La imaginación de los niños ha disminuido, al parecer, por el poco juego libre.
Según las investigaciones científicas, existen cinco destrezas necesarias para triunfar en este nuevo siglo. Estas son: comunicación, colaboración, compromiso, creatividad y pensamiento crítico. Los niños deben desarrollar estas destrezas para luego ser adultos exitosos. Vamos a referirnos a la creatividad, ya que es la que más se ha deteriorado por el uso continuo de la tecnología.
Desde 1998 vienen bajando en picada la creatividad y la imaginación de los niños. Parece que tal circunstancia tiene que ver con el poco tiempo que se les dedica al juego libre y al juego no estructurado. Durante el juego libre, los niños dejan volar su imaginación e inventan juegos y actividades únicas y originales, que han sido reemplazados por la tecnología, la protagonista del poco tiempo libre con que cuentan los niños. Casi todos tienen su día programado con clases estructuradas y, si no, viven ocupados conectados a algún aparato tecnológico.
¿Cómo lograr, entonces, recuperar algo tan importante como la creatividad? Primero que todo, es importante abrir espacios en el hogar para que los niños jueguen solos o acompañados con amigos, pero que el juego sea escogido y organizado por ellos. Segundo, crear un ambiente en casa donde se estimule constantemente lo novedoso, lo original y lo diferente. Por ejemplo: hacerles preguntas como ¿cuántas cosas se pueden hacer en un tapete? La misma pregunta se puede hacer con respecto a una cuchara o cualquier otro objeto. Invitarlos a ver el objeto desde otro ángulo es el objetivo que se persigue cuando se hacen estas actividades innovadoras.
También es importante desarrollar con ellos tareas investigativas o proyectos que tengan varias respuestas correctas, no una sola. Muéstreles cómo uno debe fijarse en la pregunta y no solo en la respuesta. ¿Qué hay detrás de la pregunta? ¿Cómo más se puede formular?
Controlar y limitar el tiempo que pasan frente a la TV o con el celular es crucial. En ese tiempo, su imaginación empieza a volar, aunque ellos se puedan quejar de aburrirse. El aburrimiento los lleva, finalmente, a hacer algo distinto.
Otro proyecto que genera mucha curiosidad en los niños es pedirles que busquen objetos cotidianos, algunos que ya nadie use, y que inventen un juego, una actividad, un juguete. Como familia, se debe desarrollar la costumbre de que busquen sinónimos, de leerles las biografías de los grandes inventores, de celebrar los disfraces ingeniosos que sacan en Halloween.
Todo este ambiente va a contribuir a que empiecen a pensar en términos diferentes de los usuales y así, poco a poco, van desarrollando su creatividad.
La idea de tener un diario donde anoten lo nuevo que aprendieron o que vieron también es excelente para el desarrollo de la imaginación. Lo mismo que llevarlos a museos, teatro, ópera, zoológicos y circo y motivarlos a que den sus opiniones y a hacer preguntas que generen una discusión constructiva. Asimismo, aprovechar los momentos de las comidas para lanzar preguntas sobre problemáticas de la vida real y posibles soluciones ingeniosas.
La creatividad se enseña, no se desarrolla sola. Tiene que ser inspirada o modelada y así el niño empieza a generar ideas nuevas y originales. Se produce más dopamina, un neurotransmisor que hace sentir bien a la persona cuando el cerebro experimenta algo nuevo. Esto quiere decir que el crear trae consigo placer y satisfacción. Igualmente, los niños felices son los más creativos. La creatividad que implementan los maestros en los colegios hace el aprendizaje más divertido y más interesante. Lo interesante y lo significativo se recuerda más. Una lección bien creativa y atractiva no se olvida nunca. Las asociaciones llevan a la creatividad. Igualmente, estimular el pensamiento divergente nos vuelve más imaginativos. El interés, la confianza en uno mismo y la curiosidad son elementos que elevan a la creatividad.
¡La competencia con la tecnología es dura, pero se puede! Es cuestión de pensar de manera no tradicional, diferente, novedosa y original para así despertar la curiosidad infantil. Ellos se encargan del resto, siempre y cuando sean estimulados a ver las cosas desde diferentes ángulos. Piénselo. Vale la pena, pues ayuda a la humanidad a progresar, ya que todos sabemos que las invenciones importantes hechas a lo largo de los siglos son todas producto de mentes especialmente creativas.
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