domingo, 13 de septiembre de 2015

Profesor Atticus



Profesor Atticus


Posted: 11 Sep 2015 04:24 AM PDT

¡Qué verdad es esa de que nunca debe perder uno la fe en la humanidad! Tanto pesimismo, tanta desconfianza... que si los políticos, que si los pedagogós, que si los charlatanes, que si las pseudociencias, que si Bustamante y Melendi, Coelho y Punset... y, sin embargo, siempre podremos contar con mentes lúcidas capaces de cambiar el curso de la historia. Hoy he sido conocedor de dos de estos acontecimientos extraordinarios.

El primero es el hallazgo de vasos linfáticos en el cerebro, algo que podría cambiar la forma en que entendemos la relación entre el sistema nervioso y el sistema inmunitario y también modificar lo que creíamos saber sobre el envejecimiento y sobre enfermedades como el alzheimer. Debemos agradecérselo a un neurólogo llamado Antoine Louveau, neurólogo de la Universidad de Virginia.

La segunda gran revelación debería conmocionar el mundo de la pedagogía en mayor medida, si cabe, que las croquetas pedagógicas de la sin par Mary Happens: la Universidad  Francisco Vitoria ha encontrado, ¡por fin!,  el secreto del éxito académico, que estaba más escondido que los vasos linfáticos en las meninges del ratón del Doctor Louveau. Han sido muchos años de intensa búsqueda de los motivos por los que no llegábamos nunca a alcanzar esa noble aspiración de la educación inclusiva de todos y todas los alumnos y alumnas, ese sueño de que todo el alumnado llegue al mismo punto en su formación sin que nadie quede atrás en una utopía de equidad y magnanimidad hapyyflower y trending toppic, de buenas intenciones y mejores deseos... Atiendan y no busquen más:

Según un estudio realizado entre 2.100 alumnos de toda España con un expediente de 9,2 de media, un 43,3% de los andaluces consultados afirmó (ojo, sin complejos y casi con orgullo) que dedica más de diez horas de estudio cada semana después de clase, sin contar lo que aprenden durante el horario lectivo. Además, el 26,7% aseguró estudiar entre 5 y 10 horas semanales, y el 25,9%, entre 2 y 5.  Sí, damas y caballeros, la clave de los bachilleres más brillantes resulta que no es la Motivación. Tampoco la Empatía, la Orientación Psicopedagógica o el Coaching. La clave es que son más aplicados que el resto y estudian más de diez horas a la semana.

Dicho queda para la posteridad: los alumnos brillantes... se esfuerzan más.

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