UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 05 Jul 2014 03:06 AM PDT
Mesopotamia significa "entre ríos" y hace referencia al territorio situado entre el Tigris y el Éufrates. En la actualidad correspondería a los límites geográficos de Irak, Kuwait, el nordeste de Siria y una zona menor de del sudeste de Turquía y el sudoeste de Irán. La importancia de Mesopotamia es que se considera la cuna de la civilización occidental y fue un territorio fundamental de los imperios sumerio, acadio, babilónico y asirio.
Los asirios, un pueblo semita y guerrero hicieron de Nínive su capital (750-612 a.C) y saquearon Babilonia. El último gran rey asirio fue Asurbanipal (669-629 a.C.) quien construyó una de las grandes bibliotecas de la antigüedad donde recogió todo el saber de su época escrito con signos cuneiforme en tabletas de arcilla. Hemos conseguido descifrar esta escritura esas tabletas son la principal fuente directa para el conocimiento de la ciencia mesopotámica. En el 612 a.C. Nínive fue destruida por los medos y caldeos que restablecieron un breve imperio babilónico (612-539 a.C) que a su vez fue conquistado por el nuevo Imperio Persa creado por Ciro el Grande. Los descendientes de Ciro como Darío y Jerjes gobernaron Mesopotamia y los reinos limítrofes durante dos siglos hasta ser arrollados a su vez por Alejandro Magno el 331 a.C. Entre las creaciones que se atribuyen a las civilizaciones que habitaron Mesopotamia están la escritura, la moneda, la rueda, las primeras nociones de astrología y astronomía, el sistema sexagesimal, los códigos de leyes, el sistema postal, la irrigación de los cultivos, el arado, el bote a vela y un calendario con doce meses. ¡Casi ná! Muchos investigadores modernos consideran que la Medicina se inició simultáneamente en Mesopotamia y en Egipto, aunque los registros y testimonios gráficos mesopotámicos son muchos menos que los de la civilización del Nilo. Además de la relativa escasez de restos arqueológicos el suelo fértil de Mesopotamia es mucho menos favorable para la preservación de los cuerpos e incluso los esqueletos que las secas arenas de Egipto por lo que también tenemos menos evidencias de las enfermedades que sufrían y sus posibles tratamientos. Herodoto cuenta que los mesopotámicos no tenían médicos y colocaban a los heridos y a los enfermos en las plazas y otros lugares públicos para que los caminantes se interesaran por ellos y les ofrecieran sus consejos y ayuda. Sin embargo, las evidencias actuales no encajan con este relato del historiador griego fundamentalmente por dos aspectos: la existencia de libros de medicina babilónicos y la descripción detallada de pagos y castigos a los que trataban a los enfermos tal como se recoge en normas legales como el famoso código de Hammurabi (1792-1750 a.C.) Con respecto a los libros de Medicina, el texto médico más antiguo es un manual terapéutico correspondiente al periodo Ur III (2112-2004 a.C.). Está escrito en sumerio, un lenguaje sin parientes conocidos y que en aquel momento estaba ya en franca decadencia, siendo sustituido por el acadio, una lengua semita con cierto parentesco con el hebreo y el árabe. El más detallado, no obstante, es el llamado Manual de Diagnóstico escrito por el jefe de los académicos Esagil-kin-apli de Borsippa durante el reinado del rey Adad-apal-iddina (1068-1047 a.C.) En el reinado de Marduck-apal-iddina II (en la Biblia se le llama Merodac-Baladán 721-710 a.C.) el manual había crecido a más de 40 tablas y estaba listado en una secuencia estructurada con categorías independientes y más de tres mil entradas. La organización en secciones permitía ir ampliando el manual, que empezaba hablando de los presagios que podían suceder al médico cuando iba camino de la casa del paciente y luego iniciaba la siguiente sección con un recorrido de la cabeza a los pies y los posibles problemas en cada región corporal; la siguiente sección clasificaba las enfermedades en función de los días que pasaba el paciente enfermo y la cuarta sección (tabletas 26-30) estaba prácticamente dedicada en su totalidad a enfermedades neurológicas que parecía ser una especialidad dentro del trabajo del médico. La quinta eran enfermedades pediátricas y de la mujer. Se ha conservado algo más de la mitad de este Manual gracias al interés por el conocimiento de Asurbanipal que lo hizo llevar a su biblioteca, junto con textos farmacéuticos con remedios minerales y vegetales como el famoso Herbario Asirio. Entre los síntomas y síndromes tratados en el Manual de Diagnóstico relacionados con el cerebro están los dolores de cabeza, los problemas sensoriales y motores, el coma, la epilepsia, los traumatismos craneales y espinales, los tumores cerebrales y los abscesos, los ictus, la neurología pediátrica, los trastornos de los ganglios basales, quizá el síndrome de Tourette, la rabia, el tétanos y la malaria cerebral, algo común en las zonas pantanosas de las marismas mesopotámicas, una importante zona de guerra entre Irán e Irak en 1984. No está claro si los mesopotámicos hacían cirugías en la cabeza. Solo en una ciudad, en Lachish, en el actual Israel se han encontrado cráneos con perforaciones y nuevo crecimiento del hueso alrededor de la zona trepanada. Lachish era una ciudad fortificada que fue tomada al menos dos veces por los asirios, con Sennaquerib y con Nabucodonosor, que construyeron una gigantesca rampa para poder atacar las murallas y donde se han encontrado 1.500 cráneos en una cueva y cientos de flechas en la rampa y en la muralla como testimonio de la crudeza de la batalla. Sin embargo, no se sabe si se trataba de una subcultura local que hacía trepanaciones o eran prisioneros procedentes de regiones alejadas donde se haría esa cirugía y no formaría parte de las prácticas habituales en la región. Con respecto a los textos legales, el más