"Magical Thinking", Bo Bartlett, en Children in Art History
A raíz de la entrada anterior en la que relatábamos la preparación del obsequio para la visita al centro de primaria, fueron muchas las personas que nos escribieron contándonos que en sus centros no estaba contemplada la presentación en primaria ni la acogida de alumnado de las escuelas 0-3. Al tiempo, también nos preguntaban cómo hacerla. Nosotras, únicamente decimos que sólo se puede llevar a cabo con sentido y sensibilidad, de lo contrario es mejor no hacerla. Si esto se entiende como un "protocolo" más, es mejor dejarlo.
Todos hemos vivido las experiencias de ser recibidos en una casa por compromiso o con cariño y afecto. Pues esto es lo mismo. Si recibimos o nos reciben para cumplir con una encomienda y entendemos o lo entienden como una actividad fijada, será una rutina más de las muchas que hay sin sentido.
Entendemos que el paso al centro de primaria es para nuestro alumnado un rito de tránsito de una edad infantil a otra ya de niñez, ellos así lo ven. Saben que es una de las señales del crecimiento. Tienen sentimientos ambivalentes, por un lado se saben cómodos y felices en la escuela infantil pero al tiempo quieren vivir la experiencia de ir al centro de los grandes. Incluso aceptan la pérdida de los "privilegios" de los que gozan aquí en aras de ser mayores.
Por ello, el día que visitemos el centro de primaria hay que entenderlo casi como una ceremonia. La preparación del itinerario, la elaboración de los obsequios para los anfitriones, la realización del camino que nos separa, la recepción y la estancia allí deben ser muy cuidados y por supuesto adaptados a la edad y sentimientos de los pequeños. En el centro receptor no deben proceder como si se tratase de una visita institucional de una embajada; no hace falta mostrar todas las instalaciones y riquezas del centro; no es preciso pasar una mañana entera matando el tiempo, no hace falta proyectar vídeos promocionales. Hace falta sentido y sensibilidad.
Es necesario que los niños y niñas vean que hay una relación de respeto y cercanía entre los docentes de los dos centros ya desde el momento en el que se saludan y se presentan; es preciso que perciban que son esperados, que sientan que allí serán atendidos con cariño. Esto es lo más difícil, porque es de esas cosas que, o salen de dentro de natural o no hay protocolo que lo pueda fingir.
Tratándose de varias unidades, nosotras apostamos por una visita en varios días; ya sabemos que habrá quien apunte el coste del autobús (en caso de ser necesario), el trastorno que ocasiona en los dos centros (que no será tanto), u otro tipo de excusas. Sea como sea, hay que recordar que no es lo mismo una atención para 25 (que ya son muchos), que para 100 (ahí se pierden los detalles). En muchos casos es posible la visita a pie, pisando y tomándole la medida (figurada) a la distancia que nos separa (a veces una calle, otras pasar de un edificio a otro, en otros casos ni siquiera eso). Es una cuestión de voluntad.
Lo habitual es que en el centro receptor haya hermanos (amigos) de los niños/as que se incorporan, tanto de 0-3 como de 3-6. Pues ellos son siempre el mejor comité de bienvenida. Ellos saben qué les gusta mostrar de su centro, ellos saben cómo agradar a los visitantes. Preguntado nuestro alumnado sobre lo que más le gustó de la visita, casi todos coinciden en que fue ver a sus hermanos. Da para pensar; nosotros planificando otras cosas más complicadas y resulta que era así de sencillo.
Un recibimiento cariñoso (del alumnado y del profesorado), una pequeña actividad en un aula o en la biblioteca, compartir el momento del bocadillo de media mañana y unos juegos con el alumnado de primero ya pueden ser suficientes. No hace falta más, la cuestión es que perciban que allí van a estar a gusto. Que, en definitva, es de lo que se trata.
El problema es que cuando se planifican estas actividades, a veces, se piensa más en impresionar al profesorado que en causar buena impresión al alumnado. No confundamos. No mezclemos en esto los conflictos y complejos "históricos" entre los distintos ciclos (0-3, 3-6, EP). No se trata de evidenciar las diferencias mirando casi con desdén lo que hacen los del nivel anterior; es exactamente lo contrario. Recordemos que el objetivo es procurarle bienestar y tranquilidad al alumnado, no que los docentes se sientan superiores, eso tendrán que arreglarlo en otro momento y lugar. Todas y todos somos profesionales que trabajamos por la educación de la infancia, independientemente de la etapa en la que nos ubiquemos.
Los departamentos de orientación, las direcciones y los equipos de ciclo deberían ser los encargados de planificar esta actividad, que lógicamente tiene que ir más allá de la visita, ya que en algún otro momento habrá que sentarse a hablar sobre los niños y las niñas que entran en el centro. No deberíamos reducirlo al mero trámite burocrático del traspaso de informes.
Pero como decíamos al comienzo, todo esto depende del respeto por el trabajo de los que nos precedieron y del compromiso por el bienestar del alumnado.
Sentido y sensibilidad es lo único que se necesita. Nada más, y nada menos.
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