Hace unos días escuchamos por primera vez una nueva denominación de esta generación que ahora tenemos en las escuelas que nos pareció bastante certera, les llamaba niños/as teflón, a los que nada se les pega y todo les resbala.
Una de las singularidades del teflón es su impermeabilidad, algo que también caracteriza a estas criaturas.
Es cierto, no podemos negarlo, hay días que coincidimos con esta denominación.
Bien sabemos cuál es el motivo de que sean de teflón y de su antiadherencia, pero a veces hay que ser muy cabal para no perder el sentido en la escuela. Siempre decimos que este no es un trabajo de grandes esfuerzos físicos pero sí de una gran contención y autocontrol.
Pasado el momento inicial de aplaudir la ocurrencia (lo acuñó el
canadiense Daniel Kemp), hace falta una reflexión sobre el motivo por el que en estos críos nada tiene efecto.
Puede que el actual sistema educativo no sea adecuado a sus intereses e inquietudes –sobre esto ya está casi todo dicho, está asumido, pero no se traduce en cambios-; puede que la dejación de responsabilidades parentales también tenga mucho que ver; puede que toda esta locura de actividades por las que van pasando a lo largo del día también tenga su parte de culpa; puede que los medios de comunicación a los que están expuestos faciliten su anticipación al mundo adulto sin una adecuada vivencia de su infancia, puede… Todas y todos los que nos dedicamos a esto ya sabíamos cómo iba a acabar el cuento, pero tampoco podíamos hacer nada para pararlo porque es un síntoma/signo de los tiempos y de la sociedad en la que vivimos.
Ahora bien, saber de lo que adolecen, nos tiene que dar las pistas para nuestra intervención desde la escuela.
El pasado sábado tuvimos la fortuna de escuchar a Angélica Sátiro en el XXV Encuentro de Filosofía para Niños en Sanxenxo. En una conferencia magistral articulada alrededor de las sinfonías nº 9 de Beethoven, Schubert, Mahler y Dvorak, fue desgranando lo que es pensar, las habilidades de pensamiento –una cartografía del paisaje interior- y el pensar sinfónicamente.
Si la traemos ahora aquí, al hilo de la reflexión sobre los niños teflón es porque es posible que lo que ella expuso sobre las habilidades de pensamiento sea lo que hay desarrollar en la escuela como antídoto a esa desidia infantil. A esto le dedicaremos otra entrada en el blog.
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