El pasado sábado 16 tuvimos ocasión de escuchar a Catherine L´Ecuyer en A Coruña, con motivo de la celebración de las
Xornadas Infancia, asombro y educación, organizadas por la Fundación Barrié. Ante todo queremos decir que el programa era magnífico, lleno de buena gente, amigos y amigas a quien todos conocemos por su compromiso con la mejora de la educación infantil; en ese sentido la Fundación actúa con mucho criterio y sensibilidad, siendo receptiva a todo lo que se "mueve" en este ámbito. Pero nos centraremos en la exposición de Catherine L´Ecuyer a la autora del bestseller educativo (ya es difícil que esto suceda en el mundo editorial) "Educar en el asombro" y el más reciente "Educar en la realidad" del que también hablamos no hace mucho.
Cuando pensamos en escribir este post dudamos en titularlo "Maestras con piel fina o con piel de elefante", haciendo alusión a una expresión de la autora para referirse a la existencia o no en las aulas de sensibilidad ante la belleza. Acabamos decantándonos por "Enamorados de la irrelevancia" porque esta afirmación nos tocó la fibra, ya que resume a la perfección todo aquello contra lo que llevamos seis cursos rebelándonos en InnovArte: la prevalencia de las chorradas educativas sobre lo verdaderamente importante. Para nosotras fue absolutamente reconfortante leer las reflexiones de L´Ecuyer, porque es como cuando nos encontramos con alguien que piensa de forma muy semejante, aún en contra de toda la opinión imperante. Aquí también nos asalta una duda sobre quienes son las personas que compraron y leyeron sus libros. Con toda probabilidad docentes o familias. Si esto es así, cómo es posible que lean con fruición esta crítica sobre la praxis y las concepciones educativas que nos marcan las tendencias publicitarias y que luego sigan haciendo lo mismo. ¿Será un acto de masoquismo?
En cualquier caso, Catherine puso voz al grito desesperado de muchas personas pidiendo un cambio de enfoque para centrar la atención en lo realmente importante en la infancia, en las vivencias infantiles y en su educación.
Como era de esperar, su imagen, su presencia, su voz y el tono de su exposición, se corresponde plenamente con su discurso: serenidad, ausencia de adornos innecesarios e intervención certera, directa al grano sin perderse en giros, ni en vehemencias gratuitas, ni en fogonazos. Va a donde tiene que ir. Es una magnífica comunicadora, pero no al modo que ahora se estila, sino que expone como si se tratara de una persona que reflexiona y habla consigo misma. El acompañamiento audiovisual es perfectamente concordante con ella, sin alardes tecnológicos, sin colores llamativos, sin exceso de mensajes: una imagen bien elegida y un lema o una pregunta breve que anticipan o complementan su intervención. Magnífica.
Desde luego, fue un auténtico placer poder asistir a su conferencia, que fue siguiendo fielmente los puntos tratados en el libro "Educar en el asombro", así comienza preguntándose qué es el asombro y de las consecuencias de su presencia o ausencia en el hecho educativo. Habla largamente de la mal entendida motivación, de los efectos de la sobreestimulación, del consumismo, del efecto pantalla, de la generación Baby Einstein, del respeto por los ritmos y tiempos, de la reducción de la infancia y de la hipereducación. Nos va llevando de la mano hasta presentarnos la Belleza y del drama de su ausencia en la educación. Hasta que finalmente nos insta a desechar todo lo irrelevante para dejar libre el campo de lo relevante y así poder trabajar con sensibilidad y sentido.
Si tuviésemos que recoger aquí alguna cita de sus libros nos veríamos en un aprieto, ya que todo cuanto dice es digno de copiar, resaltar con negrita y fotocopiarlo ampliado para exponerlo en las salas de profesorado, en las entradas de las escuelas o en las aulas.
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