UniDiversidad. El blog de José R. Alonso. |
Posted: 29 May 2015 06:02 AM PDT
atacadas por la mosca blanca y los pulgones. La menta piperita es un híbrido estéril obtenido del cruce de la menta acuática (Mentha aquatica) y la hierbabuena (Mentha spicata). Su nombre en inglés es peppermint y así la conocemos en algunas de sus aplicaciones como bebidas alcohólicas (¡mojito!), chicles, helados, bombones o pasta de dientes. Plinio el Viejo escribió en su Historia Naturalis, que los griegos y romanos consideraban esta planta un símbolo de la hospitalidad, se coronaban con sus hojas, adornaban con ella sus mesas y los cocineros la usaban para aromatizar sus salsas y sus vinos. En herboristería se usa para tratar los dolores de estómago y de pecho, como carminativo y también se emplea en algunos tratamientos sin ningún respaldo científico como la aromaterapia, ya que una de sus características principales es ese olor característico generado por la presencia de una serie de alcoholes y aceites esenciales, en particular el mentol. El aceite de menta también contiene mentona y los llamados mentil-ésteres, en particular el acetato de mentilo. Además contiene otros productos volátiles como el limoneno, la pulegona —un potente insecticida que la planta utiliza para defenderse—, el cariofileno y el pineno, moléculas que contribuyen a esa explosión de olores y sabores que genera la menta. En condiciones normales, cuando hay frío, el canal se abre, entran los iones, se produce una despolarización y esa despolarización se extiende por la membrana de la célula viajando con mucha rapidez por distancias relativamente largas informando al sistema nervioso central de que hace frío hay afuera. Winter is coming! El truco es que el mentol se une al mismo receptor y provoca que el canal se abra, generando los mismos cambios. Por eso, el cerebro «cree» que hace frío allí donde ha llegado el mentol. Si a continuación bebemos agua fría, esas células que ya habían respondido al mentol responden al frescor de la bebida, haciendo que las neuronas termorreceptoras disparen otra vez, por lo que la sensación de frescor se hace aún más poderosa. Algunas pomadas también pueden producir esa sensación de frescor que se basa en esa misma interacción entre algún componente químico y las proteínas receptoras. El sistema es bioquímicamente más complejo porque hay muchos otros tipos de canales que también responden a las bajas temperaturas incluidos, además del TRPM8, el TRPA1, el TRPM3, el TRPV1, canales de cloruro activados por calcio, canales iónicos ORAl1 permeables a calcio, canales de potasio con dominios de dos poros y canales de sodio ligados a voltaje. ¿Por qué tantos para en teoría hacer lo mismo? La ventaja es que como cada uno tiene una respuesta máxima a una temperatura diferente, con lo que vamos a tener un auténtico termómetro en la piel formado por esa multiplicidad de receptores. Además esa diversidad va a hacer que no todos seamos iguales, que haya personas que respondan al frío de una forma más intensa que otros y hay, de hecho, distintos umbrales al dolor generado por el frío. El efecto del mentol sobre los receptores del frío es saciar la sed, facilita la respiración y genera una sensación de alerta. Son aspectos que parecen estar relacionados, las bebidas frías sacian nuestra sed más rápido que las mismas bebidas cuando están a temperatura ambiente —no hay más que pensar en esas deliciosas cervezas frías del verano y pensar en el mismo líquido calentorro— y esa sensación de atención y mente ágil explicaría también porqué echamos mentol a algunos productos comerciales como los cigarrillos, donde el fumador suele apreciar esa sensación de que vuelve su mente más ágil, o los medicamentos contra el catarro, que suelen llevar componentes que nos dejan adormilados y que el mentol puede compensar. Aunque la menta piperita crece con facilidad y rapidez, es tan amplia la gama de productos en los que la usamos que no habría mentas suficientes en el mundo para saciar la demanda de mentol, que se calcula en unas 25.000-30.000 toneladas por año. La solución la dieron los químicos. Desde 1973, el mentol se fabrica utilizando síntesis química y, desde unos años después, lo que se llama catálisis asimétrica. La menta ha sido desde hace siglos uno de los sabores básicos de los caramelos. Uno de los motivos es que es bastante resistente al calor por lo que no se estropea al mezclarlo con el azúcar fundido. Por otro lado, estos caramelos con sabor a menta se conocen en Europa desde hace siglos y es muy probable que llegasen a nosotros a través del mundo árabe, donde la menta forma parte de sus infusiones —el té de los tuareg— y sus platos, la menta suele acompañar frecuentemente a los guisos de cordero. El aceite de menta se usa también en la construcción para comprobar la estanqueidad de las tuberías. Si huele a menta en algún sitio es que las conducciones tienen alguna fuga. Recientemente se ha encontrado un nuevo uso para el aceite de menta: es un magnífico crecepelo. Después de probar con solución salina, aceite de Jojoba, minoxidil y aceite de menta, este último produjo los mejores resultados con mayor grosor de la dermis, mayor número de folículos pilosos y mayor profundidad folicular. Lo único que falta es que el nuevo cabello tenga un suave perfume mentolado y será perfecto. Para leer más:
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