Posted: 05 Dec 2015 01:11 AM PST
Muchos padres de niños con autismo comentan que uno de los momentos más duros de la semana es ir de compras al Carrefour de turno. La abundancia de luces, músicas, ruidos y gente puede ser una sobrecarga difícil de asimilar para un muchacho con autismo y puede generar una «fusión nuclear». El resultado es que a menudo las familias deciden no llevar al hijo con autismo de compras al supermercado o al centro comercial, a no ser que sea absolutamente imprescindible. El resultado es que él, o toda la familia, puede aislarse, perderse una experiencia habitual, reducir por un lado el entrenamiento en una tarea cotidiana y disminuir, por otro, los tiempos y opciones de ocio familiar.
Lucía Murillo, directora adjunta de investigación sobre educación de Autism Speaks, ha propuesto algunas ideas para este problema que son sensatas, sencillas y útiles. Como sucede a menudo en el mundo del autismo hay que prepararse con tiempo, hay que hacer un entrenamiento previo que facilitará las cosas y hará que la siguiente vez sea aún mejor. Y preparar las cosas previamente no es cuando estás metiendo las bolsas en el coche sino que hay que hacerlo con días de antelación y en un entorno tranquilo para él y para ti. Es una inversión de tiempo que puede dar buenos frutos posteriormente.
Veamos algunas ideas:
- Avísale con tiempo. Los niños con autismo se sienten más cómodos con esquemas estables y les ayuda saber «lo que pueden esperar». Un buen calendario con su tabla de horarios le ayuda a saber que esa tarde toca ir de compras, que tenga claro dónde va a ir y lo que va a hacer.
- Haz una visita virtual. Los niños con autismo se sienten cómodos con las imágenes. Puedes mirar la página web de la tienda para ver si hay fotos, qué cosas hay allí, el aspecto de los sitios. Si no lo encuentras puede ser buena idea ir tú antes, sacar unas fotos o un video con tu móvil y luego verlas juntos en casa, en un ambiente de tranquilidad. Hay aplicaciones como Google Street que te pueden permitir ver los sitios externamente de forma virtual.
- Practica, ensaya, construye tolerancia. Cuando pienses que está listo para intentarlo, haced una primera prueba. Lo mejor es que sea una visita corta y compres muy pocas cosas. El objetivo es que él se acostumbre, disminuir su rechazo. Puedes reforzar con una pequeña recompensa, un pequeño premio, unas palabras de estímulo y felicitación, una pequeña actividad que le guste. Según veas que se siente bien, puedes ir aumentando el tiempo que dedicáis a las compras, siempre avisándole con claridad. Si algún día la cosa va peor, no pasa nada, lo importante es no tirar la toalla. El aprendizaje de cualquier cosa necesita constancia, repetición, paciencia y una pizca de buen humor.
- Prepara un plan. Muchos niños y adultos con un TEA se sienten mucho mejor con un esquema claro de lo que les espera. Las ayudas visuales suelen ser muy útiles. Puedes hacer que él incluya en su horario el viaje al supermercado. Puedes incluir justo después del supermercado una de sus actividades favoritas y las dos se incorporan simultáneamente en su agenda. No hace falta complicarse la vida, puede ser algo tan sencillo como jugar un rato con su juguete favorito.
- Id descansados. Las posibilidades de que todo vaya bien son mayores si él está descansado y tú también lo estás. Cuando estamos agotados nuestra tolerancia y nuestra flexibilidad está bajo mínimos. Nos pasa a todos.
- Identifica los «gatillos». Los americanos llaman «triggers» a los elementos desencadenantes, los que hacen que se ponga en marcha un comportamiento, en este caso una rabieta. Nadie conoce mejor que tú a tu hijo. ¿Hay algunas luces, sonidos, lugares, situaciones que hacen que estalle? Para algunos son las luces fluorescentes, para otros los zumbidos como los que tienen los aparatos de aire acondicionado o los motores, para otros, las conversaciones a gritos entre los empleados de una tienda… Identificarlos, aunque no siempre es posible, te permitirá evitarlos.
- Vístele con «armadura». Las rabietas en los supermercados van ligadas a esas agresiones sensoriales de exceso de iluminación, música, etc. Para la luz puedes ponerle unas gafas de sol o una gorra, para los sonidos, puede llevar unos auriculares con su música favorita o unos tapones que simplemente le cubran los oídos. Te toca a ti experimentar si hay cosas que hagan más fácil la experiencia.
- Repasa antes de salir. Puede ser útil que antes de dejar la casa hagas un repaso a lo que va a suceder: Iremos en coche al súper. Aparcaremos en el parking subterráneo. Entraremos en la tienda. Iremos a buscar las cosas que necesitamos. Pagaremos en las cajas. Iremos a por el coche. Volveremos a casa conduciendo. Jugaremos a [juego favorito].
- Ten pactada una señal de alarma. Los niños con autismo varían mucho en su capacidad de comunicación pero es bueno tener un acuerdo de que si se siente superado sepa cómo decírtelo. Para algunos basta que te diga: «necesito parar». En otros casos puede ser un gesto corporal como ponerse las manos en los oídos. Otra opción es una carta, un dibujo que signifique «no puedo más».
- Lleva algún ayudante. A pesar de toda esta planificación, los berrinches suceden, con suerte pocas veces.Puede ser útil llevar un objeto como su juguete favorito o la mantita o una canción que le guste. El objetivo es que se distraiga y se olvide de lo que le tiene agobiado.
Todas estas estrategias tienen el mismo objetivo: proporcionar unas condiciones óptimas a tu hijo cuando le lleves a un lugar donde hay un exceso de estímulos. Con la preparación sugerida incrementas las opciones de que ir de compras, o cualquier otra salida fuera de casa, sea más tolerable para tu hijo y el resto de la familia.
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