Tengo 54 años. Nací en París y vivo en Bolivia. Me casé dos veces y tengo 4 hijos. Licenciada en Antropología. Los niños de hoy tienen talentos innatos excepcionales, y debemos facilitarles las herramientas para que los desarrollen. Siento que vivo conectada a algo superior.
Como antropóloga y según múltiples estudios puedo asegurar que los niños nacidos a partir del año 2000 tienen mayor percepción y sensibilidad en los ámbitos fisiológico, afectivo, emocional, ético, conductual, cognitivo, social, psíquico y espiritual.
¿Cuál ha sido su campo de trabajo?
Sobre todo América Latina, pero me he reunido con especialistas de todo el mundo que corroboran nuestros estudios. Creamos un centro en Ecuador en el que reunimos pediatras, psicólogos, psicopedagogos y antropólogos para concretar esos cambios que observábamos en los niños.
¿Y?
Los psicólogos afirman que los niños de hoy son más precoces y maduros, y los pediatras corroboran que los niños de dos años están haciendo cosas que corresponden a los de cuatro. Las estadísticas que hemos realizado cifran ocho casos atípicos sobre diez.
Eso es mucho.
Sabíamos que la sobreestimulación daría como resultado niños precoces, pero el fenó- meno va más allá: la velocidad de cambio es muy fuerte y rebasa la capacidad educativa.
Cuénteme.
Son autodidactas, con alto desarrollo psicoemocional y, si se lo permitimos, muy autónomos desde muy pequeños. Su inteligencia emocional está supradesarrollada, lo que les proporciona velocidad de entendimiento. Asimilan las cosas como un todo y de inmediato.
¡Superniños!
Funcionan por asociación, basta un elemento visual, táctil, auditivo, cognitivo... para que se desarrolle la memoria o la comprensión. La inteligencia emocional es más importante que el coeficiente intelectual.
¿Y cómo se educa?
¿Cómo aprenden estos niños?
La enseñanza se debe basar en lo visual y en el movimiento más que en lo verbal. Incentivar actividades ligadas a la creatividad, la imaginación, lo artístico. Dejarles que hagan varias tareas a la vez (está en su naturaleza). Proponerles ejercicios que desarrollen la intuición y el pensamiento ráfaga o flash (extremadamente rápidos). Educarlos en la contención, no en los límites. Hay que darles responsabilidad y confianza.
Parece lógico.
Utilizan todas las inteligencias. Las clásicas son la lingüístico-verbal y la lógico-matemá- tica (las que se trabajan más en la escuela), pero hay que contemplar la espacial, la corporal-kinestésica, la intrapersonal, la intuitiva… Ellos utilizan toda esta paleta de inteligencias y lo hacen simultáneamente. Si sólo les transmitimos conocimientos a nivel verbal estamos desperdiciando sus capacidades. ¡Es extraordinario este proceso!
¡…!
Hay antropólogos norteamericanos que están planteando que vamos por el camino de pasar del Homo sapiens al Homo noeticus (el hombre de conciencia).
Convendría.
Hemos observado que los fenómenos paranormales son frecuentes en estos niños: en juegos de clarividencia aciertan alrededor de un 70% sin entrenamiento, saben de antemano quién va a visitarles, contestan antes de que se les formule la pregunta y perciben los sentimientos de los demás.
¿Por qué el cambio en esta generación?
Hay una aceleración tecnológica obvia, aún así no es normal que todos los países estén viviendo una crisis educativa. Una de las teorías apunta a que estamos atravesando los umbrales de una nueva civilización.
¿Y qué significa?
Que nacen niños con perfiles psicoemocionales ya modificados y pautas de aprendizaje diferentes. Requieren de nuevos paradigmas, un nuevo lenguaje, una nueva ética y pedagogía. Y la apertura de mente y corazón en las personas que les acompañan.
¿Qué propone?
Un cambio de mirada hacia la pedagogía que atienda a todos los niveles de desarrollo del ser humano, pero para conseguirlo es necesario que padres y educadores no estén estresados, también hay que ocuparse de su bienestar. A partir de ahí, introducir en los colegios herramientas biointeligentes.
¿En que consisten?
Prácticas pedagógico-terapéuticas de desarrollo integral que trabajen a la vez el cuerpo físico, mental, emocional y espiritual: contacto con la naturaleza, artes marciales, relajación y técnicas de aumento de la capacidad de percepción. Incorporar la música sistemáticamente; equilibrar lo práctico y lo cognitivo. Hay que aplicar los descubrimientos de la psicología a la pedagogía.
¿Y los hallazgos neurológicos?
También. Por ejemplo: los niños deben tener en la clase su botella de agua y beber cuando ellos quieran, no cuando diga la maestra, porque el agua ayuda a las conexiones neuronales. El movimiento ancla los pensamientos: por lo tanto no era ninguna tontería aprender las tablas de multiplicar cantando y moviéndose. Y como hay tanto que no conocemos, debemos confiar más en la inteligencia corporal. No se trata de estudiar más materias, sino con más sentido.
Por IMA SANCHÍS
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