UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 12 Feb 2016 09:21 AM PST
uno lo empieza a comprender más tarde -como todos los jóvenes, yo vine a llevarme la vida por delante. Dejar huella quería y marcharme entre aplausos -envejecer, morir, eran tan solo las dimensiones del teatro. Pero ha pasado el tiempo y la verdad desagradable asoma: envejecer, morir, es el único argumento de la obra. Jaime Gil de Biedma (Poemas póstumos, 1968) |
Posted: 12 Feb 2016 03:24 AM PST
Sea lo que sea lo que suceda entre las sábanas, mis sueños son fundamentalmente visuales y en mucha menor medida auditivos. Alguna vez he saboreado algo, he olfateado un aroma y he tenido un vértigo al montar en un barco onírico pero es muy raro. Podemos pensar que es lógico que la mayoría de los sueños sean visuales, y en segundo lugar auditivos, pues son los dos sentidos más importantes para nosotros pero ¿qué pasa cuando alguien pierde la vista?¿Sueñan los ciegos? ¿Cómo son sus sueños? ¿«Ven» cosas? ¿y el que tiene una ceguera congénita y nunca llegó a ver? Los resultados principales fueron que todos los participantes ciegos tenían menos impresiones visuales en sus sueños que los participantes con visión normal. Puede parecer elemental pero es un dato significativo. En los que habían perdido la vista, los años de ceguera eran inversamente proporcionales a la duración, claridad y colorido del componente visual de los sueños. Es decir, cuánto más hacía que habían perdido la vista, menos imágenes en sus sueños. Los ciegos de nacimiento no tenían impresiones visuales y tenían sueños con más componentes auditorios, táctiles, gustatorios y olfatorios que los controles. Sin embargo, los que habían perdido la vista pero no habían nacido ciegos solo tenían más impresiones táctiles en sus sueños. Las personas ciegas y los que veían no se diferenciaban ni en los temas que soñaban ni en el contenido emocional. Ambos grupos registraron un número similar de interacciones sociales y de éxitos y fracasos en sus sueños. Ambos tenían la misma distribución de emociones positivas y negativas y el mismo nivel de excentricidad en sus sueños. Sin embargo, los voluntarios con ceguera congénita señalaban tener más interacciones agresivas y más pesadillas (el 25%) en sus sueños que los otros dos grupos (7% en los de ceguera sobrevenida y 6% en los videntes). Las personas ciegas compensaban la ausencia (ceguera congénita) o la escasez (ceguera sobrevenida) de la información visual con un aumento de otras modalidades sensoriales en sus ensoñaciones. En torno al 18% de los participantes ciegos señalaban que habían saboreado algo en al menos un sueño, una situación que solo recogían los cuestionarios del 7% de los controles. En conclusión, los ciegos sueñan pero la ceguera altera mucho la composición sensorial de los sueños. El hecho de que la ceguera sea congénita o no y de a qué edad se inició marcan importantes diferencias en la complejidad sensorial de esos sueños. Los ciegos de nacimiento no tienen imágenes en sus sueños pero sueñan, al igual que viven, con una enorme riqueza de contenidos y una gran variedad de información sensorial. Para leer más:
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