. Una clasificación estándar sería:
Los niños que habitualmente hacen puzzles en poco tiempo se pueden enfrentar a modelos con más cantidad de la recomendada según su edad.
Debemos comenzar con puzzles que puedan realizar. Si dudamos, es mejor quedarnos cortos con el número de piezas que ofrecerle uno que no pueda abordar y provocar el abandono. Recordemos que utilizamos el puzzle, también, para educar la persistencia y la voluntad.
En las primeras ocasiones debemos acompañarle, enseñarle a resolverlo. Los puzles de pocas piezas podemos montarlos nosotros, mientras nos mira y luego pedirle que lo monte él. Poco a poco hay que ir suprimiendo la ayuda y aumentando la dificultad, alejándole las partes o cambiándolas de posición. De esta manera comprenderá que esa pieza única realmente no lo era y que para que vuelva a aparecer esa imagen tiene que unir las piezas.
A medida que crecen vamos introduciendo puzzles con mayor cantidad de piezas adaptados a sus posibilidades. Eso sí, hasta que sean mayores de 4 años, procurad que sean de madera o de buena calidad, todavía su sed de destruirlo todo no está saciada y es probable que terminen doblándolos. Además le gustará repetirlo una y otra vez. A estas edades, hacer puzzles les proporcionará bonitos momentos de calma, les ayudará a concentrarse para conseguir algo, a tener paciencia y siempre encontrarán una gran satisfacción al ver su puzzle terminado.
Cuando comenzamos a hacer puzzles con niños mayores debemos estar presentes hasta que no adquieran las habilidades mínimas. Estar próximos, compartir con ellos el juego, verbalizar los procedimientos que seguiremos para hacer el puzzle sin duda es una herramienta didáctica valiosísima con niños que sufren Tdah.
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Posted: 16 Jan 2013 10:01 AM PST
EL TDASH
El trastorno de déficit de atención sin hiperactividad (TDASH) se presenta en un porcentaje elevado de población infantil. Caracteriza a niños con dificultades al momento de concentrarse en clases, con sus tareas y estudio y proyectar buenos rendimientos académicos. Estos niños, lejos de ser inquietos y revoltosos, son silenciosos y apáticos. Sin embargo, comparten el hecho de que permanecen aislados del proceso de aprendizaje y no participan del mismo lo suficiente. Por lo general, no manifiestan problemas de indisciplina y agresividad.
De todos modos, a partir de los nueve años, se pueden reconocer algunas reacciones. Pero, por lo general, los TDASH viven en un mundo interior, sin conectarse con lo que sucede a su alrededor, absortos en una posición, de apariencia inaccesible para quienes conviven con él.
Los síntomas de los niños que sufren TDASH suelen estar en aquellos niños "muy tranquilos", que no hablan con nadie, no se relacionan con los otros niños y manifiestan dificultades cuando efectúan actividades en forma independiente. Les cuesta captar órdenes simples, no son organizados con sus cosas y no tienen suficiente memoria para recordar las actividades a realizar al día siguiente.
Se lo rodea de amigos, se le dan nuevos juguetes o el profesor le habla con más paciencia, pero nada de eso surte efecto. Al igual que los niños que sufren déficit de atención con hiperactividad, los TDASH necesitan un tratamiento pedagógico, en el cual el profesor los aborde con más paciencia, ingenio y constancia. Necesita, desde ya, un trato especializado y distinto al de los niños que no tienen los trastornos. Es bueno que practiquen gimnasia y deportes con los padres, así desarrollan sus músculos y aprenden a captar órdenes breves.
La clave es estimularlos y no atiborrarlos de información. Es ir de a poco, pisar el freno y lograr encaminarlos. Sin embargo, en muchos casos, este problema no se determina, ni en la familia ni en la escuela. Algunos educadores, al carecer de sensibilidad pedagógica, no contemplan esta diversidad y el niño con TDASH sufre.
Atender a estos niños, es un trabajo en equipo: familia, educadores, psicopedagogos y psiquiatras, todos deben remar el mismo bote. El niño no puede prestar atención, entonces hay que darle atención a él para que aprenda a prestar atención; darle lo que no tiene para que después lo use. No es un caso irrecuperable, simplemente hay que ser preventivos y constantes, promoverle actividades sencillas, estimularlo y ayudarlo a desarrollar autonomía.
Pero, en vez de este panorama cooperativo, ocurren otras cuestiones, como que se lo presiona demasiado o los maestros son muy autoritarios con él. Nada de eso funciona con alguien con TDAH o TDASH. No es de un día a otro, es un proceso largo, que involucra a muchas partes, las cuales deben comprometerse a actuar con responsabilidad, paciencia y sobre todo, cariño.
El niño no lo hace a propósito, diversas causas pueden justificar su condición, muchos factores intervienen y no se sabe bien cuál es la causa principal de su trastorno. Sus cocientes intelectuales son normales, quizá lo más recomendable sería ubicarlos en escuelas normales pero con pocos alumnos, así reciben un trato más personalizado. No obstante, una cosa es segura: es algo que no puede controlar, no puede solo y necesita ayuda docente, profesional y familiar.
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