famoso, el código de Hammurabi formado por más de 200 leyes especificaba las tarifas que había que pagar por servicios médicos concretos. Curiosamente, los precios no dependían del tipo de tratamiento sino del perfil del paciente. Por ejemplo, la norma establecía que el médico recibiría 10 piezas de plata si curaba a un hombre libre, 5 si era el hijo de un plebeyo y 2 si era un esclavo, algo que sigue existiendo en los boticarios chinos y en los médicos indios, que cobran en función de las posibilidades del paciente para que nadie se quede fuera de los servicios asistenciales por motivos económicos. En una versión mesopotámica de los actuales juicios por mala praxis, el código establecía graves penas para los descuidos y los errores médicos. Una sección señalaba que si médico causaba la muerte o ceguera a una persona noble, sus manos serían cortadas. Era una justicia severa pues, por ejemplo, el castigo para el aborto provocado era el empalamiento. Aquella Mesopotamia, una de las cunas del machismo al parecer, no estaba muy a favor del derecho de las mujeres a decidir. Los preceptos legales especificaban también que algunos días del mes, el médico no debía ejercer pues eran días de malos augurios y se establecían normas éticas como que no había que tratar los casos sin esperanza para no aumentar el sufrimiento y el gasto de las familias. También muestra cierto conocimiento de las enfermedades mentales pues el párrafo 278 del código de Hammurabi indicaba que la venta de un esclavo era nula si el esclavo mostraba, cuando no hubiera pasado mucho tiempo tras su compra, señales de algunas enfermedades una de las cuales, llamada sibtu, parecer ser la epilepsia. Otras leyes castigaban el aborto provocado con el empalamiento. Había instrucciones también para veterinarios, barberos, cirujanos dentales y matronas y al final del texto había una terrible maldición para cualquiera que osara alterar el código. Al mismo tiempo que los egipcios, los babilónicos introdujeron los conceptos de diagnóstico, pronóstico, examen médico y prescripciones. El Manual de Diagnóstico introducía los métodos de terapia (acciones para limitar o revertir el progreso de la enfermedad) y etiología (búsqueda de la causa de la enfermedad) aunque siempre con un fuerte componente espiritual. Los babilonios fueron pioneros en el uso del empirismo, la lógica y la racionalidad en la búsqueda de la salud pero sin embargo, y al igual que los egipcios, creían que los demonios y otros poderes sobrenaturales eran los causantes de las enfermedades y eran capaces de asaltar el cuerpo del enfermo porque los dioses buenos ya no seguían protegiendo al desdichado por culpa de sus pecados. Pero incluso en ausencia de malos comportamientos los espíritus malignos podían causar la enfermedad por tres razones distintas:
Con respecto a los profesionales que trataban a los enfermos parece que había tres tipos: los barû eran adivinos, que «veían» lo que había sucedido, interpretaban los auspicios, establecían diagnósticos y hacían pronósticos; los asû, que atribuían las enfermedades a causas naturales y las trataban con tratamientos materiales como las medicinas hechas con plantas y en ocasiones con cirugías; y los asipu, que eran los más influyentes y que atribuían las enfermedades exclusivamente a causas sobrenaturales, en concreto a los designios de dioses, espíritus y demonios y que usaban exclusivamente tratamientos mágicos o espirituales. Hay que pensar que este mundo sobrenatural, como en todas las culturas teocráticas, formaba parte integral para los mesopotámicos del mundo real y estos profesionales trabajaban conjuntamente. No es tan diferente de nuestro mundo donde los grandes hospitales públicos tienen frecuentemente capillas y sacerdotes. Entre las formas de aplicar las medicinas estaban los vendajes, los enemas, los baños medicinales, los masajes, los supositorios, las pociones, los parches y las fumigaciones. Los sanadores y exorcistas eran muy respetados en la sociedad mesopotámica y pertenecían a las clases nobles. La formación se impartía en escuelas especiales adjuntas a los templos principales y era confidencial, no pudiendo ser compartida con extraños. La mayoría de los dioses tenían algún poder curativo pero Ninib y Gula eran específicamente dioses relacionados con la salud, Ninazu era el patrón de los sanadores y Ea, dios del agua y creador de la Humanidad, era también una divinidad clave en la salud y la enfermedad. Los «médicos» estaban clasificados según su importancia y existía un jefe supremo, el rabi asê. En el imperio asirio, los sanadores tenían que jurar su cargo, como hacían los escribas, los magos, los avistadores de aves y los adivinos. Se les permitía recibir una remuneración de quien pudiera pagarlo, llevaban al parecer una vestimenta especial y una tonsura. La rígida codificación de la medicina mesopotámica fue su peor enemigo: hizo que apenas evolucionara durante siglos o incluso milenios. No había conocimientos de anatomía o fisiología, no se hacían disecciones de cadáveres de personas o de animales, el dolor de muelas era causado —según su cosmología— por un gusano. Las ideas sobre la enfermedad de los babilónicos parece que influyeron a los médicos egipcios pero no hay rastros ya en la medicina griega. Al revés, en la época final de los territorios mesopotámicos, gobernados ya por el imperio persa, los médicos de la realeza eran de origen griego, cuya medicina había ido avanzando de una manera constante gracias a la discusión, la observación y la experimentación. Para leer más:
|
You are subscribed to email updates from UniDiversidad. Observaciones y pensamientos. To stop receiving these emails, you may unsubscribe now. | Email delivery powered by Google |
Google Inc., 20 West Kinzie, Chicago IL USA 60610 |
No hay comentarios:
Publicar un comentario