La varicela es una enfermedad de origen vírico que afecta sobre todo a la población infantil. No se trata de una enfermedad grave siempre y cuando no ocurran complicaciones, quedando la persona inmunizada una vez que la ha superado. Aunque los bebés nacen con la inmunidad que les ha conferido la madre en el seno materno, ésta desaparece durante el primer año, por lo que el niño puede contraerla debido al contacto directo a través de lesiones de la piel, gotas de saliva, etc… incubándose durante unos quince días antes de que aparezcan los primeros síntomas. Síntomas Malestar generalizado. Dolor de cabeza. Aumento de la temperatura.
Desgana en el apetito. Erupciones de la piel. Las erupciones A partir de las primeras veintucuatro o treintay seis horas aparecen la erupciones de color rojizo sobre la piel. En un principio aparecen en la boca y garganta para extenderse con rapidez por el tórax, la cara y extremidades, causando dolor e irritación. Las manchas forman una vesícula inflamada al cabo de cinco o seis horas, llena del líquido donde permanecen los virus. Las manchas evolucionan hasta formar pústulas que desaparecen en forma de costras. El proceso puede durar entre una y dos semanas, hasta que la piel vuelve a tener su aspecto habitual. Los adultos sufren la dolencia con mayor intensidad que los niños y también tardan más tiempo en recuperarse por completo. Sus síntomas iniciales pueden ser similares a los de la gripe. Tratamiento No existe un tratamiento específico, pero sí que pueden paliarse sus síntomas a base de analgésicos, antihistamínicos y lociones calmantes para la piel a base de calamina que su médico le indicará.
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