Cuando surge la defensa del autismo como condición, como cultura y no como enfermedad, el mundo parece dividirse en dos: neurotípicos y neurodivergentes.
Donna Williams introduce la idea de que existe un tercer grupo de personas: los
gadoodleborgers, es decir los traductores o personas puente entre esos dos mundos.
A lo largo de los años me he visto envuelta en conversaciones con mis compañeros de trabajo que se dedican al autismo, que hacen referencia a esa fascinación, entrega y peculiaridad que detectamos en nosotros mismos como grupo diferente al resto, aunque no siempre seamos capaces de describirlo con éxito.
El trabajo de Donna ha supuesto para mi una idea reveladora y quizás esta sea la clave, inventar una nueva palabra para denominar a aquellas personas que abordan las diferencias con creatividad, las que desde el respeto crean puentes y derrumban fronteras. Disfrutad del poema.
Gadoodleborger
La espió en un bosque mágico,
criatura sensible que no necesitaba a nadie
Y soñó en cómo podrían unirse
allí, pronto, se convertiría en su compañero
y entonces la guió hacia el lugar
que conocía, un mundo de jerarquía y
poder.
Y allí ella empezó a morir, como
una flor que se marchita
su corazón comenzó a romperse en el interior, sólo
le podía dar una cosa
Devolverla a su mundo de sentimientos, aquel
en el que podría encontrar de nuevo el deseo de vivir
Y allí a medida que ella revivía
Sintió algo que no había notado antes
Que él tampoco era de aquel mundo,
Un Gadoodleborger, había sido.
Que él caminaba entre dos mundos,
Por fin lo entendía ahora.
Y por éso decidieron hacer su casa
en ninguno de los dos mundos, al límite
del bosque mágico.
* Traducción al castellano de Olga Lalín.
Contraportada de
Hada Esther, nuestro cuento sobre las personas puente.
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