El uso del color tiene una relación directa en el desarrollo del niño. Estímulos derivados de la presencia de imágenes en color para ayudar a mejorar las habilidades motoras y el razonamiento cognitivo, lenguaje, audición, entre otras funciones.
Aquí os dejamos algunas curiosidades.
A partir de los seis meses, los bebés empiezan a reconocer todos los colores. Los tonos vivos son los que captan más su atención, pero debes compaginarlos con tonalidades más tenues para evitar un exceso de estímulos. Cada momento del día requiere de unas necesidades y según cuales sean, unos colores son más apropiados que otros.
Amarillo: favorece la concentración y el desarrollo intelectual, siempre que no sea una tonalidad demasiado estridente.
Azules y verdes: colores relajantes que incitan al descanso.
Blanco: tonalidad que proporciona bienestar y alegría.
Marrones, grises y negros: colores apagados que pueden inducir a la tristeza.
Naranja: tono luminoso y alegre que invita a la actividad.
Rojo: color de la vida que es sinónimo del movimiento y puede producir excitación.
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