domingo, 13 de septiembre de 2015

de vuelta


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de vuelta


Posted: 11 Sep 2015 07:58 AM PDT
Muchos nos hemos descubierto alguna vez en un claustro emitiendo alabanzas sin mesura sobre tal o cual estudiante. Quizá lo contrario sea más habitual, cierto, pero de vez en cuando nos encontramos con esos alumnos y alumnas perfectos que hacen de nuestro día a día un lugar mejor donde demostrar nuestra gran sapiencia. En base a mi experiencia, como alumno y como profe, aquí van algunas de las principales características del alumno perfecto.

El alumno perfecto saca buenas notas en todas las asignaturas. Antaño se le permitía algún pequeño desliz en educación física. Ya ni eso, hay que estar a tope en todas las disciplinas.

El alumno perfecto levanta la mano siempre antes de hablar. Es capaz, incluso, de mantener el brazo firme y enhiesto durante largos minutos antes de tener el turno de palabra.

El alumno perfecto nunca pelea con el resto de sus compañeros. Al contrario, siempre está dispuesto a echar una mano y a poner paz y mediar en cualquier conflicto que aparezca.

El alumno perfecto es puntual y bien educado. Siempre saluda respetuosamente a sus profesores con una sonrisa de oreja a oreja.

Por supuesto, el alumno perfecto tiene buena letra.

El alumno perfecto, como no podía ser de otra manera, hace exámenes perfectos. Justifica debidamente todas las respuestas y encierra con firmes recuadros los resultados de los problemas de matemáticas.

El alumno perfecto lee a menudo novelas y cómics y, además, no se pierde ni un telediario (unos días TVE y otros La Sexta, hay que contrastar la información).

El alumno perfecto se ducha cada día e irradia una fragancia joven y lozana, incluso después de clase de gimnasia.

El alumno perfecto hace siempre los deberes y corrige las respuestas equivocadas en rojo (aunque está pensando no ser tan duro consigo mismo y pasarse al verde).

El alumno perfecto nunca pide ir al baño, tiene esfínteres a prueba de jornadas intensivas.

El alumno perfecto pasa meticulosamente a limpio los apuntes cada día.

El alumno perfecto nunca estudia únicamente el día antes del examen, imposible. Prepara sus pruebas concienzudamente día a día sin escatimar esfuerzos.

El alumno perfecto sintetiza cada unidad en fantásticos mapas conceptuales que comparte y explica a sus compañeros más rezagados.

A la finalización de cada curso, el alumno perfecto suele tener un pequeño detalle con el profesorado. Y es que nadie como él sabe valorar cuánto esfuerzo y dedicación empleamos los docentes en preparar nuestras magníficas clases.

Y, por último, el alumno perfecto suele tener hermanos o hermanas (normalmente menores) que parecen fruto del adulterio de tan alejados como están de los valores de perfección por él representados.

Seguro que puedes añadir más características del alumno perfecto. ¿Te animas?

Advertencia: post sin demasiada gracia, cierto, pero irónico. Repito, irónico. Encontrarás algunas pseudoreflexiones más sobre profesores, alumnos y viceversa haciendo clic aquí.



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